10.

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YARON.

Las noticias no eran buenas a la mañana siguiente, habíamos perdido un posible comprador de uno de los coches más caros del mercado. Enfadado grito y golpeó el escritorio.

—¿Qué coño a pasado? —pregunto fijándome detenidamente en los ojos de mi trabajador.

—La competencia le ha ofrecido un mejor precio por el mismo coche, Yaron estamos perdiendo mucho dinero —dice serio.

—Claro que estamos perdiendo dinero, gracias a incompetentes como tú, arregla este lío —digo muy cabreado.

Cuelgo la videollamada y cierro el ordenador sin ningún cuidado, necesito información de la competencia a mí no me derriba ningún gilipollas.

Bajo las escaleras, quiero una tostada, necesito hidratos de carbono para que no me de un bajón de glucosa por los disgustos que me dan.

Tampoco ayuda mucho, que desde que llegó Alessia a esta casa, no he follado, de verdad necesito liberarme, pero mi mente no acepta a ninguna de mis chicas.

Daven entra en mi campo de visión, le hago una mueca muy seria. Se acerca hasta mí.

—¿Problemas? —dice llegando a mi lado.

—Muchos, tengo un trabajo para ti —ordenó de mala gana.

—Soy todo oídos —me dedica una sonrisa.

—Quiero que investigues la empresa de la competencia, busca al jefe mayor. Quiero su maldita cabeza —destrozo el pan entre mis manos, manchándome con la mermelada.

—Eso está hecho —coge de la nevera una bebida energética—. Hay una cosa más.

—¿Malas noticias? —esta mañana ya me temo lo peor.

—El marido de Alessia a declarado la guerra, paga más de doscientos mil euros por encontrarla, aunque nuestro personal, ha escuchado que sabe perfectamente que la tienes tú.

—Maldito capullo —muevo la mandíbula intentando bajar la presión que se está acomunándolo en mi cuerpo.

Hay días que es mejor no levantarse.

—Daven encárgate de eso, y ten muy vigilando a ese gilipollas —digo lavando mis mano que está pegajosa.

Después me retiro, bajo hasta la habitación de ordenadores, buscando a quien matar esta vez.

No os equivoquéis no soy un héroe, yo me tomo la justicia por mi mano y solo voy a por los que hacen el mal.

También tengo muchos enemigos, esos que me quieren matar por un pasado oscuro. Tan oscuro como lo que soy hoy en día.

No ha sido fácil, ser el dueño de esta ciudad. No ha sido fácil llegar a este trono. No me siento orgulloso de tener las manos llenas de sangre.

No, esto no se trata de un juego de niños, pero todo empezó cuando lo era.

El dolor te consume hasta límites que muy pocos pueden llegar a saber, tengo cicatrices y no solo mentales.

La destrucción es mi segundo nombre, pero muchos sueñan con destruirme.

No hay ningún alma en la calle, es un día gris y muy frío. No hay quien pare mucho más que hacer lo que deben hacer.

Cuando me aburro, decido subir a mi habitación por si puedo descansar, me duele la maldita cabeza. Al llegar, voy al botiquín y me tomo una aspirina. Me echo en la cama, para intentar descansar. Cierro los ojos, intentando dormirme, lo consigo a duras penas.

AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora