Adaptación, Parte 5

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Teníamos una caja repleta de paquetes de galletas a un lado y un galón de leche fría al otro. Y en el medio de la cama ella estaba sobre mí. 

Esa era habitualmente su posición favorita, y ahora me estaba aplastando. No era solo el peso que ella había ganado, era también su enorme y apretado vientre, el cual tenía una firmeza excepcional. 

Cuando entré en ella se sintió tan apretada, era como si realmente no tuviera espacio para nada más que el contenido de su barriga. Y no más entrar ella tuvo su primer orgasmo. 

Jugamos a un ritmo lento y metódico. Yo sostenía su vientre con ambas manos para evitar que ella se golpeara mientras se movía con mucha delicadeza sobre mí. Todo el rato mantuvo su boca llena de galletas y leche. Lo único que la detenía eran los múltiples orgasmos que disfrutaba durante unos segundos antes de continuar la lenta danza y la constante ingesta. 

No podían haber pasado más de 15 minutos cuando finalmente me vine, era inevitable, todo se sentía demasiado bien y aunque me habría encantado darle unos minutos más me fue imposible. Cuando terminamos abracé su panza, presioné un poco y luego le di varios besos. Ella me miró erguida sobre mí y sonrió. 

Se volvió a acostar boca arriba con mi ayuda. 

"Uugh, me duele un poco" dijo acariciando su sección media, sus manos con dificultad alcanzaban su propio ombligo cerca de la cúspide de la montaña. 

"Trata de relajarte, debes recuperarte" le respondí tratando de ser comprensivo. 

"Recuerdas aquella vez, creo que fue una de nuestras primeras veces juntos, que colocaste galletas alrededor de mi ombligo, rodeando mi pancita con ellas para que yo las comiera".

Asentí con mi cabeza. "Lo recuerdo. En aquel momento yo pensaba que eras enorme, ahora lo veo tan diferente, tu panza era tan pequeña". 

"Supongo que me veía delicada y pequeña, delgada. Nada que ver con todo esto", me dijo al mismo tiempo que pasaba sus dedos sobre su abdomen suavemente. 

"Delicada sigues siendo, incluso, creo que eres más delicada ahora. Imagínate que te punzara con un alfiler! Seria desastroso, volaría toda la casa de seguro". 

Logré sacarle una leve risa, lo que hizo que todo su centro se moviera con fuerza. Este movimiento involuntario la incomodó, lo note porque de inmediato colocó sus manos a su alrededor, sujetando con firmeza su vientre. 

Seguidamente sonrió alegre y me dijo "es delicioso, se siente increíble estar así de llena, me siento tan absurda, tan grande y tan repleta. Soñaba con esto, ni sabes cuánto".

Entonces se me ocurrió algo. Abrí unos cuantos paquetes de galletas y formé un círculo sobre su barriga, alrededor de su ombligo. "Sé ve pequeño el círculo, pero aunque quisiera rodearte toda creo que no tenemos suficientes galletas. Esto es para la nostalgia, como en los viejos tiempos, comes un poquito más para darme tiempo para entrar en acción de nuevo". 

Le di un pequeño beso en los labios que ella me correspondió. Luego miró su estómago y me dijo "Eres de lo mejor".

A tientas con su mano alcanzó una de las galletas. "Desde acá no puedo ver las galletas, solo miro mi pancita, no alcanzo a mirar ni mi ombligo, creo que verdaderamente estoy empezando a hacerme muy grande".

"Muy grande, ¿en serio?" le pregunté, sabía que ella no hablaba en serio, pero quería escucharla decirlo. 

Me miró con sus ojos grandes y brillantes. "No, aún no estoy muy grande, no es suficiente". 

Memorias de StacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora