Averno

17.

YARON

Me desperté con su cuerpo a mi lado, dormía plácidamente, una gota de saliva corría por la comisura. Era hermosa, mi polla se puso dura, pero hice acto de control, para no despertarla y hacerla el amor. En vez de eso le di un tierno en la frente, luego me deshice de las sábanas, perezoso.

Me aseo en cuestión de minutos, me coloco unos vaqueros ajustados color negro, y una camisa blanca. Dejo desabrochados los primeros botones del cuello. No me gusta para nada mostrarme con ese tipo de pantalones. Pero quería dar un toque más juvenil hoy.

Justo nada más llegar a la cocina y servirme un café, encuentro a Daven. Besándose con la chica de esa empresa. No me moleste en interrumpir. Me bebí el líquido algo amargo de un trago.

Me encamine hacia arriba, a la habitación donde habitaba Alessia, hoy bajaría a los infiernos.

Ordene a mis hombres que la sacaran de allí, espere en el pasillo, con las manos en los bolsillos.

Su cuerpo, bien definido se dio a la luz nada más salió. No me detuve a mirarla bien, seguí los pasos por detrás de mis hombres.

—¿Qué coño te pasa, dónde cojones me llevas? —dijo intentando quitarse de encima los brazos que la sujetaban.

—Al mismísimo infierno, Alessia—sisee cansado.

—Ahora que tienes a esa puta, quieres matarme. Ya no te intereso, ya no me quieres follar.

—No exactamente, sigues siendo mía Alessia, yo hago lo que quiero contigo— gruñí enfadado por esa forma de hablar sobre Shopia.

Descendimos al sótano, y me encargue de habilitar una de esas habitaciones llenas de cosas viejas, en una habitación decorada y habitable.

La empujaron hacia dentro. Y yo entre con ella, dejando fuera a mis trabajadores.

—Que te quede claro, que no vas a salir de aquí en mucho tiempo, ni te molestes en gritar. Nadie te va a escuchar, estarás completamente vigilada, la comida se te pasara por esa ranura, ni te molestes en intentarla abrir, es de acero con doble capa. Es imposible que vuelvas a liarla de nuevo—reí para mis adentros.

—¿Tanto te importa ella, Diablo? — pregunto clavando su mirada castaña en mí.

—No te incumbe Alessia, a partir de ahora solo vas a hablar con Daven. Y no nos volveremos a ver, eres solo un trofeo. Simplemente me perteneces, y a tu marido ya no. Despídete de ver la luz del día porque en muchísimo tiempo no la veras.

—Eres un maldito capullo—soltó por su boca sucia.

Sin más ganas de discutir salí de allí, dejando atrás cualquier pensamiento, de meterla entre mis piernas.

Subí cabreado, hasta llegar a mi habitación. Shopia ya había despertado. Tenía la mirada perdida y triste fijada en el móvil.

—¿Qué ocurre cariño? — me acerque a ella con pasos cortos.

—No ha parado de llamarme, de mandarme mensajes pidiendo explicaciones. Esta cabreado, asegura que no dejara que me den la custodia compartida con nuestros hijos—una lagrima corre por sus ojos, puedo entender su dolor pero prefiero ser un egoísta de mierda—. Creo que estoy cometiendo un grave error, pero no puedo olvidarte, aunque seas el caos, quiero estar contigo. Por mucho que este destruyendo todo lo bueno que tenía.

Se me parte el corazón, llego hasta a ella y la abrazo, la abrazo con fuerza, como si pudiera volverse a romper todo lo que nos ha costado mantener dentro de nuestros corazones.

—Nadie decide de quien enamorarse, nadie decide a quien va a amar el resto de sus días, yo sabía que desde el momento que apareciste, todo volvería a cambiar. Los días después era imposible hacer el amor con mi marido. Intentaba sacarte de mi cabeza. Pero no puedo Yaron, he acabado eligiéndote antes que mis hijos, antes de una vida sencilla— prosiguió diciendo a mi lado.

Tenía toda la razón del mundo, yo lo sabía yo también estaba rechazando los sentimientos encontrados con Alessia, y de verdad que tengo que minutos antes he tenido que controlar mis impulsos de follarla, en todas las posiciones. Pero estoy prometido. Todo ha cambiado. Ya me van conociendo, no me quería casar ni tener hijos, esto último lo sigo manteniendo, pero quizás necesitaba el compromiso para dejar de ser una completa bomba atómica.

Aguanto unos segundo más abrazándola contra mi pecho, luego me separo lentamente, tengo que trabajar y ella debe de pasar por todo y cada uno de los modelos que necesita para ser una reina a mi lado.

—Yaron, ¿Has vuelto a matar, ha secuestrar? — su pregunta me toma completamente fuera de lugar.

—Sí, sí volví a hacerlo Shopia, sabes que no soy un ángel, no busques nada bueno en mí, hace mucho que solo soy oscuridad. Ya no soy ese niño abandonado— me separe completamente de ella incomodo no quería hablar de esto.

—¿Volverás a matar? — pregunto casi en un susurro.

—Seguramente sí, aunque hace muchísimo tiempo que mando a mis hombres a hacerlo por mí— digo rascándome la nuca nervioso por este interrogatorio.

—¿Y qué va a pasar con la mujer que me hablaste, con la que me buscaste para que te ayudara? — y abrió la herida más reciente, algo que sé que llevara a una futura pelea por eso soy sincero de primeras.

—Sigo teniendo deseo de follarla por todas las partes de su cuerpo, pero yo también te he elegido a ti, yo también he decidido estar contigo.

—Es esa chica de ayer, ¿Verdad? —pregunto con ápice de dolor.

—Sí— dije escuetamente.

Le di un beso en los labios nada profundo y largo. La cogí de la mano y la lleve a la cocina, para que desayunara, mande a Daven que la vigilara y que estuviera pendiente de que el diseñador la tratara excelente.

Yo me perdí en mi despacho, trabaje desde ahí. Me puse al día con las ventas de coches, y también me puse al día con las pasarelas de moda que teníamos previstas, la última fue un éxito. Pronto iba a ver una gala, en la que me aconsejaron acudir, llevaba muchísimos años sin aparecer por allí. Me pareció buena idea acudir con Shopia, dije expresamente que quería privacidad, no me expondría en público.

La gala era tres meses, pero tenían que empezar a realizar los diseños.

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Nota de autora:

Como casi todos los viernes, aquí tenéis actualización.

Puede que la historia valla lentamente. pero ahora se va a ir avecinando lo realmente fuerte. Esta siendo muy introductorio pero he decidido que valla lentamente, no como siempre hago.

Contadme, que os va pareciendo.