15.

54 4 5
                                    

YARON.

No íbamos a llegar a un acuerdo, siempre tan cabezota. Intente no dejar que viera que sus palabras me dolían como mil cuchillos atravesándome la piel.

Mi cabeza divagó aun sin detener la mirada de esos preciosos ojos.

Tienes que irte ya, Yarondijo abrazándome con cariño.

No se cuanto tiempo estuve ingresado en la planta infantil de ese hospital, ni siquiera sabía porque había dejado que la única persona que me atendiera y cuidara fuera Shopia.

Desde el minuto uno, que mis ojos se abrieron, la luz se hizo con su sonrisa.

Llevaba cuatro semanas como mucho ingresado, las contusiones en las costillas fueron graves, la pierna izquierda acabó con una fractura y aún no podía valerme por mí mismo si no quería chillar del dolor cuando me movía.

Siempre tenia dos guardias en mi puerta, en la habitación solo me encontraba yo. Era individual. Las psicólogas pasaban para prepararme por el traslado al centro de acogida. Mejor llamado orfanato. Que sonaba a casa malévola.

Odiaba a las personas, por mucho que los profesionales querían hacerme hablar me hacia el mudo.

Solo hablaba con "Mi rubia", ella tendría los 19 años y yo estaba más cerca de los catorce, por lo menos los 4 primeros años de vida los pase con las monjas a lo que me pusieron una fecha de cumpleaños que luego yo adapte porque quien se iba a acordar tan chico.

Vengo a traerte las medicinas, más la cena. Hoy debes comer todo lo que haya.

Abrió la bandeja y yo olí ese mejunje asqueroso. Pero aun así no me podía quejar ya no me servía.

Ella se agachó para darme la comida, haciendo que se le viera el escote. Y una sensación totalmente desconocida se apoderó de mi entrepierna.

Alguien se ha puesto contento dijo con risas suaves.

No estoy contentoreproche.

Aun así mire a eso de hay abajo con curiosidad y extrañeza.

—¿Qué ocurre?recorrió la mirada a donde se dirigía la mía–. Eso es una erección, le pasa a los hombres cuando les gusta algo demasiado intento explicarme, sabiendo mi preocupación porque eso nunca me había pasado.

Mi cabeza volvió al presente.

Yaron, tienes que irte, estás ya curado, y necesitas estar con niños y encontrar una familia decía con lágrimas pero no dejaba de abrazarme.

Los señores de acogida hablaban impacientes e intentaban tirar de mí.

Shopia no quiero irme, quiero estar contigodije aun sollozando más.

Prometo irte a ver una vez por semana, dos si puedo, pero prométeme que ahora te portaras bien y te irás con estos hombresme soltó.

AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora