Con delicadeza se dejó caer sobre la suave cama, cruzando las manos sobre sus piernas. Estaba abrumada por la cantidad de información que había recibido. Se sentía algo estúpida por no haber visto antes las señales que estuvieron siempre frente a sus ojos, o que simplemente no les había dado importancia. Ahora todo tenía mucho sentido.
Rhaenyra había estado al borde del exilio, supuestamente, por el simple hecho de hacerla conocer a Daemon. Su madre, Alient odiaba completamente que se acercara a su hermana y a sus hijos. No importaba cuánto se esforzara, nunca era suficiente para Otto. Las pocas veces que corría con Viserys, el hombre hacía todo lo posible para justificarla y arreglar sus problemas, sin importar qué tan lejos ella fuera. Ademas, Harwin, por su parte, la quería como si fuera otro de sus hijos.
Dioses, ¡qué ciega había sido! Todo encajaba perfectamente, todo estaba ahí, siempre estuvo allí y no pudo verlo.
Sonrió fugazmente al recordar los días en los que lloraba por no poder ser tan delicada y femenina como Helaena, tan estúpida como una pequeña doncella, tan incómoda en un vestido apretado. No había nada de malo, simplemente era algo que estaba predeterminado. Era hija de Daemon, solo era una maldita copia de él. Por supuesto que necesitaba portar una espada, alzar la voz y discutir con cada persona.
La idea de ser una guerrera, como Visenya, era algo que siempre la había atraído, pero jamás entendió de donde venía esa obsesión, ahora lo sabía.
Rhaenyra era su madre, no podía haberlo visto para ser sincera.
— Tal vez sería mejor que la dejara unos minutos sola, príncipe Aemond. —
Escuchó la suave voz de Harwin, parpadeó en varias ocasiones, saliendo de sus pensamientos.- Nadie se la llevará de aquí, se lo juro. - Murmuró el hombre abriendo las puertas para su hermano.
Hydra se quedó sola en la habitación, tratando de procesar toda la información que acababa de recibir. Alicent, su madre, había estado en su vida todo el tiempo, pero ella no se lo dijo, Se sentía traicionada y confundida. ¿Cómo podría su madre haberle ocultado la verdad durante tanto tiempo?
Observó la habitación, recordando los momentos que había pasado allí con su caballero, su confidente. ¿Cómo pudo Harwin haber sabido todo el tiempo y no decírselo? ¿Era su cómplice? Tantas preguntas rondaban en su cabeza que apenas podía mantenerse quieta.
Finalmente, escuchó un golpe suave en la puerta y vio al caballero entrar con una bandeja de comida. Él le sonrió gentilmente y la ayudó a sentarse en la cama mientras le servía un plato de frutas frescas y un poco de pan recién horneado.
— Lo sabías. - Acusó, con los ojos entre cerrados. Frunció el ceño, divirtiéndose con la expresión de culpa en el rostro del mayor. - Nunca me lo dijiste, ni siquiera indirectamente. - Reclamó, poniéndose de pie. - Eres el primer hombre que vi como padre, y me mentiste toda mi vida. - Sus ojos violetas se empañaron con falsas lágrimas.
Harwin se quedó en silencio, dejando que su protegida se desahogara. Sabía que había cometido un error al no decirle la verdad, pero lo había hecho por su propia protección. Ahora, debía asumir las consecuencias de sus acciones.
Sabía que era un doloroso golpe para ella descubrir que su padre no era quien creía, y que había sido engañada por su propia familia.
— No llores, mi niña. - Dijo Harwin con dulzura, acariciando suavemente su cabello rubio. - Sé que esto es difícil para ti, pero tienes que entender que no podía hacer nada al respecto. - Añadió, tratando de explicarse. — Sé que es difícil de entender, pero había razones por las que no pude decirte la verdad antes. - Continuó explicando, buscando consolarla. - Tu madre, Rhaenyra, siempre me confió su mayor secreto y yo juré guardar silencio. Era mi deber, y lo he cumplido hasta el final. —

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𝐂𝐎𝐋𝐃 𝐇𝐄𝐋𝐋 , 𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍 [𝑬𝑵 𝑬𝑫𝑰𝑪𝑰Ó𝑵]
Fiksi PenggemarEn un mundo donde la sed de poder es grande, Hydra, una feroz descendiente de los legendarios Targaryen, anhela el trono y la corona a cualquier costo. Dispuesta a traicionar a quienes le rodean y empuñar su espada sin piedad. Sin embargo, su encuen...