YARON
Me separe al darme cuenta de que esto estaba muy mal, había hecho todo por volver a tener a Shopia. Había besado a mi prisionera, mujer por la que me matarían más de uno.
—Siempre besando tan bien, Diablo —me deja hecho una piedra.
Ella se rie mientras me reta con la mirada, sigue haciendo fuerza para quitarse los nudos.
—¿De qué malditas hablas Alessia? —dije cabreado e intrigado.
Solo oigo una risa en respuesta.
—No lo tienes todo controlado. Descúbrelo tú mismo.
Esta vez sí que dejo todo atrás y me voy a probar mi traje ya confeccionado. Queda nada para que la boda se realice.
—Está todo preparado Yaron —interviene Daven esta vez más tranquilo.
—De acuerdo — resople.
Respire hondo las veces que pude, nunca pude estar más nervioso. Nunca me he sentido temblando como hasta ahora.
Volví a nuestro cuarto, cuando sentí el aroma de ella en el baño me cole directamente sin ni siquiera preguntar.
Miraba un artilugio, más bien se parecía a una prueba de embarazo.
—Vuelvo a estar embarazada Yaron —no se veía plena alegría pero tampoco trsiteza.
—¿Eso qué significa? —estaba preguntando lo obvio.
—Vas a ser padre —no mostro emoción.
Tenía miedo a mi respuesta, sabía perfectamente que yo por nada del mundo quería tener hijos. Pero en sus ojos vi claro que lo tendría por encima de mi cadáver así que asentí.
Cumpliría todos sus deseos.
—Prepárate cariño —dije con miedo y me esfume.
Todo había cambiado en solo dos segundos, iba a ser padre, había besado a Alessia y reconocía bien sus labios. Pero ¿De qué?
Mi traje era de un calor negro brillante, llevaba una corbata roja como único detalle a destacar.
La luz de la luna se reflejaba en el agua, unas leves olas se levantaban por el viento.
Estaba en el altar, había pagado a un político para que me casara, con una condición extrema. Estaba hablando con Daven al otro lado del jardín.
No paraba de ver la esfera blanca sobre la piscina, cuando un reflejo rojo se hizo sobre el silencio.
Mi corazón dio un vuelco. Estaba hermosa, atada de manos, con una mordaza en sus labios. Podría hacer el mundo arder, si ella tuviera la oportunidad. Me retaba con la mirada, su sonrisa se notaba en los ojos. Iba a disfrutar, y yo también lo iba a hacer esa noche.
Tenía muy pocas cosas claras, pero eso era lo correcto. Esa aventura había llegado demasiado lejos.
—Alessia dije cuando me acerque a ella — le quite la mordaza y la mire.
—Diablo — no me aparto la mirada.
—Disfruta de últimos segundos de vida —susurre en su oreja.
—Disfruta de tu vida de casado — dijo y se dejó llevar por mis empleados a su silla.
Todas las chicas ocuparon sus asientos . Y los demás hombres también.
Me puse en la posición donde me tocaba, la música empezó a sonar y Shopia entro con el vestido más inmaculado y perfecto que había visto en mi vida.
La ceremonia empezó, todo fue rápido y bonito, a mi rubia a demás de brillarle los diamantes que llevaba por la tela también los ojos.
La bese cuando nos declararon marido y mujer, por un segundo no me paso desapercibido la mirada amenazadora de Alessia.
Me separe para recuperar el aliento, y me erguí, la verdadera ceremonia iba a empezar ahora.
—Todo el mundo dentro — ordene y vi como todos se metían dentro.
Shopia gritaba en los brazos de Daven, sin entender nada, no quería que viera aquello como al principio tenía pensado. Su marido era un hijo de puta y ella ya lo sabía. Pero esto no hacía falta que lo viera.
—¿De qué me conoces? —pregunte mientras me entregaban el arma cargado con dos balas de las cuatro que se podía cargar en el revólver.
—¿A qué estás jugando? —pregunto mirando hacia donde ya me entregaban la pistola.
—A la ruleta rusa Alessia, creía que la hija y la mujer de un mafioso iba a ser más lista —sonreí irónico —. Ahora responde a mi pregunta.
—Diablo, hay cosas que no controlas, y a mí no lo haces, no me das miedo — se levantó de la silla y camino a mí.
En mi cara se deshizo del nudo de sus muñecas y guio mi muñeca con el artilugio a su cabeza.
—Vamos, demuéstrale a tu esposa que no sientes nada por esa mujer a la que tuvo que curar —me incito.
Me quede helado, desde que había llegado ella había manipulado cada hilo, no yo a ella, no era capaz de matarla, y aun queriendo iba a darle la oportunidad de vivir.
—Te conozco incluso antes que tu llegaras a mi diablo, mi esposo no te quiere solo por la ciudad, todo esto tiene algo más valioso detrás —hizo girar la ruleta y luego coloco su dedos encima de los míos sobre el gatillo—. A estas alturas todos saben que no has sido capaz de matarme, así que el destino decida, si es muerte entrega mi cuerpo, si sigo viva saldré de aquí sin que me lo impidas ¿De acuerdo?
—No sé de qué va todo esto, pero no te puedo dejar ir, ni hablar. Sigues siendo mía —susurre.
—Diablo —susurro y apretó el gatillo.
Estaba silenciado, no se escuchó nada ni si quiera nuestras respiraciones.

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Averno
Teen FictionYaron Meier es Lucifer. Ocupa su trono plateado, es el dueño de su ciudad. Nadie mueve un pie sin que él observe y castigue. Si te atreves a tocar algo que es suyo, arderas en el caldero de Satan. Alessia Bianco es la nueva caza del diablo. Y eso le...