ㅤㅤㅤchapter one

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Cuando el primer siglo de la dinastía Targaryen llegaba a su fin, la salud del viejo rey, Jaehaerys, menguaba. En aquellos días, la Casa Targaryen se erguía en la plenitud de su fuerza con 11 dragones adultos bajo su yugo. Ningún poder en el mundo podía oponer resistencia.

El rey Jaehaerys había reinado cerca de 60 años, en paz y prosperidad. Pero la tragedia había cobrado la vida de sus hijos, dejando la sucesión en deuda. Así que, en el año 101, el viejo rey convocó a su Gran Consejo para elegir a su heredero entre los 3 principales posibles sucesores: La princesa Rhaenys Targaryen, la descendiente de mayor edad del rey; el príncipe Maelys Targaryen, el mayor de los descendientes del rey de mayor edad; y el príncipe Viserys Targaryen, hermano de Maelys y el más joven entre los tres posibles sucesores.

Finalmente, luego de agotadores días de reunión y debate, se declaró que el príncipe Maelys Targaryen sería nombrado príncipe de Dragonstone. Pero para la sorpresa de todos, Maelys dio un paso al frente y comunicó ante todos los asistentes su decisión de no querer ser el sucesor, proponiendo que la futura reina debería ser la princesa Rhaenys, después de todo era su derecho por ser la mayor de los 3.

Y la princesa Rhaenys en verdad apreció el apoyo de su primo, pero minutos más tarde, cuando Jaehaerys anunció que Viserys Targaryen sería el sustituto de Maelys, quedó en claro que una mujer no heredaría el trono de hierro.

Jaehaerys convocó a un Gran Consejo para evitar que se liberara una guerra por su sucesión. Porque él sabía la dura verdad. Lo único que podría derrumbar a la Casa del Dragón era la casa misma.


172 años antes del nacimiento de la princesa Daenerys Targaryen.



UNA MELODÍA SUAVE PODÍA OÍRSE EN LOS JARDINES DE LA FORTALEZA ROJA acompañada de una voz dulce y aterciopelada, para sorpresa de nadie, y es que todos en el castillo sabían que la princesa Rhaella Targaryen adoraba pasar su tiempo libre en los jardines, rodeada de flores tan preciosas que hacían juego con su belleza, flores que su madre se había encargado de cuidar años atrás y que luego de su muerte habían pasado a ser sus protegidas, puesto que eran una de las pocas cosas que Rhaella tenía para recordar a su madre.

— Princesa, se solicita su presencia en la sala del trono. —la joven de cabello platinado alzó su mirada de las magnolias para observar a su guardia personal acercarse a paso firme hasta colocarse frente a ella.

Con delicadeza, la joven se puso de pie, acercándose al guardia mientras limpiaba sus manos con un paño húmedo que su dama de compañía acababa de entregarle.

— ¿Ha ocurrido algo Sir Nicholas?

El caballero simplemente negó con su cabeza— Lo lamento princesa, no tengo información sobre lo que ocurre, sólo que la princesa Rhaenyra solicitó que se presentara en la sala del trono.

La joven de ojos lila ladeó su cabeza con una expresión confundida, y el guardia no pudo evitar sonreir sintiendo que Rhaella lucía como un pequeño cachorro confundido— Si me lo permite princesa...

— Por favor Sir Nicholas, me ha cuidado desde que era una niña, ambos sabemos que ya no debe pedir permiso para poder hablar conmigo, es básicamente un miembro de mi familia. -aclaró la joven dedicándole una sonrisa dulce.

Sir Nicholas suspiró asintiendo con diversión— La princesa Rhaenyra no parecía preocupada, todo lo contrario, parecía bastante alegre, por lo que no creo que deba esperar malas noticias princesa.

DON'T BLAME ME | harwin strong - hotd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora