Capítulo 102

78 4 3
                                    

POV Elizabeth
Después de dos días más en el hospital puedo salir de aquí en una silla de ruedas. Dos meses con los yesos, eso me dijo la doctora. Y como no puedo usar muletas debido a que necesito las dos manos, por los dos meses usaré esta misma silla.

Pero que mierda.

Deidad Suprema: ¿Lista para irnos? —me preguntó con una voz extremadamente cálida.

Miré la puerta unos segundos y negué.

Elizabeth: Quiero ver a Meliodas —dije por quintigésima sexta vez desde que desperté.

Deidad Suprema: No creo que sea lo mejor…

Elizabeth: Yo soy quien decide si es lo mejor o no —hablé molesta—. No pienso salir de este hospital sin ver a Meliodas.

Se escucharon dos golpes del otro lado de la puerta. Mi madre dio la autorización para que entrara la persona. Ban, Elaine y King por fin se dejaban ver.

Elaine: Ellie… —prácticamente corrió hacia mí y se arrodilló—. Perdóname —dijo llorando—, todo esto es mi culpa.

Elizabeth: ¿Coma? —pregunté con la esperanza de que me dijera que es una broma— No puedes estar hablando en serio, Zeldris.

Zeldris: Me encantaría decirte que es una broma —murmuró.

Cubrí mi rostro y comencé a llorar. No, Meliodas no pudo haberme abandonado. No pudo haberme dejado sola en la pérdida de nuestra bebé.

Elizabeth: Quiero verlo, necesito verlo… ¡Llévenme con Meliodas, maldita sea! —me arranqué la aguja de mi mano junto con el aparato conectado a mi dedo.

Solté un gemido de dolor que se mezcló con mi llanto. El bip constante se transformó en uno seguido que seguramente llamó la atención de las enfermeras y los médicos de allá afuera.

Gelda: Ellie, por favor, tienes que calmarte… —intentó sujetarme.

Elizabeth: ¡No! ¡Él no puede abandonarme! ¡Dijo que estaría conmigo siempre!

Zeldris: ¡Elizabeth! —Me tomó con fuerza por los hombros lastimando mi brazo lastimado y mi espalda adolorida, también la herida cerrada de mi vientre— No hables como si Meliodas hubiese muerto —dijo mirándome fijamente—, él sigue vivo, aún está con nosotros. Solamente está dormido y no sabemos cuándo despertará.

Elizabeth: ¿Por qué parece que no te duele? —pregunté en susurro.

Zeldris: Porque es mi turno de ser fuerte por los tres. Siempre fuiste tú la que era fuerte por mi hermano y por mí, esta vez no. Llora todo lo que quieras, Ellie, que yo no lo haré.

Volví a soltarme a llorar mientras la doctora con dos enfermeras atrás entraban corriendo. Se detuvieron al vernos y cuando se dieron cuenta que solo me había desconectado de las cosas, volvieron a conectarme. Zel se alejó para darle espacio. Cuando terminaron, Gelda se acercó y me abrazó.

Elizabeth: ¿Por qué nos quedamos sin frenos?

Zeldris: Ya me encargué de eso.

Elizabeth: Dímelo, Zel.

Gelda: Descansa.

Elizabeth: Quiero saber qué pasó.

Gelda y Zel se miraron por unos segundos. Después mi primo habló.

Zeldris: Helbram y Zaneri, ellos fueron los responsables. La policía detuvo a Zaneri, pero aún buscan a Helbram.

Ban: Elaine…

Tú eres para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora