La noche es oscura y tormentosa, los rayos resuenan con fuerza alrededor del castillo. Las pálidas manos de aquella mujer se aferran con fuerza a las del rey Viserys. Sus gritos se escuchan por los pasillos, dejando en claro lo difícil que estaba siendo el parto.
Fueron unas cuantas horas, para que al fin, una niña de cabellos plateados y ojos violeta oscuro naciera.
Fue al instante que la tormenta terminó, Alicent hightower salió de la habitación con la bebé en brazos: Hydra, era su nombre. A pesar de todo su esfuerzo, la reina no mostró ni una pizca de cansancio, lo cual solo confirmaba su valentía y dignidad, ambas cosas que casi siempre estaban en duda. Los señores del reino susurraba entre ellos mientras observaban la escena, pero ninguno de sus comentarios pudo borrar la amplia sonrisa en rostro de la pelirroja.
Al contrario de Viserys, que parecía no compartir la misma felicidad que su joven esposa. El anciano cerró las puertas de sus aposentos con tanta fuerza que hizo callar a los murmullos, no dio ni una sola sonrisa. No cabia duda, el rey no tenía ningún sentimiento de felicidad en su cuerpo. Quizás era porque esperaba tener otro varón, tener otra princesa era decepcionante. O quizás, era porque aquella niña era el vivo calco de alguien que estaba lejos de él.
Como sea, nadie se atrevió a entrar a la habitación de la reina por días enteros, fue orden directa de Otto hightower, y cumplida por la supervision de Ser Criston cole. Muchas personas tenían curiosidad de saber que sucedía, y si hubiera sido posible saberlo, tendríamos la respuesta a una de las preguntas mas ansiadas del reino.
Los rumores de aquel nacimiento se extendieron por muchos meses. Y cuando finalmente la historia nos dio la verdad, esta fue aclamada con felicidad.
[....]
El sol apenas se asomaba entre las nubes, los pasillos del castillo estaban desiertos, no había muchas personas despiertas a esa hora. Solo unos cuantos sirvientes, y señores importantes.
La paz, o el aburrimiento de aquel día fue interrumpido cuando de repente, los gritos de la pequeña hija del rey se escucharon en la sala del trono. Las puertas fueron abiertas con fuerza, la peliplata aun conservaba su ropa de dormir, y su cabello liso, hecho un completo desastre.
—¡Madre, madre, madre! — Gritó acercándose a la nombrada. Sus manos detrás de su espalda, guardando el regalo que mas había esperado de parte de los dioses.
Alicent dejo caer la copa al escucharla llamar tan desesperada, sin dudarlo se puso de pie, olvidando a su hijo mayor, Aegon.
— ¿Que tienes, Hydra?, dime, mi amor. ¿Que sucede? — Cuestionó, con la preocupación en cada uno de sus palabras. A los pocos segundos, se alejó con impresión; En la mano de su pequeña hija yacía un dragón, recién nacido.
Era emocionante, la Targaryen solo tenía cinco años, y su huevo ya había eclosionado. Era claro, la sangre de la vieja valyria corría por sus venas.
Una Targaryen pura.
De todas formas, Alicent tenía un enorme pánico a esas bestias. Las aborrecía por completo. Pero, estaba casada con un Targaryen, que ironía. Así que, mientras la menor llena de felicidad le acercaba el diminuto animal, la reina entre quejidos pedía al maestre que se lo llevaran.
Hydra era algo...adulta para su edad. Y muy complicada, sabía lo que quería y cuando lo quería, exigía mas cosas de las que merecía, sin importarle nada.
Viserys solía decir que se parecía mucho a su tío Daemon.
Y era cierto, lastimosamente.
— ¡No, es mío, nadie va a llevárselo, madre! — Exclamó abrazando a la criatura contra su pecho. — es mi dragón, tengo uno. — Susurró, sonriendo aun mas, si era posible. — Y solo tengo cinco años, madre. —
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𝐂𝐎𝐋𝐃 𝐇𝐄𝐋𝐋 , 𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍 [𝑬𝑵 𝑬𝑫𝑰𝑪𝑰Ó𝑵]
FanfictionEn un mundo donde la sed de poder es grande, Hydra, una feroz descendiente de los legendarios Targaryen, anhela el trono y la corona a cualquier costo. Dispuesta a traicionar a quienes le rodean y empuñar su espada sin piedad. Sin embargo, su encuen...