ㅤㅤㅤchapter twenty eight

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NO SOLO RHAELLA Y SU FAMILIA HABÍAN REGRESADO A DRAGONSTONE, Maelys, Daemon y la familia de Rhaenyra junto con la princesa, también habían tomado la decisión de regresar luego de lo ocurrido. Alrededor de unos tres días habían transcurrido y la situación entre las dos mujeres Targaryen estaba bastante tensa, y es que desde que Rhaenyra había regresado, ni ella ni Rhaella habían vuelto a hablar con la otra.

Rhaenyra por temor a la reacción de Rhaella, por temor a que su prima ya no quisiera volver a dirigirle la palabra; y Rhaella por temor a terminar explotando con Rhaenyra cuando sabía que la futura reina no lo merecía.

El desayuno, la mañana siguiente a haber regresado, al igual que el resto de las comidas en familia, había transcurrido con normalidad a excepción de que las dos princesas no habían siquiera hablado entre ellas. Los más jóvenes habían hablado y reído durante el mismo gracias a anécdotas que Maelys y Daemon relataban, mientras Harwin y Waylan observaban a sus esposas con cautela y preocupación. Y es que lo normal era ver a ambas jóvenes hablando, riendo y dando vueltas por todo el castillo de Dragonstone, siempre que estaban juntas el silencio era algo que menguaba y en esos instantes el silencio era precisamente lo que reinaba entre ambas.

— ¿No crees que estás siendo demasiado dura con ella? —la voz de Harwin llegó a sus oídos, por lo que Rhaella alzó su mirada del libro que tenía entre sus manos para observar a su esposo ingresando en la habitación que ambos compartían. El joven de ojos azules se encaminó hacia la cama, donde su esposa estaba recostada, sentándose en el borde de la misma, justo a un lado de sus piernas. Rhaella cerró el libro con cuidado para evitar que alguna página se doblara, tomando la mano que Harwin le tendía, jugueteando con la misma— ¿Sigues enojada?

— No estoy enojada, Harwin. —al ver la mirada que su esposo le dirigía, la princesa mordió su labio inferior nerviosamente— Al menos no con ella, es conmigo con quien estoy enojada principalmente, y no quiero hablar con Rhaenyra porque no merece que descargue toda mi rabia con ella, no tiene la culpa. —Harwin simplemente la observó, soltando un ruido con sus labios, indicándole que continuara— Estoy molesta porque fui débil, fui una tonta al permitirme perder el control de esa forma frente a lo que ocurrió, no es la primera vez que Alicent suelta comentarios como esos y sé que no debí reaccionar de esa forma, mucho menos delante de los niños, no deberían pasar por situaciones como esas, no deberían verme a mi perdiendo el control de esa forma. De no ser por Daemon, me habría lanzado sobre Alicent sin dudarlo, y lo peor es que él tenía razón, si lo hacía luego me arrepentiría.

— No eres débil, Rhaella, no eres débil ni tonta. —Harwin alzó su mano libre para colocarla en la mejilla de la joven de ojos lila, trazando caricias con su pulgar delicadamente— Eres la mujer más fuerte e inteligente que conozco, y perder el control de tanto en tanto no invalida todo lo que eres. Quizás atacar a Alicent no era lo mejor en ese momento, no si tenemos en cuenta el por qué se estaba realizando la cena, la situación en la que todos estábamos, pero no voy a negarte que de estar en tu posición también lo habría hecho, ¿crees que no quise destrozar a Alderion por atacar a Jacaerys y a nuestro hijo? ¿A Aegon por atacar a Lucerys? Me alegra que Daisy haya actuado de la forma en que lo hizo, porque si era yo quien se encargaba de ello probablemente ahora mismo estaría en las mazmorras de la fortaleza roja, pero no creo que sea divertido para ustedes tener que ir a visitarme a ese lugar, no creo que nuestros hijos disfruten de la compañía de las ratas. —Rhaella sonrió— No debes culparte por ello, ¿está bien? Hiciste lo que sentías, actuaste de la forma en la que creías era la mejor para proteger y cuidar a nuestros hijos y siempre voy a agradecerte por ello, por tratar de proteger a nuestra familia de todo y de todos, independientemente de quien sea el que la amenaza. —Rhaella asintió, sonriendo con dulzura cuando Harwin la atrajo hacia su pecho, depositando un beso en su cabello, deleitándose con el aroma floral que envolvía a su esposa y que tanto le gustaba.

DON'T BLAME ME | harwin strong - hotd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora