Cap. 3 El deber del reino

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Odio que me digan que no, que me rechacen, que me ignoren. Odio intentar transmitir un sentimiento, ser clara, ir al grano y recibir nada de vuelta.

"Dibiris rilizir tis libiris cimi cipiri". Idiota.

Me había acercado a ella, le había pedido sus manos para vivir. No sé porqué me sentí tan valiente ante sus ojos, ante su sonrisa. Y... ¡No había dicho nada!

Definitivamente tras lo que ocurrió ayer hoy el día no había empezado con buen pie. Me encontraba preparándome para reunirme con mi padre. Tenía que hablar conmigo y no tenía ni idea de que quería decirme. Tampoco estaba yo muy receptiva. Andé media corte hasta llegar a la torre del Rey. El capa dorada se digno a anunciarme antes de pasar a los aposentos de mi padre.

- ¡Princesa Rhaenyra Targaryen! - dijo mirando al techo y con la misma postura de tener una pica clavada en el culo. ¡Qué pereza!.

- Gracias, menos mal que me has anunciado, seguramente mi padre al verme ni sabria quien soy. - dije con ironía y mirada asesina. El capa dorada ni se inmutó.

- Hola papá. ¿Que querías? - pregunté seca.

- Mi preciosa niña. A veces pienso que Balerion es mas adorable que tú y eso que le apodamos el terror negro.

- No tengo buen día.

- ¿Que ocurre?.

- Nada que el amor es una mierda.

- ¡¿Estas enamorada?!

- No, pero es una mierda. Lo he leído en los libros. - traté de disimular mi ataque de espontaneidad.

- ¿Y qué has leído?

- Pues todas las guerras que se han hecho por amor. Pues si os queréis os fugais y no ponéis en peligro a nadie.

- Bueno mi niña, a veces el amor es mucho más complejo que todo lo que nos rodea. Y de eso precisamente quería hablar contigo.

- Cuéntame. - le pedí mientras me sentaba.

- Tu madre fue el amor de mi vida. Aema era una persona bondadosa, cariñosa y buena madre. Esto que ha pasado nos ha dejado sin aliento. Pero...

- Siempre hay un pero... - le corté molesta. - ¿Cómo puedes tener un "pero" para mamá si hace a penas 3 días que no está entre nosotros. ¿Cómo? - le pregunté indignada.

- Mi amor. - se acercó a mi con dulzura. - como te decía antes. Hay obligaciones muy por encima de nosotros.

- ¿A que te refieres? - pregunté arqueando una ceja.

- Me refiero a todo lo que rodea el hecho de ser rey. Mi obligación para con el reino es todo cuanto rodea mi vida. Mantener la paz, no confrontar al enemigo y adular al que pudiera llegar a serlo es mi trabajo. Tu madre fue una reina consorte estupenda, y me dió lo que más quiero en la vida, mi preciosa niña. El pero se trata de mi deber como rey y no de mi amor por tu madre. Necesitamos un varón Targaryen que continue mi legado cuando yo ya no esté. Para ello en el consejo me instan a que me case de nuevo. - puse los ojos en blanco. - ¿Lo comprendes?

- Sí. Pero, ¿con quién te vas a casar?

- No lo sé. Hay varias pretendientas sobre la mesa. Todas más jóvenes que yo. Mujeres fértiles que podrian llevar en su viente la sangre del dragón, el futuro heredero que porte la corona del conquistador. Alguien que pueda continuar con la dinastía Targaryen en el trono.

- ¿Cuales son esas famosisisisimas pretendientas? - estaba visiblemente enfadada.

- Tenemos sobre la mesa a la casa Baratheon, la casa Stark y una propuesta ridicula por parte de los Frey, la cual está totalmente rechazada.

- Solo me gustan los Stark. - dije con la mirada perdida en la nada. - La niña Baratheon podría ser mi hermana menor.

- También hay una proposición para ti y quiero que la sopeses tranquilamente.

- ¿PARA MI?

- Así es. Yo reinare siendo el protector de los siete reinos. Daré mi semilla para el nacimiento del dragón que reinará en mi lugar y todo eso se llevara a cabo desde kinglanding como se viene haciendo desde la conquista y no quiero que Rocadragón se quede aislada. Ha sido nuestro hogar desde tiempos inmemorables. La sangre Targaryen late con fuerza en esas tierras y quiero que seas la princesa heredera de Rocadragón y que para fortalezer más aún tu posición y nuestra dinastía te desposes con Laenor Velaryon, heredero oficial de Marcaderiva. Tus hijos reinarian en Rocadragón por tierra, por todo el mar Angosto y Marcaderiva. Ellos son pura sangre valiria, también poseen dragones y una gran riqueza. Ya son familia y me parece lo más inteligente que lo continuen siendo. Aún no he hablado con Corlys Velaryon porque primero quería hablarlo contigo, pero creo que es una oportunidad que no podras rechazar.

- Me encanta como todo el mundo tiene mi vida planeada y yo no tengo nada que decir al respecto. Que si te vas a casar con este amable caballero. Que si vas a tener que soportar a una madrastra odiosa que seguramente solo quiera tu dinero y nuestros dragones y sentar el puto culo en un trono. Que si soy tu primogenita. PRI MO GE NI TA. Y no tengo derecho al trono porque me falta una buena polla entre las piernas. - cada vez iba elevando más la voz, noté como el capa dorada cerró la puerta con el pie para que los gritos no se oyeran fuera. - ¿Sabes lo frustrante que es nunca ser suficiente? ¿Por qué no soy suficiente para ti? ¿Por qué no puedo ser yo la heredera? Dime. Y no solo eso, también me quieres casar con mi primo para aumentar tu fortuna y usarme como moneda de cambio. Vete a la mierda. Te odió.

- RHAENYRA. ¡¡¡¡¡¡RHAENYRA!!!!!!!

Salí de sus aposentos dando un portazo. No me interesaba nada de lo que me tuviera que decir. No soy una moneda con la que puedes hacer un trueque. No puedes cambiarme por un par de barcos y ofrecer un vientre que funcione como un engranaje pare niños. No.

Laenor era mi primo, es un hombre de honor, leal, cariñoso y amable. Pero no es el hombre con el que me quiero casar. Que coño, que yo no me quiero casar. No tengo la intención de sucumbir a los encantos de un hombre. No lo necesito. No quiero esa vida para mi, soy fuerte, independiente y me basto por mi misma. No necesito ningún espadachín a mi lado que me jure protección cuando tengo un dragón.

Me dirigí a toda prisa hacia mi habitación. Quería cambiarme de ropa, quitarme el vestido ponerme mi armadura de guerra y volar por los cielos fogeando con Dracarys. No quería quemar nada pero quería demostrar que el poder del fuego lo tengo yo y no él, que ni si quiera tiene dragon. ¿Qué clase de rey Targaryen ni si quiera tiene un dragón?

Al fín llegé a mi habitación y quien menos me esperaba se encontraba recostada sobre la puerta. Alicent miraba a traves de una de las ventanas del pasillo exterior mientras su espalda se apoyaba sobre la puerta de mi habitación.

La calma me invadió un poco. Luego recorde de dónde procedía todo mi mal humor y la calma se fue en un segundo.

- ¿Qué haces aquí? - le espeté.

- Esperarte.

- Ah pues mira, ya no tienes que esperar más.

Conquistando al dragón || RHAENYRA x ALICENT ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora