Epílogo

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A partir de aquí me ahorro los detalles con respecto a lo que voy a contar, pues representa aún una de las heridas más grandes de mi corazón. Una que aún luego de todos estos años aún no sana por completo. Sé que lo que le dije ese día, cuando nos despedimos, eso salió de mi corazón. Ella también me dijo cosas hermosas, de las que estoy seguro muchas eran realmente todo lo que sentía por mí, pero no fue del todo sincera.


Si quiere una historia con un final feliz, es el momento para dejar de leer y pensar en que 'fueron felices para siempre'. Ese es un final clásico que nunca falla. 

Ahora bien, si desea un chequeo de la realidad y gusta conocer en qué terminamos nuestra relación, pueden continuar leyendo. 

El día siguiente fue nuestra despedida final. En mi cabeza no podía procesar lo que estaba sucediendo, ni el dolor que sentía.

Odiaba a la madrastra de Stacy con todo mi ser. Nos estaba separando en contra de nuestra voluntad. Luego de un año de dedicarme a Stacy y de todo lo que habíamos compartido, sentía que se iba una parte de mi vida.

Su madrastra llegó temprano, venía en una buseta algo grande y con ella venían un par de tipos grandes. Los cuales quedaron boquiabiertos al ver a Stacy cuando entraron a recogerla.

Nuestro último abrazo y beso duró una eternidad y aún así se me fue demasiado rápido. Y así miré al amor de mi vida moverse lentamente hacia esa buseta, balanceando la panza más exagerada y grande que jamás ha existido en la historia de la humanidad. Necesitó ayuda de todos y era incapaz de incorporarse del todo, su barriga la hacía doblarse, ella solamente hacía el esfuerzo suficiente para que su panza no llegara a tocar el suelo cuando ella se balanceaba, y esto con nuestra ayuda. La verdad era que Stacy se había vuelto incapaz de caminar por sí misma, al menos de una manera sencilla. La enormidad de su panza combinada con varias decenas de kilos de sobrepeso ya tenían una factura enorme sobre su cuerpo. 

Así terminó la historia de la relación más profunda que jamás haya tenido en mi vida. Con un corazón roto junto con un récord irrompible. Karen me acompañó los días que siguieron y hasta el día de hoy conservo su amistad. Es la única persona en la que puedo compartir lo que sucedió abiertamente.

George y Natie estuvieron ahí para despedirse, luego de esto no nos volvimos a relacionar. Charles llamó un par de días después para ver cómo me encontraba, y aun al día de hoy, esporádicamente nos conversamos, pero no puedo decir que seamos grandes amigos. De todos ellos la amiga que realmente me quedó fue Karen. 

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La herida posiblemente habría sanado, pero las historias tienen varias caras, y he contado lo que viví hasta ese momento. Pero aún con miedo de dejar una mancha en el recuerdo de Stacy, creo que no estaría siendo justo si no incluyera el último detalle de esta historia, una pequeña vista a otro rostro de todo este año.

Unos meses después de que Stacy salió de nuestras vidas, y que no volvimos a saber nada de ella, su madrastra me buscó. 

Creí que tendría noticias importantes de Stacy, guardaba mi esperanza de volverla a ver. Lo que me dijo rompió todo dentro de mí. 

La culpa la carcomía, así que decidió ser sincera conmigo. Ella nunca llevó a Stacy a ningún lugar de rehabilitación. La llevó con los tres viejos, para los que yo seguía trabajando en aquel momento. Stacy nunca supo cómo decirme que me dejaría porque Bill le había ofrecido permitirle vivir como una reina el resto de su vida, pero solamente bajo la condición de si lograba la meta de las medidas que tanta importancia Stacy le había dado.

En mi mente escuché la voz de Bill aconsejandome aferrarme a Stacy con todas mis fuerzas, claramente escuché su voz diciendo aquella frase: ‘es algo efímero que podría desvanecerse en cualquier momento’. Efímero, la manera en que había descrito nuestra relación, como si se tratara de una rosa de un día.

Bill quería que ella demostrará que era capaz de tener una panza más alta que ella misma, cuando lograra semejante hito le había prometido que le daría todo lo que pidiera, le dio un plazo de tiempo para lograrlo. Al final no habíamos sido separados, ella me había dejado.

Su madrastra me lo dijo ya que la atormentaba la culpa de haber entregado a Stacy a esos tipos, y en el estado físico en el que ella iba, ya que sabía que su destino al lado de ellos sería engordar hasta morir, y ella se lo había permitido a cambio de mucho dinero para que actuara la farsa y poder mentirme, no tener que decirme nada, no había querido darme la cara. 

Unos días antes de acudir a mí para confesar, ella había visto a Stacy una última vez, me dijo que ella solo vivía para comer, y que su peso había aumentado tanto que ya era irreconocible. 

Mi ira se encendió y terminé discutiendo con ellos los tres viejos, acabé mi relación con ellos. Esto no me trajo paz, pero no soportaba aquella traición. 

Luego confronté a George y su esposa, ya que me di cuenta de que Natalie la siguió atendiendo un tiempo. No habíamos vuelto a hablar porque ellos no querían dar la cara tampoco, ellos sabían la verdad. 

Natalie renunció a seguir cuidando de Stacy cuando ella sobrepasó los 500 kilos de peso, ya que ante toda advertencia que Natalie les daba, aún así Bill y ella estaban obsesionados con que su panza creciera cada vez más. Natalie sabía que eso no terminaría bien y los abandonó. 

De Stacy nunca más volví a saber nada, pero sin saber cómo terminó tengo la certeza de que nunca hubo una mujer con una barriga tan grande como la que ella llegó a formar y de seguro será difícil que alguna vez llegue a haber otra igual.

Lo último que puedo decir de esta historia es que se cumplió lo que imaginé desde el primer momento en que la vi, Stacy era como el sol, y yo me acerqué demasiado, me quemé. Y aún así, atesoro todo lo que vivimos juntos. 

Memorias de StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora