Parte 36: nueva normalidad

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voz seductora, coqueta, placentera o gemido: ~hola~
mensajes escrito: aaaaa
Susurro o murmuro: aaa
salto de tiempo y ubicación: [aaaa]
Aclaraciones/mensajes: {aaaa}

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[...]

Ochaco se encontraba en la sala de estar de su hogar, con Eri sentada a su lado en el sofá. La luz tenue de la lámpara proyectaba sombras suaves en la habitación, creando un ambiente cálido y acogedor. Ochaco, ahora una heroína profesional de 20 años y madre adoptiva de Eri, miraba a la pequeña con ternura mientras jugueteaba con un mechón de cabello de Eri.

Eri, de 9 años, miraba fijamente el suelo, pareciendo preocupada por algo. Ochaco notó la expresión en el rostro de la niña y decidió romper el silencio.

Ochaco: ¿Eri? Pareces pensativa. ¿Pasa algo, cariño? -preguntó con suavidad-.

Eri: -levantó la mirada y la fijó en los ojos de Ochaco con seriedad- mama, ¿crees que Deku volverá alguna vez? -preguntó con voz temblorosa-.

El corazón de Ochaco se apretó al escuchar el nombre de Izuku. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que supieron algo de él después de aquella guerra contra los villanos. Aunque las cosas se habían estabilizado un poco desde entonces, la ausencia de Izuku aún pesaba en sus corazones.

Ochaco: -rodeó con ternura los hombros de Eri y le ofreció una sonrisa tranquilizadora- Eri, sé que Izuku es fuerte. Siempre ha luchado por lo que es correcto, y estoy segura de que está haciendo todo lo posible para regresar a nosotros.

Eri asintió lentamente, pero aún se veía preocupada. Fue entonces cuando Ochaco recordó una promesa que habían hecho durante aquellos tiempos oscuros.

Ochaco: Recuerdo, Eri, que tú y yo hicimos una promesa cuando las cosas se volvieron difíciles -dijo con una voz suave pero firme-.

Eri alzó la mirada, buscando los ojos de Ochaco con curiosidad.

Ochaco: Prometimos que, pase lo que pase, siempre nos cuidaremos mutuamente. Que no importa cuánto tiempo pase, estaremos ahí la una para la otra -recordó Ochaco, apretando suavemente la mano de Eri-.

Eri asintió, sintiendo el consuelo en las palabras de Ochaco. Ambas se abrazaron con fuerza, renovando aquella promesa que compartían. Aunque la incertidumbre sobre el paradero de Izuku aún las afectaba, sabían que debían seguir adelante y apoyarse mutuamente como familia.

Con el tiempo, la casa de Ochaco se llenó de amor y risas, pero nunca olvidaron la promesa que hicieron en esos tiempos difíciles. Mientras miraban hacia el futuro, mantenían viva la esperanza de que algún día, Izuku regresaría a casa.

[...]

Ochaco estaba sentada en uno de los escritorios del aula 1-A, con la mirada perdida en algún punto distante. Sus pensamientos la habían transportado de nuevo a aquellos días oscuros de la guerra contra los villanos cuando Izuku desapareció. Un suspiro escapó de sus labios mientras se perdía en la memoria de esa época. De repente, una voz conocida la sacó de su ensimismamiento.

Izuku: Ochaco, ¿estás bien? -preguntó Izuku, con una mezcla de preocupación y cariño en su voz-.

Ochaco parpadeó varias veces, volviendo a la realidad. La visión de Izuku sosteniendo a Eri en sus brazos la hizo sonreír automáticamente. La niña se aferraba a él con confianza, mientras él la sostenía con ternura.

corrigiendo las cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora