Adaptación, Parte 4

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Stacy pidió que la presionara, y vaya que lo hice. Los siguientes fines de semana, cada sábado y domingo trabajábamos en llenar su estómago más allá de su capacidad, incluso podría decirse que más allá de la capacidad de cualquier humano. Pensando en esto hoy en día me parece increíble lo iluso que era yo, no darme cuenta de lo impresionante y única que era Stacy. 

Con cada sesión su abdomen crecía. Ella comenzó a ganar peso, con el tiempo sus brazos y rostro comenzaron a demostrar ese peso extra, pero la forma en que ganaba peso era mucho más evidente en su panza, prácticamente todo se iba a esa sección. Esto la hacía lucir su cara y extremidades relativamente delgadas cuando se comparaba con su sección media que parecía expandirse infinitamente. 

Natalie estaba anonadada con los resultados. Cada vez que revisaba a Stacy parecía sorprenderse de lo mucho que su cuerpo se adaptaba, nos hablaba de la capacidad de Stacy midiendo en galones. Le comenzó a suministrar enzimas artificiales y probioticos a Stacy pues temía que todo su sistema digestivo fuera incapaz de digerir las masivas cantidades de alimentos que Stacy estaba acostumbrándose a ingerir. También le preocupaba que su interior parecía expandirse más rápido que su exterior, lo que daba como resultado que su barriga pareciera estar firme todo el tiempo y su piel siempre al límite, mientras su interior estaba tan empacado como le era posible. 

Los tres viejos, como les empezamos a llamar a Ross, Smith y Bill, estaban encantados. Conforme pasaba el tiempo Stacy seguía dando resultados. Cada fin de mes nos reuníamos con ellos y Stacy comía al punto en que prácticamente no podía moverse, hablar y apenas respirar. 

235 centímetros el primer mes, 247 el otro, y 258 centímetros había sido la marca del mes que siguió. Mes a mes nos íbamos ajustando a los cambios, pero era difícil seguirle el paso. 

Su figura había cambiado en extremo, la mayor parte de su cuerpo era esa sección media siempre apretada. Para sentarse debía abrir sus piernas para dar lugar a su barriga, había desarrollado el hábito de colocar su mano sobre la parte alta de estómago, donde acariciaba constantemente la enorme curva que se comenzaba a dibujar desde en medio de sus senos, asomando de manera casi horizontal el inicio de panza. Su barriga había empezado a desbordarse por los lados, lo que alguna vez fueron esos hermosos rollitos que se formaban en sus costados se habían convertido en enormes secciones abultadas que hacían que toda su panza se extendiera no sólo hacia el frente, sino también a sus costados de manera permanente. Su parte baja era tan grande que literalmente se unía con su entrepierna en una forma de domo casi perfecto. Las últimas semanas cuando se llenaba de manera extrema esta sección baja crecía lo suficiente como para cubrir sus rodillas al sentarse y volvía a aparecer una curiosa marca oscura que cruzaba verticalmente todo su abdomen. 

Algunas labores cotidianas se hacían complejas. El tamaño que Stacy estaba adquiriendo complicaba su actividad física, además de que se cansaba fácilmente por el peso ganado. 

El transporte público era una negativa inmediata, al menos autobús o metro. En su lugar un taxi era lo único viable y en realidad era más sencillo que viajará siempre conmigo en el auto. Este era un detalle interesante porque el espacio en el asiento delantero era cada vez más reducido para ella. 

Lugares como cines, algunos restaurantes y otros sitios con sillas pequeñas quedaban descalificados ya que ella difícilmente entraba allí. Aunque básicamente solíamos visitar el restaurante de Karen cuando salíamos con nuestros amigos y fuera de esto pasábamos juntos en el apartamento. 

Conseguir ropa era una tarea constante, poco a poco Stacy seguía aumentando tallas, lo habitual era que las blusas que utilizaba no lograban cubrir toda su barriga, y muchas veces la enorme parte baja de su panza se asomaba por debajo de la ropa, eso cuando no estaba repleta. Pero cuando comía su panza levantaba sus blusas, mostrando aquel ombligo que hoy en día era como una marca plana, tan estirado que sólo parecía una figura dibujada en su pared abdominal. Y ya para los fines de semana cuando estábamos en casa y yo me encargaba de presionarla era mucho más sencillo para nosotros que ella se quedara desnuda, de lo contrario podía llegar a romper sus ropas. 

Memorias de StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora