YARON.Las mujeres estaban desnudas, dispuestas a todo lo que se les ordenará.
—Besaros—dijo Daven.
No era la primera vez, que nos gustaba el rollo bollo, no era algo que me apasionara pero si tenia algo, bastante de morbo.
Las sirvientas nos miraron, pero sin cuestionarse, y sabiendo que si no cumplían se les torturaría, se miraron y cumplieron avergonzadas.
Después de ese beso nada apasionado, mi polla solo creció a medias. No me quería enfriar.
—La pelirroja, abre las piernas de tú amiga y hazle un oral—reí orgulloso de la orden.
Daven gimió a mi lado satisfecho.
—Esto va a estar muy divertido amigo—confirmo mirando el espectáculo.
La mujer que recibía el oral, no pudo aguantar los gemidos, intentando cerrar las piernas avergonzada.
—Abre las malditas piernas—grite, no quería perderme ningún detalle.
A los pocos segundos nos regalo un orgasmo que se lo comió la otra.
—¿Cuál vas a elegir?—me pregunto Daven.
—A la morena —confirme.
—Buena elección, ya estará bastante húmeda—río y cada uno cogió a la chica que quiso, y fue a las habitaciones de la piscina.
Son habitaciones, pequeñas con una ducha y un jacuzzi. Ya preparados, previamente por el personal.
Ingreso en el cuarto, y cierro la puerta de un portazo. Cierro el candado.
—¿Cómo te atreves a tener un orgasmo sin mi permiso?—me hago el ofendido.
—Lo siento, señor no pude controlarme —dijo temblando.
Me acerque a ella, todo lo que pude, haciéndola retroceder y acabar apoyada en la pared forrada con azulejos grises, de la ducha.
—Vas a lamentarlo bonita— baje lentamente mi mano por la piel de su abdomen.
Un leve espasmo recorrió su cuerpo, hice una mueca con la boca complacido.
Me acerque a su oreja y eche aire pausado. Tenía miedo a la vez que se excitaba, lo ponía estar a mi merced.
—Abre tus bonitas piernas—dije susurrando, su cuerpo por inercia lo hizo.
La mano apoyada en su vientre, bajo lentamente hasta su punto sensible. Dio un chillido de placer.
—Silencio —ordené en su oído.
La masturbaba, me empecé a mover más rápido. Su clítoris ya estaba bastante hinchado y estaba muy húmeda.
Seguí moviendo sin parar, viendo como se retorcía en mis dedos. Reía por dentro, porque sabía que estaba apunto de llegar.
—Ni se te ocurra correrte—le dije susurrando en su oído y me separé para poder mirarla.
No paraba de estimularla. Poco a poco baje mi cuerpo hasta quedar mi cabeza a la altura de su vagina. No perdía contacto visual con ella. Y ella intentaba contenerme la mirada.
Sin detenerme más, abrí más sus piernas con mis manos y chupe sus pliegues. Haciéndome paso a comer sus labios menores. Mis dedos seguían masturbándola.
—Por favor, señor, no aguanto más—dijo y yo separe la lengua para hablar.
—Te he dicho que no puedes, como lo hagas ya sabes lo que te espera—reí y seguí mi trabajo.
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Averno
Teen FictionYaron Meier es Lucifer. Ocupa su trono plateado, es el dueño de su ciudad. Nadie mueve un pie sin que él observe y castigue. Si te atreves a tocar algo que es suyo, arderas en el caldero de Satan. Alessia Bianco es la nueva caza del diablo. Y eso le...