El silencio (1)

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A las siete, Marco se despierta por la alarma que suena. 

Me muevo en la cama, no he logrado pegar ojo desde la conversación con Mario, y él tampoco lo ha hecho, ha seguido entretenido con su teléfono desde que le he dejado en su cuarto, no ha girado su cabeza hacia mi ni una sola vez, ni se ha molestado en levantarse a cerrar la puerta. 

—¿Te encuentras mejor? —Me cuestiona cuando ve que estoy despierta. Se levanta mientras se estira cansado. 

—Sí, gracias por todo, y siento lo que pasó. —Me disculpo. 

—Sin problema. —Murmura antes de encerrarse en su baño, y salir vestido con un traje gris elegante que le queda como un guante. —Me voy a trabajar, puedes desayunar abajo, ya sabes donde está la cocina. —Me comenta dedicándome una sonrisa. —Y no le hagas mucho caso a mi hermano, no le gusta la gente nueva, es muy desconfiado, pero es buena gente. —Me dice todavía con una sonrisa. Le dedico una mirada a la habitación que queda detrás de él, Mario se ha levantando a ducharse, ni siquiera parece que intente recuperar las horas de sueño que ha perdido. 

—Intenta protegerte. —Murmuro como si lo entendiera, reproduciendo las palabras de Mario. 

—No lo necesito. —Me dice. —Pero es mi hermano, por eso se lo permito.—Me dedica un guiño antes de salir de la habitación. 

Suspiro mientras vuelvo a poner mi cabeza en la almohada, este reportaje me costará la vida. 

Bajo a la cocina, sintiéndome cansada y ni siquiera sé si podré aguantar otro enfrentamiento con Mario Renaldi. 

Me pongo a hacer el desayuno, sintiéndome extraña moviéndome con toda libertad por la cocina de un supuesto asesino. 

Hace unos meses le creía totalmente culpable, no dudaba que Marco Renaldi había asesinado a Samantha Hidalgo, pero ahora... 

Cuanto más tiempo paso con él, cuanta más información recibo, cuanto más conozco a su hermano... 

No sé que pensar, Marco al lado de Mario me parece inocente, pero eso no puedo afirmarlo. 

Por otro lado está la familia Hidalgo... 

He de hablar con ellos, a ver que piensan, a ver como se comportan. 

Mario no parece importarle nada parecer culpable de los asesinatos. Ni siquiera se inmutó cuando le acusé. 

En cambio Marco si parece molestarle, se empeña a seguir haciendo su vida normal, cuando en realidad está siendo procesado por un asesinato, eso si no le culpan del de Casandra, también. 

He de hablar con Alexander Hidalgo para poder sacarle de la ecuación. 

Estoy segura de que quien ha cometido esos asesinatos reside en esta casa. 

Ha sido Marco o Mario Renaldi. 

Frunzo el ceño por un segundo, ¿y si han sido los dos?

Jeff habló de un solo asesino, la obra de solo un sujeto, pero, ¿y si se equivocó?

No me parece tan descabellada, me parecen igual de culpables los dos y sin duda algo esconden. 

He de terminar rápido con esto o acabaré siguiendo el camino de Casandra y de Samantha. 

Suspiro mientras proceso si debo directamente hacer el articulo culpando a Marco Renaldi sin investigar nada, y así desaparezco de su vida, sin tener que pasar por el trago de acabar asesinada. 

Raúl quiere pruebas, pero, ¿qué pruebas pretende que consiga? ¿Mi muerte?

Decido que cuando salga de aquí le llamaré para que me quite el marrón de encima, que llame a Barbara o a John, son periodistas de investigación igual o incluso mejor que yo, a mi que me saque de en medio, ayer podría haber muerto. 

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora