¿Lord Stark?

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Hydra descendió lentamente de su dragón, mientras los ojos atentos de los norteños seguían cada uno de sus movimientos. El aire era frío y húmedo, impregnado del inconfundible aroma de la tierra y la madera mojada que definían el clima de Winterfell. El viento revolvía su melena plateada, haciéndola ondear como una bandera mientras sus botas hacían crujir la nieve bajo sus pies.

Un hombre joven, de apariencia robusta y porte imponente, se adelantó entre la multitud para recibirla. Su cabello castaño estaba cuidadosamente trenzado, y su capa, hecha de piel, llevaba el símbolo de la cabeza de un lobo bordado, un emblema que se repetía en todo el castillo. Sus ojos grises la observaban con un brillo de interés, y cuando habló, su voz grave resonó con respeto.

—Princesa —la saludó, inclinando ligeramente la cabeza.

Ella asintió, tratando de mantener la compostura. Pronunció el nombre "Lord Stark" con cierta dificultad, todavía adaptándose a la formalidad de un lugar tan distante de la calidez de King's Landing. Pero su mirada se detuvo en el rostro del joven, que resultaba sorprendentemente atractivo. Él sonrió de lado, con un gesto que parecía más propio de algun animal que de un hombre, y no pudo evitar relamerse los labios. Apenas había dado unos pasos hacia él, y ya lo tenía demasiado cerca.

El joven tomó su mano con una delicadeza que la sorprendió, y la besó suavemente sin apartar sus ojos de los de ella.

—Es un placer finalmente conocerla, princesa —murmuró, mientras con gesto protector colocaba sobre sus hombros una capa para resguardarla del frío.

Por dentro, sentía su corazón acelerarse, casi como si fuera una doncella inexperta. Una emoción que no estaba acostumbrada a sentir, y que Cregan Stark parecía percibir con una facilidad desconcertante. La cercanía con el norteño la ponía nerviosa, temía delatarse, mostrar cuán fascinada estaba por él. Afortunadamente, Lyanna interrumpió el momento, gritando el nombre de su hermano y abrazándolo con entusiasmo.

La Targaryen aprovechó la distracción para alejarse de la escena, aunque sus ojos continuaban siguiendo cada movimiento del Stark, quien, a su vez, no apartaba la mirada de ella. Esa atención constante la hacía sentirse expuesta, vulnerable, emociones que no estaba acostumbrada a manejar.

"Maldito idiota" pensó para sí misma mientras se distanciaba de ambos. Vermithor se agitó inquieto, reflejando su propia incomodidad. Su jinete le ordenó que se retirara, aunque no pudo evitar sentir una inquietud en su interior al ver a su dragón desaparecer entre las nubes grises del norte.

—Hydra, él es Cregan, mi hermano —presentó Lyanna con evidente emoción, pero fue ignorada por su amiga.

—Un placer conocerlo —murmuró sin mirar al joven, más interesada en cambiar de tema—. Winterfell es muy hermoso —añadió con sinceridad, aunque sus pensamientos aún estaban ocupados.

—Y aún no has visto todo —respondió Cregan, ofreciéndole su mano. La Targaryen aceptó después de unos segundos de vacilación, permitiendo que él la guiara. Mientras caminaban, sentía la intensa mirada sobre ella, lo que la hacía sentirse aún más incómoda. No estaba acostumbrada a recibir ese tipo de atención de un hombre, excepto tal vez de Aegon, pero eso había sido hace mucho tiempo y era diferente.

Un incómodo silencio los envolvió mientras avanzaban por los fríos pasillos de Winterfell. La incomodidad de Hydra crecía con cada paso. No era habitual que alguien, especialmente un hombre, se atreviera a tratarla con tanta cercanía. Era una guerrera, una Targaryen, y siempre había sido vista más como una figura poderosa que como una mujer.

—Así que eres la primogénita de Rhaenyra y Daemon Targaryen —comentó Cregan con una voz suave, como si estuviera probando las aguas de una conversación que podría volverse peligrosa.— Engañaste a mucha gente —agregó con una leve sonrisa, consciente del impacto de sus palabras.

𝐂𝐎𝐋𝐃 𝐇𝐄𝐋𝐋 , 𝐇𝐎𝐔𝐒𝐄 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍 [𝑬𝑵 𝑬𝑫𝑰𝑪𝑰Ó𝑵]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora