Capítulo 89

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POV Elaine
¿Qué hice ayer? ¿Por qué hice eso? ¡¿Por qué demonios besé a Ban?! En serio, ¿en qué diablos estaba pensando? Maldición. Y estar aquí encerrada en mi casa no me ayuda a pensar, estoy confundida y necesito un poco de aire fresco para poder oxigenarme.

No puedo creer que en un día donde llegaré tarde a la universidad me levante a las cinco de la mañana. Ya hasta se me va a quitar la resaca de tanto pensar. Llevo dos horas despierta, tirada

Ya cansada de mi claustro, me levanto de la cama y tomo las llaves de mi moto. Salgo sigilosamente de mi habitación, bajo las escaleras rápido pero sin hacer ruido y justo cuando salgo al patio la veo ahí sentada en la mesa de té.

Mierda.

AS: ¿A dónde vas? — Levantó la vista de su revista.

Elaine: Necesito salir para despejarme.

AS: Puedes despejarte aquí.

Elaine: Mamá, puedo salir, ya tengo 19.

AS: Pero Helbram sigue por las calles. ¿Qué harás cuando te lo encuentres?

Elaine: No me pasará nada.

AS: No te dejaré salir con un acosador suelto.

Elaine: Necesito salir —caminé hasta ella—, por favor.

AS: ¿Para qué necesitas salir?

Elaine: Para pensar en algo estúpido que hice.

AS: ¿Y qué es eso estúpido que hiciste? —Miró la silla para que me sentara.

Le obedecí y me senté en la silla frente a ella. Pegue mi rostro a la mesa y después de unos segundos solamente apoyaba mi barbilla.

Elaine: Ayer me besé con Ban y le dije que iba a pensar el perdonarlo.

AS: ¿Y eso qué tiene de estúpido?

Elaine: Que no sé si tuve que haber hecho eso. —Recosté mi mejilla.

AS: ¿Lo quieres?

Asentí.

Elaine: Mucho.

AS: ¿Y cuál es el problema entonces?

Elaine: Que me mintió —murmuré.

AS: ¿Confías en él?

Levanté mi vista y la miré.

Elaine: No sé. Tú llevas mucho tiempo con papá aunque sale mucho de viaje justamente porque confías en él.

AS: Demasiado.

Elaine: No es lo mismo con Ban.

Puso su mano sobre la mía.

AS: Deberías decirle eso, que no confías en él.

Elaine: ¿Para qué?

AS: Para que él vea qué hará para recuperar tu confianza.

POV Meliodas
Abro los ojos gracias a un celular. Espero a que mi cerebro inicie todas sus funciones y me doy cuenta de que me duele la cabeza. También me doy cuenta que el celular que suena es el de Ellie.

Tomo el celular y en ese momento deja de sonar. La sexta llamada perdida de mi tía, no creo que esté de buen humor. Miro la hora. 7:02. Sin duda no está de buen humor.

Elizabeth: ¿Era mi mamá? —preguntó con los ojos cerrados.

Meliodas: La sexta llamada. —Bufó—. Son las siete.

Tú eres para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora