13

66 6 1
                                    

YARON.

Nos miramos con dolor, sabiendo que estar juntos, levantar nuestros recuerdos es lo peor que pudimos hacer.

Me maldigo una y otra vez, por cometer el error de volver a ella.

—Yaron...No puedo estoy casada, mi marido me espera paciente para que llegue a casa —dice con pena, como si realmente quisiera lo que le he propuesto.

—Sophia... me lo debes —gruño desesperado.

Llevo sin poder follar desde que Alessia llegó a la casa, estoy apunto del colapso.

—Yaron, yo no te debo nada —dice tratando que mantener la compostura.

Pero yo no aguanto más, agarro su cara y la arrastró hasta que nuestros labios están juntos, ella no se separa.

En ese momento profundizó más el beso, como la echaba de menos.

Con manos ágiles, la agarro y la pongo encima de mis rodillas. Mi polla crece y cada vez se va notando más.

Sus caderas empiezan a moverse seguras encima de la tela.

—Sophia, si no quieres podemos parar —hago un esfuerzo por controlar la situación.

Recibo otro beso en respuesta. Lo siguiente que hace, cuando paramos a coger oxígeno es tirar de la camisa hasta romperla conjunto a la corbata.

—Eso me ha costado mucho dinero, rubia —gimo al notar sus dedos en mi piel.

—Seguro que puedes permitirte comprarte otra —ríe y vuelve a besarme.

Hago lo propio con su camisa, y su sujetador.

—Maldita sea, te he echado tanto de menos —chupo sus pezones.

Su piel, a pesar de los años no tiene ninguna arruga. Casi se mantiene igual de joven que cuando la conocí.

La ropa de abajo cae al suelo destrozada.

Acaba debajo de mí, tan preciosa como siempre, su pelo largo se entiende por la almohada.

Levanto sus piernas y levito sus caderas, hasta que su vagina acaba en mi boca, experto muerdo y chupó su clítoris, su sabor no ha cambiado y eso me llena de nostalgia.

Consigo que se corra en pocos movimientos.

Cuando se recompone de los espasmos, me coloco en su entrada y de un solo movimiento me cuelo en su prieto coño.

Siempre tan dispuesta, tan caliente, tan buena en la cama en sus movimientos. Uno va detrás de otro.

Me pierdo en su piel, vuelvo a sentir como las cenizas vuelven a perderse solo por una noche. Pero a la mañana siguiente. Cuando la veo desnuda tumbada a mi lado, me topo con la realidad, que es una mujer casada, que es madre, que ya no me quiere a mí.

Llamo a mi personal para que me traiga ropa y para ella también.

Me doy una ducha rápida, cuando salgo con una toalla envuelta, ella está tumbada en la cama abriendo los ojos.

Y maldita sea, me la pela todo, la quiero para mí, no creo que pueda soportar volverla a perder, hacer que nada de esto haya pasado.

La puerta suena y abro, el desayuno está en la puerta, y me tiende la ropa. Él entra el carro hasta la mitad, y después el camarero se marcha.

Dejo la ropa en la butaca y llevo el carro al lado de la cama, después de que ella se de una ducha y nos vistamos, nos permitimos desayunar en un silencio intentando digerir el error que habíamos cometido.

Ella porque esta casada, yo por volver a abrir mi corazón a ella.

—Shopia —digo cuando acabamos de desayunar.

—Dime —se levanta dirección a sus pertenencias.

—Vuelve a ser mi enfermera, trabaja para mí, sabes que te voy a pagar mejor que en ese hospital —digo con la voz rota.

—No podemos volver a estar juntos Yaron, lo siento, no quiero involucrarme en tu vida de sangre —se está disponiendo a salir.

—Sophia, piénsalo, solo tendrás un horario fijo para urgencias, y cuando te necesite, tendrás más tiempo para tus hijos y te pagaré el doble —digo desesperado.

—Me lo pensaré —se larga de la habitación.

Si que había cometido un error, ahora su olor volvía a estar en mi piel, y sus besos en mis labios.

Golpeó el colchón con rabia, pero las cosas ahí no acaban.

—Tenemos serios problemas, por tu cabeza de inmaduro —Daven entra en la habitación sin permiso.

—¿Qué mierdas pasa ahora? —digo acariciando mi sien.

—Roberts quiere la cabeza de quien haya echo el destrozó de anoche y esto tiene tu nombre Yaron, va a ir a por ti, cuando tenga la mínima prueba. Y sabes que no es bueno, puedes quedarte sin inversores para tus coches.

—Que le den a Roberts, es un hombre con pocos huevos, no hará nada, llega a un acuerdo con él, di que os habéis enterado de lo sucedido y que apoyáis la pérdida, en son de paz. No quiero problemas con ese.

—Yaron , estás perdiendo la puta cabeza —dice con rabia.

—Papá también tenía problemas con él, le rebato el puesto o no te acuerdas —digo levantándome y empiezo a caminar a la salida.

—Padre ya no tiene nada que ver, esto solo has tenido que ver tú —dice con recelo.

—Ayer también fui a verlos al cementerio —sonrio con hipocresía.

—De verdad me das miedo, estás perdiendo la cabeza, vuelve al norte Yaron, porque ahora más que nunca tienes muchos enemigos y están apunto de destronarte.

Y si Daven tenía toda la puta razón. Pero ya no tenia ganas de seguir escuchándole. Agarro mi coche y vuelvo a la mansión.

————

Nota de autora.
Yaron😭.

Esta historia ya está cogiendo forma y ya llevamos 500 lecturas.

Podéis irme comentando que os parece.

Gracias ❤️

Gracias ❤️

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora