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YARON

Levanto con una resaca que hace que me duela cada parte de mi cuerpo, la cabeza me está matando.

Me cuesta ubicarme, no se como acabe así y el porque. Me obligo a levantarme de la cama, el mareo que aún se adueña de mi cuerpo hace que casi pierda el equilibrio. Observó mi Apple Watch.

—Mierda la reunión —maldigo para mí mismo.

Me ducho lo más rápido posible, enciendo el ordenador, me encuentro mil llamadas de los jefes de las centrales más potentes.

Devuelvo la llamada.

—Yaron, ¿Dónde coño te metes?, necesito que des órdenes para crear un nuevo prototipo de coche para derribar a la competencia —grita a través de la pantalla.

—No me levantes la voz o mando a mis hombres a matarte —digo lo más sereno que puedo.

—Ferrari, nos puede avalar y proporcionarnos las piezas. Es la única compañía que quiere y le parece bien la idea.

—Me da igual como se haga, pero quiero que salga al mercado cuanto antes, o quedaras despedido, ponte las pilas, te dejo al mando de ello. No falles —cuelgo la llamada.

Estoy harto de tanta puta tontería, siento como si fuera a perder el control de todo lo que me ha costado llegar hasta donde estoy. Derramando sangre y con sudor y esfuerzo ganarme el respeto de todos.

Siento los pasos de algo detrás de mí, son lentos y demasiados cortos. Me giro y encuentro a una de las chicas.

—Señor —dice cuando su mirada se clava en la mía.

—¿Qué ocurre? —digo con mala gana.

—Ha llegado esta carta urgente para ti —me la tiende y se larga de mi vista.

Camino abriendo el sobre. Me topo con Daven. Cuando logro sacar el papel.

—¿Qué es eso? —pregunta.

A continuación leo:
Voy a por ti, Diablo.

Le tiendo el papel con una rabia que me incendia las neuronas.

—¿Te han encontrado? —dice asustado.

—No sabemos quien es, pero trabaja en la seguridad y restringe el paso a todo hombre que no sea totalmente necesario que entre en el interior —rajo la carta.

Procedo a seguir caminando por los pasillos. Camino hasta la sala de reuniones. Solo necesito que me entreguen lo que necesito.

—Aquí tienes el collar —dice uno de mis hombres.

—Seguir vigilando la zona, nos ponemos en contacto — me levanto y caminamos todos a donde debemos ir.

Mis pasos distraídos, mi mente dando muchas vueltas.

Abro la puerta a una lentitud impaciente, sus gritos se escuchan apagados y roncos.

—Suéltame, hijo de puta —grita nada más entro en la habitación.

Enciendo la luz tenue. Veo su cuerpo hermoso y la piel fina, blanca y sedosa.

Apretó el colgante en mis manos con fuerza. Esto está muy mal, no se porque me da pena el acto que voy a hacer ahora mismo. Y la rabia me consume más.

Me acerco a ella, huelo su aroma, y dejo caer mi boca en su cuello.

Beso la carne, la mano que está libre dibuja la silueta de uno de sus pechos.

Respiro entrecortado, el silencio que se torna no es incómodo pero es extraño.

Me separo de ella, nos miramos fijamente.

—Suéltame —vuelve a repetir lentamente.

—Alessia no vas a salir de aquí, acéptalo y punto —digo despreocupado.

—Tengo muchas ganas de verte bajo tierra, Yaron —otra vez me está retando.

Saco el colgante, lo mira. Sus ojos se hinchan de una rabia que conozco. Y unas lágrimas corren por sus mejillas.

—Dime que no has sido capaz, que no has matado a una pobre niña de nueve años —grita con dolor.

—Dije que iba a matar uno por uno de tu familia, hasta que solo quedarás tú cariño —meto la mano en los bolsillos y dejo la cadena allí.

Sus llantos y gritos inundan la estancia, y puedo sentir por primera vez en mucho tiempo lo que parece que es, lastima.

—Como has sido capaz, era una niña joder, no mereces seguir respirando el mismo aire que respiro, estás podrido por dentro, no eres nadie.

Se mueve para intentar arrancarse las cadenas, y consigue hacerse daño.

—Alessia para, te quedarás sin muñecas.

Me incomodo, y me lleno de angustia. En otra situación, lo hubiera disfrutado pero ahora no.

Esta puta diosa me tiene embrujado.

—Te voy a matar con mis propias manos, Diablo, espero que no duermas tranquilo, porque muy pronto lograré salir de aquí. Y te pienso matar.

Eso hace que se me rompa el corazón.

Me acerco a ella, hasta que los alientos se mezclan.

—Ni me toques, te odio tanto —dice mirándome a los ojos y los suyos están hinchados por las lagrimas.

—Tú hermana está perfectamente cuidada, con tu marido. Esto solo ha sido un aviso Alessia. No vuelvas a desobedecerme, porque de verdad haré que se derrame sangre —me separo de ella.

—Haz lo que quieras conmigo, pero ni se te ocurra tocar a mi familia, Diablo —dice agachando su mirada, rendida.

—Alessia, no haré nada que tú no quieras, yo quiero que te entregues a mí porque tú así lo desees. Mientras no quiero hacer nada contigo —digo retrocediendo y dándole la espalda.

—Nunca te desearé, solo tengo ojos para él.

—Alessia, claro que lo harás.

Cierro la puerta. Y contengo toda la tensión, me encamino a ponerme el traje de diablo, esta noche vuelvo a salir de caza.

—————

Nota de autora:

Siento tardar tanto en actualizar pero aquí estamos con el 1/3 del maratón. Hasta el miércoles estaré subiendo capítulo diario.

Muchas gracias.

Se que va muy lento y que está habiendo pique y vuelta a lo mismo, pero no quiero que vaya avanzando muy rápido.

Se que va muy lento y que está habiendo pique y vuelta a lo mismo, pero no quiero que vaya avanzando muy rápido

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