Apenas había dormido en toda la noche. Laenor tampoco, no me había dejado sola en ningún momento, había respetado mis silencios, mis gritos, mis lagrimas y se había convertido en el amigo inseparable que necesitaba para no caer derrumbada sobre mi propia alma.
¿De qué pesadilla horrenda había nacido todo esto?
¿Por qué los viejos dioses me habían asignado tanto sufrimiento?
No entendía nada. Cada minuto que pasaba era más dificil seguir en pie. Quería quedarme en mis aposentos de por vida.
- Quiero que sepas que tu dolor es mi dolor, y al dolor hay que ponerle remedio si no... nos consume Rahny. - me decía Laenor dulce mirandome a los ojos.
- ¿Y qué hago? No quiero salir de aquí. No quiero pasarme la vida viendo como la mujer que amo se folla a mi padre. ¿EN QUE CABEZA CABE, POR DIOS? - Empece a gritar mientras me levantaba brusca del borde de la cama.
- Relajate. - se levantó y me agarró firme por los hombros. Mirandome a los ojos comenzó a deleitarme con su solución. - Si yo fuese tú, no podría ver todos los días de mi vida a la persona que me ha roto el corazón. Al menos no en el proceso de sanar. Necesitaria irme. Tu necesitas aprender a ser reina, necesitas tomar decisiones en batalla y Syrax tiene que aprender a pelear.
- Aprender a pelear, ¿por qué? - estaba desconcertada.
- Porque Syrax nunca ha estado en batalla y presiento que se avecinan tiempos duros. Tener dragones como mascotas no sirve de nada. Mi solución no es fácil pero viene al caso. Nos vamos a casar, ¿no?
- Si...
- Pues adelantemos la boda a esta semana. Demos un banquete por todo lo alto y al día siguiente, de luna de miel, emprenderemos un viaje a Marcaderiva. Aprenderas a ser Reina allí y criaremos a nuestros futuros dragones allí. Solo necesitarás volver el día que tengas que tomar el trono.
Me empezé a entristecer y mi cara reflejaba toda esa tristeza.
- Lo sé. Sé que echaras de menos a tu padre, que te sentirás fuera de lugar. Pero no puedes observar ese matrimonio desde la tristeza de tus sábanas todos los días. Podemos hablar con Daemon e incluso si asi lo considera puede vernise a vivir a Marcaderiva con nosotros, el ya tiene sus aposentos en el castillo, podemos continuar nuestra batalla en los Peldaños y puedes empezar a tomar decisiones tacticas en ellas.
Me quedé pensativa.
- ¿Qué piensas...?
- Que tienes razón, no puedo quedarme aquí e ir a Marcaderiva a empezar una nueva vida parece la opción más lógica... Habla con la corte. Nos casaremos en tres días.
El semblante me cambió. Entendí que el fuego valirio que llevaba dentro de mi debía de forjar una armadura inquebrantable alrededor de mi corazón.
Toc, Toc.
- Adelante. - Clamó Laenor.
Y de repente, Alicent Hightower asomó su minúscula cabeza por la puerta.
- Majestad. - pronunció Laenor con sorna mientras inclinaba su cabeza.
Lo de la armadura de fuego valirio alrededor de mi corazón lo dejaré para mañana porque ahora, tan solo tengo ganas de llorar, no quiero verla, no quiero escucharla.
No quiero.
- Me gustaría tener unos minutos a solas con Rhaenyra, por favor, Laenor. - casi suplicó con la mirada.
- De acuerdo. Estaré fuera, por si me necesitas. - su mirada me clamaba calma y entereza. No sé si sere capaz, trate de responderle con los ojos.
Mire al techo, suspiré y clave mi iris azul en los ojos marrones de Alicent. La seriedad invadio mi rostro.
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Conquistando al dragón || RHAENYRA x ALICENT ||
Fantasy¿Como te sentirias si solo siguieras los deseos de tu padre, si te sintieses vulnerable, manipulada y violada? Ser la sangre del dragón tampoco es fácil, pero cuando el fuego se une con la piedra pasan cosas maravillosas.