ㅤㅤㅤchapter eight

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LUEGO DE SALIR DE LA TIENDA, la joven de cabello platinado observó como varias personas tenían su vista clavada en un lateral de la zona del campamento mientras murmuraban y señalaban, y al ver que habían marcadas pertenecientes a los cascos de un caballo y que Rhaenyra no se encontraba por el lugar, supuso que ella era la causante del revuelo.

— Rhaenyra acaba de irse ¿no es así? —cuestionó acercándose a Waylan que observaba a Harwin despellejando unas liebres.

Waylan asintió— Traté de seguirla ya que me había pedido que la cuidara si Sir Criston no estaba cerca, pero él apareció y la siguió en otro caballo.

La joven soltó un suspiro, tomando un carcaj repleto de flechas que había en una mesa con varias espadas y arcos, colgándolo sobre su hombro. — Rhaenyra solía hacer eso cuando era pequeña, pero en lugar de salir en su caballo se dirigía hacia la fosa de los dragones para volar en Syrax, y como Syrax no está aquí lo más parecido que tiene para alejarse de la situación es un caballo. —finalizó acercándose a su propio caballo, bajo la mirada de los hermanos Strong. Y con gran agilidad la joven se montó en el mismo, colocándose la caperuza roja que había traído al llegar.

— Princesa, aguarde. —habló Waylan acercándose a otro caballo con la intención de seguirla, sin embargo, se detuvo al ver que Rhaella alzaba su mano.

— No, va a quedarse aquí Sir Waylan. Necesito estar sola y necesito hacer algo que me ayude a calmarme antes de que termine asesinando a alguien, posiblemente a Hightower. —ante esto tanto Waylan como Harwin alzaron sus cejas con sorpresa.

— Se supone que debo protegerla, es peligroso que se vaya sola, no falta demasiado para que comience a anochecer. —explicó el joven Strong con determinación. Harwin a su lado parecía querer intervenir, pero se mantuvo en silencio, observando como las manos de la joven temblaban sujetando las riendas o como sus ojos estaban cristalinos.

— Lo más peligroso que puedo llegar a encontrar ahí afuera son unas cuantas liebres o algún ciervo, no necesito que me protejan, puedo hacerlo sola perfectamente. —y sin decir más, el caballo de Rhaella comenzó a galopar alejándose en la dirección contraria en la que había ido Rhaenyra, sabiendo que la joven estaba segura bajo el cuidado de Sir Criston Cole.

Rhaella podía sentir el viento impactando con fuerza contra su rostro gracias a la velocidad con la que cabalgaba, sus labios delicados apretados en una delgada línea mientras sus manos agarraban con fuerza las riendas, al punto de que sus nudillos se habían tornados blanquecinos. Llevaba ya un buen tiempo cabalgando, cuando un gemido ahogado escapó de sus labios finalmente cuando lágrimas amargas comenzaron a descender por sus mejillas, rosadas producto del frío al igual que su nariz, y su agarre aflojándose indicándole al animal que podía disminuir la velocidad en su andar. Hasta que finalmente el caballo se detuvo por completo y Rhaella descendió del mismo, tropezando al tocar la tierra con su pie, lo que provocó que trastabillara y terminara cayendo al suelo, tratando en vano de amortiguar la caída con sus manos. El impacto robándole el aire por algunos segundos mientras una sensación de dolor se expandía por el lateral de su cuerpo.

Fue entonces que recostada en el suelo la joven soltó otro gemido ahogado, dando golpes a la tierra con sus manos, sin importarle el barro que había alrededor y que sus vestimentas estuvieran ahora completamente cubiertas del mismo. Su cabello cayó sobre su rostro, la trenza que antes tenía quedando completamente arruinada, con restos de hojas y tierra en el mismo. No sabía durante cuánto tiempo se había quedado en esa posición, simplemente llorando y repitiendo toda la conversación con Viserys en su cabeza, pero al parecer había sido el suficiente como para que comenzara a caer la noche y el sol estuviera en sus últimos momentos para finalmente darle paso a la luna y las estrellas.

DON'T BLAME ME | harwin strong - hotd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora