Cap 8. Desconcierto

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La última semana ha sido bastante rara o inusual para mi. No se bien como sentirme y hay días en los que pareciera que cumplir con mi deber es incomprensible, me frustra mucho no poder expresarme tal y como quisiera o verme presa de mi posición política. Supongo que todo sería mucho más fácil si fuese una simple campesina. Y ojo, con simple no quiero restar valor a nadie, admiro mucho a las campesinas que se labran su propio futuro.

Hay días que gasto las horas pensando en qué tipo de campesina sería y que haría para formar una familia con ella. Quizás me rapase el pelo a lo loco y robase dos niños del lecho de pulgas para criarlos como nuestros hijos. Sueños que nunca se harán realidad, pensé.

Hoy me he levantado especialmente triste. Es uno de esos días en los que el deber me pesa. He querido pasar desapercibida y cumplir con mis obligaciones. Me dirigía al gran salón cuando me he cruzado con mi tio Daemon y sin yo buscarlo he terminado teniendo la conversación más profunda que he podido tener con un familiar cercano hasta el momento.

- ¿Qué te ocurre? - todo empezó con una pregunta absurda por su parte.

- Nada.

- Siempre que las mujeres decís: "nada". Ocurre un mundo ahí dentro. - me señaló el pecho.

- Me pesa el deber.

- No es fácil. Creo que a veces ser príncipe es incluso más díficil que ser rey. - dijo con amargura.

- Bf. - bufé.

- ¿No estás contenta con tu matrimonio? ¿Hay algún muchacho que ronde tu cabeza y no se llame Laenor?

- No exactamente. - sonreí a la mitad. - pero no entiendo bien hacia dónde me lleva mi deber con el reino o hacia dónde va todo esto. Creo que la vida debería ser algo más que complacer a todos todo el tiempo, ¿no?

- ¿Qué te lo impide?

- El matrimonio. Ahora debo ser feliz, darle hijos, ser fiel, buena esposa y hacer que se sienta orgulloso.

- Tienes mucho que aprender. Un matrimonio es un acuerdo político entre dos familias que tienen intereses en común y para ellos juntan sus apellidos. Su imperio crece, por tanto el valor de sus nombres, que se hacen más temibles, aumenta. Targaryen - Velaryon siempre fue un buen tandem. Dragones, barcos y batallas ganadas. En eso se resume la historia así que supongo que tu padre quiso continuar el legado con tu tío Corlys. ¿Nos lleva eso a vivir una vida pura y casta? No.

- No entiendo que quieres decir.

- Tendrás que hablar con tu futuro marido. Explicarle como te sientes, las dudas que te surgen y si hay otro muchacho bajo tus faldas, deberías explicarselo.

- Es que no sé como explicarselo. Y ademas, no todos los matrimonios son acuerdos políticos, a lo mejor me quiere y le voy a herir sus sentimientos.

- Que ingenua eres. Laenor visita otros lugares dónde el amor es diferente pero igual. Parecido. Incomprensible para muchos pero necesario para otros. Amor al fin y al cabo.

- ¿Qué quieres decir? - estaba confundida.

- Quiero decir que necesitas hablar con el. Eso te hará aclarar muchas dudas. Presentale el matrimonio como una alianza politica que os protegerá a los dos de las garras de muchos desertores. Hazle saber que nuestros nombres estan grabados con fuego en la historia de la antigua Valiria y que así seguirá siendo. Que Bruma y Syrax volaran a los confines del mundo para que el resto os profese respeto y que más allá de esa alianza existiran unos terminos, los cuales debeis de consensuar antes de daos el si quiero.

- ¿Crees que no lo tomará como una ofensa tio? - Daemon parecía saber más que yo sobre Laenor y sin duda sobre la vida.

- Lo dudo. Será un alivio, estoy seguro.

- Creo que es una conversación que no debo de retrasar mucho. Pero antes me gustaría pasar por el gran salón para poder hablar con padre.

- Se sabia. Tu madre lo era y mucho. - Daemon me sonrió y me besó la frente.

Me dirigí con ímpetu hacia el gran salón. Había empezado a sentirme diferente. Daemon me había dado esperanzas y creía firmemente que la conversación con Laenor iba a ir bien. ¿Pruebas? Ningunas pero al menos un poco de esperanza si llevaba. Quería primero ver que tal estaba mi padre. Echabamos mucho de menos a mi madre y aunque ya hacía semanas de todo, tenía miedo de que cayera en un bucle de oscuridad del cual no pudiera salir.

Al entrar al gran salón me encontré con Alicent en el centro del mismo leyendo historias para no dormir a mi padre. ¿Qué está pasando aquí? Fue lo primero que pensé. Últimamente Alicent me evitaba a toda costa. No me miraba a los ojos, era imposible pararse a hablar con ella. Al susurro de su nombre en mis labios siempre respondía con silencio y yo estaba quedandome sin voz cada vez que la veía.

Al ver la de nuevo leyendo las historias del viejo libro sentí nostalgia. Quise volver unas semanas atras en el tiempo. Quise no estár prometida. Quise dejar mi miedo a un lado y quise besarla. Pero la vida había volado tan rápido como mi dragona y el tiempo me había traído al gran salon dónde Alicent no me hablaba, mi padre escuchaba sus historias y yo debía parecer una idiota retratada en medio de la escena.

- Hola Alicent. - dije con miedo.

No respondió, no me miró. Cerró el libro y se dirigió a mi padre.

- Mi amado rey, espero que haya disfrutado de la lectura, podemos repetir esta tarde. - le sonrió con dulzura y vi a mi padre... ¿sonrojarse?

Alicent se levantó y se dirigió hacia el gran portón. Atravesó la puerta mientras mi padre y yo seguiamos su paso y nos dejó allí retratados y en silencio.

- ¿Todo bien?, mi niña.

- Sí padre, solo quería saber como estabas.

- Muy bien. Alicent me estaba contando historias sobre Aegon. Que ya conocía, pero me hace gracia que me las cuente como si fuese la primera vez que las escucho. Tienes una amiga muy amable y considerada.

- Si, es muy buena amiga. - no quise darle la noticia a mi padre porque tampoco sabía como explicarle que Alicent y yo no nos hablabamos a causa de no haber dado rienda suelta a nuestra pasión. - voy a ir a hablar con Laenor padre. Me gustaría trazar un plan de alianza matrimonial.

- ¡Vaya! ¡Mi princesa es toda una princesa de armas tomar! - rió con júbilo y orgullo.

- ¿Te parece bien entonces?

- Siempre y cuando eso te haga feliz, claro.

Dejé a mi padre en el trono de hierro mientras se apresuraba para ir a una reunión con los consejeros de la corte. Mi intención era hablar con Laenor de una forma distendida. Quería hablar con confianza, en un ambiente familiar y no como si estuvieramos a punto de firmar un contrato pre nunpcial. Estaba nerviosa. ¿Y si no quiere recibirme? ¿Y si no necesita nada de esto?

Me tuve que diriguir hacia la playa. Laenor acababa de bajar de Bruma. Su dragón y él habían estado sobrevolando el mar. A Bruma, pesé a adorar el fuego, le encantaba el mar y Laenor había nacido entre rocas y sal.

- Mi princesa, ¿cómo estais? - me sonrió con dulzura.

- Me preguntaba si querías caminar conmigo y unirte mi charla. Quiero decir, no voy a dar ninguna charla. - reí nerviosa. - tan solo quiero conversar sobre el futuro que nos espera.

Laenor sonrió y con una pequeña reverencia entre risas se apresuró a ponerse a mi lado, me cogió de la mano y comenzamos a caminar.

Conquistando al dragón || RHAENYRA x ALICENT ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora