La primera ayuda

421 31 2
                                    


Al día siguiente fui al salón del club al terminar las clases del colegio. Yukinon estaba igual a como la vi el día anterior: sola, sentada y leyendo.

-Buenas tardes- dije al entrar -por favor no intentes de nuevo hacerme hablar sobre mi.

-Sé que no quieres hablar de ti, así que no lo haré.-

-Gracias.-

-En lugar de eso te preguntaré: ¿por qué crees que se fundó este club de servicio voluntario?-

-Hacer trabajos para los demás, supongo.-

-El club va más allá de eso. No hacemos cosas para otros, le ayudamos a que puedan solucionar sus problemas. No se le da pescado a un hombre hambriento, se le enseña a pescar.-

-Algunos no estamos capacitados para eso. También hay gente a la que no se le puede ayudar. Gente que te puede traicionar- recordé a Harry mientras decía eso. Mi mejor amigo me enseñó por las malas lo que pasa cuando quiero ayudar.

-La gente no es perfecta, algunos son débiles e intentan sabotear. Si eres bueno en algo te será difícil vivir. ¿Por qué crees que es eso?-

Se me vinieron recuerdos a la mente. Flash Thompson y otros bullys de la escuela haciendo mi vida imposible. Se enfocaban más en hacerme sufrir luego de que el profesor de ciencias dijera que tenía las mejores notas.

-Supongo que el mundo es así- le respondí.

-Creo que el mundo y su gente pueden ser diferentes. No tienen que ser perfectos, pero las cosas no pueden quedarse como están. Quiero cambiar el mundo.-

Esa última frase me dejó pensando. Fuera de contexto podrían ser las palabras de un supervillano. Solo que Yukinon no pensaba destruir la cuidad o a mi para lograr su objetivo. Ella quería hacer la diferencia. Recordé las primeras veces que detuve robos o ataques, en ese entonces se sentía bien el pensar que cambiaba la cuidad para bien.

En ese momento logré entender lo que ella sentía por primera vez.

-¿Entonces es por eso que estás en este club?- le pregunté.

Ella asintió con la cabeza.

-¿Tú alguna vez has ayudado a alguien?- me preguntó ella.

Me quedé callado. De mis labios no saldría ninguna mención a Spiderman jamás.

-Ya tendrás tu primera ayuda en este club algún día-  dijo ella ante mi silencio.

Luego de eso no volvimos a hablar por el resto del tiempo que estuvimos en el salón, pero al menos el silencio no fue incómodo. Esperamos a que alguien venga a solicitar ayuda, pero nunca llegó nadie. La hora de salida sí llegó. Luego de que Yukinon cerrará con llave la puerta del salón nos dirigimos hacia la salida en silencio. En otros tiempos hubiera hecho algún comentario ingenioso para hacer la caminata más placentera, pero mi sentido del humor ya no estaba activo.

Fue entonces cuando escuchamos un sonido metálico cayendo no muy lejos de nosotros.

¿Qué fue ese ruido?- exclamé.

-Parece que algo se cayó en la cocina. Pero se supone que no hay nadie allí a esta hora.-

-Será mejor que vayamos a ver- dije.

La verdad no sé por qué quise ir a ver. Tal vez sea el poder de la costumbre de ir hacia todo lo que parezca sospechoso.

Trotamos un rato hasta que cruzamos las puertas de la cocina. En medio de todas mesas estaba una chica de pelo naranja de cuclillas levantando una olla que se había caído al piso. En cuanto nos vio se puso de pie de inmediato, estaba bastante nerviosa, como un niño al que sorprenden en alguna travesura.

The Amazing Oregairu (Spiderman x Oregairu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora