Cap. 5 Sus labios

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- ¿Qué haces aquí? - me espetó.

- Esperarte. - le contesté cabizbaja.

- Ah pues mira, ya no tienes que esperar más.

En sus ojos había rabia, malestar. Casí podía ver el fuego emanar de su piel. Estaba furiosa. Casi sin mirarme pasó por mi lado y entró a su aposentos pegando un portazo. Me tomé la libertad de abrir la puerta y pasar dentro. No sé que le había pasado, no sé dónde estaba. Solo sé que desde el día de ayer, que notablemente enfadada abandonó el jardín, no sé nada de ella. No me ha avisado para estudiar y ni si quiera sé si ella ha estado estudiando. A primera hora no había nadie en el arciano y a segunda tampoco. ¿He hecho algo que ha podido molestarla? De ser así no soportaría que me retirase la palabra o que siempre me hablase del mismo modo.

- Rhaenyra...

- ¡¿Qué?!

- Pues... - suspiré. - No sé que te ocurre, tengo miedo, no quiero perderte.

Rhae intentaba hablar pero no le salían las palabras. Me miraba con rabia, como si quisiera abrir la boca y soltar fuego tal y como haría su Dragón. Sus ojos se estaban bañando en lagrimas por momentos. Intentaba hablar pero no le salía. Sus ojos disparaban a quemaropa un montón de palabras a los mios. Con su mirada me transmitía desesperación. Pedía ayuda o eso me pareció entender. Di un paso corto en dirección a ella. A la princesa se le cayó su primera lagrima. Seguía sin apartar sus ojos de los mios. Permanecía de pie, en silencio, con la espalda ergida y la cabeza alta. Lloraba, sí. Pero me atrevería a decir que no se avergonzaba de sus sentimientos cualesquieras que fuesen. Ante mi paso, no retrocedió. El ambiente cada vez era más tenso.

- Dime algo, por favor. - le pedí

Y obtuve de nuevo más silencio mientras otra lágrima brotaba de sus ojos. No me lo pensé, algo se apoderó de mi interior y me hizo ser impulsiva. Me lanzé a sus brazos. La abracé con fuerza. No la quería soltar. Al principio Rhaenyra permanecía inmóvil, pasados unos minutos ella me abrazaba con más fuerza aún que yo a ella. Lloraba en mi hombro. Estaba desconsolada y yo no sabía por qué.

- ¿Hice algo que te ha hecho estar así? ¿Que te pasa por los siete?

Intento hablar pero se le rasgó la voz. Ante su llanto desconsolado un rugido ensordecedor rompía con el silencio que reinaba en el cielo de Kinglanding. Syrax sentía el dolor de Rhaenyra. Parece ser que el dragón se escapó de pozodragón porque tras ese rugido, a los pocos minutos, se empezó a oir el batir de unas alas. Un sonido inconfundible que siempre nos alertaba del vuelo de una de esas criaturas. A mi me daban pánico. Eran demasiado imponentes. Syrax voló hasta la ventana de los aposentos de la princesa. Se colocó en la piedra que había cerca de la ventana y extendió su cuello hasta los cristales. Pareciera que estaba observando que todo estaba en orden. Que yo no suponía un peligro para la integridad de su ama. Por favor, ¿Qué peligro iba a suponer yo frente a un dragón? Rídiculo, pensé. Era un animal leal, el vínculo que tenían era irrompible, de por vida desde el día en que ambos nacieron. Rhaenyra giró la cabeza y sus ojos se encontraron esta vez con los de Syrax, ella le sonrió y el dragón emitio otro rugido con la cabeza mirando al cielo. Descendió el cuello y apoyó el mismo sobre las rocas, a la altura justa que le permitia tener visión de todo lo que hacíamos. Buen guardian, pensé.

Ella, que parecía haber ganado fuerza con la presencia de Syrax, me miró a los ojos, me cogió de las manos y suspiró. Entonces comenzó a hablar.

- Mi deber con el reino es más importante que mi propia vida. Mi padre ha empezado a tomar decisiones de forma unilateral. No cuenta conmigo en cuanto a lo que yo tenga que decir. Y encima, no soy suficiente para ser reina, no puedo ser heredera por unas tradiciones que colocaron a mi tia Rhanys como una reina de segunda que ni si quiera llegó a reinar nunca.

Conquistando al dragón || RHAENYRA x ALICENT ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora