Mis ojos estaban fijos en la bestia. A penas podía respirar. La dragona rugia y escupía fuego como si del fin del mundo se tratase.
Gire la cabeza de los ventanales hacía Rhaenyra. Laenor sujetaba sus mejillas en sus manos y le ofrecía un beso fugaz en medio de todos esos rugidos. Bruma calmaba a Syrax. Laenor besaba a Rhaenyra.
Cerré los puños con fuerza. Mis uñas se clavaron en la palma de mi mano.
Miré a mi padre. Ergido, sonriente, feliz. Creo que al fin orgulloso de mi. Sentí paz pero rápidamente se convirtió en cenizas en mi interior. Todo ese orgullo paternal que había estado buscando durante tantísimo tiempo no era suficiente para calmar la ansiedad de haberla perdido. Todo estaba pasando muy rápido. Me sentía víctima de mi propio despecho. Joder. Ella se iba a casar con Laenor.
¿Qué esperaba que hiciese yo?
El rey tomó la palabra.
- Ante todos vosotros, os presento a mi reina. Alicent Hightower.
La sala entera empezó a ovacionarme. Las grandes casas vitoreaban con alegria. Perdí la audición por unos minutos, no oía nada, no sentía nada. Mi mirada estaba puesta en sus ojos. Podía leer el fuego en su mirada. Sentí miedo. Desesperación. Y me pregunté una vez más...
¿Qué esperabas que hiciera, Rhaenyra?
Otto, mi padre, llevaba planeando este momento casi toda su vida y yo tenía que ser leal a mi padre y cercana a ella, en un principio me pareció buena idea acompañarla hasta el resto de sus días.
Tome la palabra yo.
- Larga vida al rey. Larga vida a los siete.
Las casas nobles fueron ascendiendo una a una hasta el trono de hierro. Los señores se inclinaban ante mi mostrando respeto mientras yo les devolvía una reverencia a todos ellos en señal de aceptación. Casi toda la sala dió un paso al frente. Casi toda la sala porque ellos se quedaron atras.
La parte posterior de la gran habitación estaba ocupada por Daemon, Laenor, toda su familia y ella. Me dolía mirarla.
Me había equivocado. Lo presentía.
GGGGGGGGGGRRRRRRRRR
GRRRRRRRGGRRRGGRRR PPPPPPFFFFFFF
Syrax volvía a aletear sin moverse de las rocas sobre las que se encontraba. Escupía fuego en mi dirección una y otra vez. Finalmente la dragona emprendió vuelo y se fue volando seguida de Bruma.
Rhaenyra finalmente abandono la salá acompañada por toda Marcaderiva y su tío Daemon. Viserys les acompañaba expectante con la mirada.
Se dió por concluida la fiesta y tras una breve conversación banal con mi futuro esposo, volví a mis aposentos.
Toc. Toc.
La puerta de mi habitación empezó a temblar con un toc toc algo violento. ¿Será ella? ¿Vendrá a recriminarme algo? ¿Estará dolida y admitirá que está enamorada de mi? ¿Realmente lo estaba?
Empecé a ponerme muy nerviosa mientras me dirigía a abrir la puerta. Mientras la abría empecé a articular palabra.
- Yo... Yo te juro que te lo puedo explicar...
- Más te vale que tengas una explicación.
Otto entró en mis aposentos con brusquedad. Exaltado.
- Como futura reina no deberias de haber dejado que esos maleantes mostraran tal indiferencia a tu futuro reinado.
- Pero padre, no le entiendo.
- La puta de Rhaenyra y sus secuaces. Tienes que castigarles, mano dura.
- No hables así de ella. No ha hecho nada malo. - dije medio gritando.
Mi padre se dió la vuelta y me cruzó la cara. Nada de lo que hacía era suficiente para él. Ni casarme con el rey, ni mantenerme virgen, ni elegir no amar a la mujer de mis sueños, ni si quiera intentar ser la hija perfecta que cualquier buen hombre desearía tener.
- No vuelvas a levantarme la voz, Alicent. Recuerda que vives y respiras gracias a mi y a mi apellido. No quiero volverte a ver flaquear. Mañana irás hablar con ella y le daras su puto merecido. ¿Lo has entendido?
- Pero padre...
- ¿Lo has entendido? ¿SI O NO? - elevó la voz mientras golpeaba una mesa que presidia los aposentos.
- Sí padre. - agaché la mirada al suelo. - mañana hablaré con ella.
Otto abandonó la habitación con el aire altivo que le caracterizaba y dejando un buen portazo de regalo.
La noche pasó lenta. El tiempo no corría, las nubes no se movían, todo parecía estático. Mientras yacía entre almohadas de pluma y mantas de piel de lobo pensaba en ella. Cerré los ojos e imaginé lo fácil que podría haber sido todo.
Me imagine caminando por el mismo jardín que tantas tardes habiamos transitado después de estudiar Historia de Poniente. La Alicent de mis sueños asustaba a Rhany por la espalda y empezaba a hacerle cosquillas.
Las dos jugaban traviesas mientras rodaban por el cesped. Reían y se buscaban las cosquillas la una a la otra hasta que chocaban contra un muro que les impedía seguir retozando por el campo. Sus miradas se quedaban ancladas y Rhaenyra sentía como Alicent le miraba los labios.
- Te quiero. Como mujer. Desde siempre. Estoy enamorada de ti.
Las palabras sonaban angelicales, como música en los oídos de la joven princesa que se quedaba muda y no añadía respuesta, tan solo un leve movimiento contra Alicent en el intento de unir sus labios en un beso infinito... Pero Syrax volaba y escupía fuego mientras con sus afilados colmillos rescataba a Rhany de ese beso. La dragona voló a ras del suelo para liberar a su ama de aquella experiencia.
Me sobresalté. Me había quedado dormida. Ni si quiera en mis sueños podía tenerla.
Mañana tendría que hablar con ella.
¿Qué esperaba que hiciera?
Hello!
Gracias por haber seguido leyendo durante tanto tiempo 🧡 He tenido uno meses bastante complicados y escribir no estaba siendo una prioridad.Espero que todo vuelva a su sitio y continuar subiendo capítulos. 6K sin a penas subir nada, en serio, muchas gracias 🙏🏻
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Conquistando al dragón || RHAENYRA x ALICENT ||
Fantasy¿Como te sentirias si solo siguieras los deseos de tu padre, si te sintieses vulnerable, manipulada y violada? Ser la sangre del dragón tampoco es fácil, pero cuando el fuego se une con la piedra pasan cosas maravillosas.