- Estoy fuera de control. - Avisé mientras mis mejillas se encendian.
Me encontraba en la antesala del trono, junto a mi padre y otros armados caballeros de la guardia real.
- Me puedes explicar, por favor, que cojones has hecho.
- Lo que se debía hacer. A ti siempre te han faltado agallas para reclamar lo que es nuestro, siempre te has nublado por esa pedazo de zorra. No eres más que un estorbo. Tu madre, que en paz descanse, debió haber cerrado las piernas antes de alumbrarte el día de tu nacimiento. - escupió Otto con desprecio.
- No doy crédito a lo que escucho. Toda mi vida he vivido a tu sombra y pones en peligro la vida de mi hijo. ¡DE TU NIETO! - Chillé. - Todo por tu estupida ambición.
- Perdone mi señor. - Interrumpió un soldado. - Acaban de llegar los diez cuervos de vuelta. Todas las casas, incluidas la Targaryen de Rocadragón, han sido informadas del fallecimiento del Rey. Han sido invitadas al nombramiento tal y como usted me ha solicitado.
- ¿Que quiere decir mi Lord? - pregunté.
- Pues que... - mi padré le interrumpió.
- Se ha avisado a todas las casas. En tres días será nombrado Aegon II delante de todo el pueblo.
- ¿Estás tomando decisiones sin siquiera consultarme?
- Como te comentaba tan solo eres una zorra de mierda.
Otto levanto la mano y fue a apropinarme una bofetada pero un pequeño cuchillo afilado se instaló en su garganta y no pudo continuar su trayectoria. Un cabello rubio apareció a espaldas de mi padre.
- No vuelvas a hablar así a tu reina. Podrá no ser la más estratega. Podrá no ser la más inteligente. Pero es tu reina y le debes respeto. Abuelo.
La voz de Aemond era impasible, fría y desafiante. En ocasiones me recordaba a Daemon, el cual ahora vivia en Rocadragón con Raenhyra. ¿Habría recibido ella el cuervo? ¿Lo habría leído? ¿Como se abría tomado la noticia?
Las ganas de llorar al recordar su rostro se adueño de mi pecho. Sentí la necesidad de estar sola. Una vez más la situación volvía a sobrepasarme.
- Aemond cariño, baja la daga y libera a tu abuelo. No sabe lo que dice.
Otto me miró desafiante, se colocó el cuello de la túnica y emprendió camino hacia sus aposentos.
- Madre, ¿En dos días será nombrado Aegon rey?
- Eso parece. ¿Qué piensas?
- Es la peor idea del mundo. Pero si ya todos los reinos están avisados, quedariamos como inútiles si reculamos o damos un paso atrás. Ahora hay que acatar con lo que se venga.
- ¿Crees que las casas acudiran? - Confiaba en la palabra de mi hijo.
- Sí. Aegon tiene polla, es lo unico que importa para ellos. - Se encogio de hombros, me realizó una reverencia y se fue.
Es la primera vez que Aemond tiene un acto de amor hacia mi. Acaba de presenciar como su abuelo se disponía a pegarme y ha decidido amenazarlo de muerte en defensa de su madre. No pude evitar sonreir. Con tanto valor, no parecía hijo mio, más bien parecía mas hermano de quien era hermano...
Me dispuse a entrar en mis aposentos. Me paré frente al espejo y poco a poco me fui despojando de mi túnica verde. Tan solo quedaba el corsé, que apretaba hasta dejarme sin aliento.
Me tumbé en la cama y cerré los ojos a la par que suspiraba. Las lagrimas se colaron entre mis pestañas y decidieron brotar hacia el exterior. No podía parar. No quería dañarla, no quería sufriera. Todo esto me parecía tan injusto. Ella era la legitima heredera. Ojalá decidiera no volver nunca más y quedarse en Rocadragón. Ojalá después de 15 años el trono le importase una mierda.
Ojalá.
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Conquistando al dragón || RHAENYRA x ALICENT ||
Fantasía¿Como te sentirias si solo siguieras los deseos de tu padre, si te sintieses vulnerable, manipulada y violada? Ser la sangre del dragón tampoco es fácil, pero cuando el fuego se une con la piedra pasan cosas maravillosas.