Laenor y yo nos levantamos mucho antes de que el sol cubriese toda Rocadragon, como cada mañana montamos a Syrax y a Bruma y nos encaramos en una pelea amistosa bajo los ojos de Caraxes, que a menudo arbitraba aquella situación. Syrax casi siempre preferia escupir fuego a Caraxes y rara vez enfocaba sus embestidas en Bruma. Ambos dragones habian pasado juntos los últimos 15 años de su vida. Luchando día a día.
Mi tio Daemon se había encargado de instruirnos en el arte de la guerra, dificil y sombrío para su gusto. Las decisiones tácticas en un principio no se me daban nada bien pero poco a poco fui ganando experiencia. Conquistamos los peldaños, derrotamos al tridente y dominamos con sobra el Mar Angosto.
La familia había crecido. Laenor y yo tuvimos 3 noches de vino y amor enmascarado en la cual pudimos dar a luz a tres niños. Maekar, que tenía 14 años y un dragon completamente negro con escamas plateadas que tenía una furia parecida a la de Vhagar, el dragon que ahora, según los rumores, pertenecia a mi hermanastro Aemond. Aenys era mi hijo mediano, con tan solo 12 años era el más dulce de la familia, su pelo plateado y su tez negra me recordaba a Laenor a penas cuando eramos unos niños. Aenys montaba a una dragona de inmensa furia que descendía directamente de Caraxes, sus escamas rojas eran temidas en Rocadragon.
En principio mi decendencia se había quedado ahí pero Daemon insistió, tras recibir cuervos del segundo nacimiento de mi padre y Alicent, en que la familia debía crecer y tener un hijo más.
- Dos varones pueden acabar con dos varones, pero tres pueden conquistar un imperio, ser un tridente. - decía normalmente.
Daemon estaba convencido que cuando mi padre falleciera, los Hightower nos declararian la guerra y nos usurparian el trono. Es por eso que hace 10 años, tras una charla intensa con Daemon en la antesala de Rocadragón, Laenor y yo nos dispusimos a beber vino hasta que a penas estabamos inconscientes. Yo, pese a todo, pensaba en Alicent y Laenor en su fiel escudero Joffrey, su amante y el dueño de su corazón. Fue así como Laenor consiguió eyacular y mi cuerpo dio a luz 9 meses más tarde a Valar, un niño de 10 años que era la viva imagen de Daemon. Astuto, frío y distante. El polo opuesto de Aenys. Valar aún no había reclamado dragón aunque hacía muy buenas migas con todos los dragones que vivian en rocadragón. Que no eran pocos.
Mis hijos eran mi felicidad y mi fragilidad. Mi personalidad con los años se ha ido disecando, a veces creo que no queda nada dentro de mi alma y entonces, les veo a ellos y todo cobra sentido. He pasado 15 años muy felices al lado de Laenor, mi mejor amigo.
Pero también han sido 15 años de sacrificio. Aún recuerdo a que sabían sus labios, recuerdo exactamente la textura al besarlos y el frío que se inundo en mi alma tras no volver a hacerlo jamás.
Cumplí mi promesa con creces y deje Kinglanding al tercer día de mi boda con Laenor. Fue dura la partida, las noches pensando en como podría haber sido todo si ella no hubiera elegido a mi padre.
Intente justficarla día a día, intente buscar consuelo en su famosa frase, su: "qué esperabas que hiciera".
Juro que justificarla fue lo que hice día tras día hasta que me llego la noticia del nacimiento de Aegon. Recuerdo exactamente como se me partio en corazón en trillones de piezas que jamás podrían volver a juntarse.
Alicent no había cambiado, no me echaba de menos, no le interesaba dejar su matrimonio y huir conmigo. A veces soñaba con ella, venía volando en un dragon desconocido e irrumpia con el batir de alas en todo el cielo del Mar Angosto. Se bajaba de ese dragon y me miraba sonriente a lo lejos, avanzaba hacía mi pero siempre su imagen desaparecia y un montón de torres se empezaban a ergir alrededor de nuestro castillo. Syrax venía a rescatarme e intentaba sobrevolar e huir mar adentro, pero siempre siempre, era imposible. No se podía huir. Mi propia mente era una cárcel y mis sentimientos estaban pagando condena.
Quince años son muchos años.
- Mami... - Aenys irrumpió mis pensamientos.
- Dime cariño...
- Hoy quiero volar por todo el Mar Angosto, ¿puedo?
- Pero ni te creas que lo harás solo...
- Pero mamá... ya tengo doce años, ¡soy adulto! - me increpaba con el dedo en alto.
- Pero si a penas puedes subir a tu dragona sin ayuda.
- ¡Pero porque esta muy gorda! - se reía mientras me replicaba.
- Anda, ¿quieres que vayamos juntos a montar?
- Bueno, ¿puede venir con nosotros Valar? Le prometí que se subiria a mi dragona.
- Trato hecho.
Aenys fue corriendo a por su hermano Valar, que todavía no había dado un vuelo completo en ningun dragón. Valar era curioso, hablaba un perfecto Valyrio y se comunicaba con todos los dragones de la familia, no tuvo huevo de dragon cuando nació pero de algun modo está conectado con todos ellos.
Los dragones son fieles a sus dueños, nunca se dejan montar por otra persona, pero Valar podía subirse a todos los dragones. Había jugado con Syrax en numerosas ocasiones. Le tiraba de la cola a Caraxes desde que era un bebé y dormía la siesta casi siempre a lomos de Bruma.
Hoy le tocaba volar junto a su hermano a lomos de Meraxes, la dragona de Aenys.
Partimos vuelo mientras los dos hermanos iban en su dragon. Syrax los vigilaba protectora desde las alturas. Meraxes iba dando tumbos, jugando con ambos hermanos y disfrutando del vuelo. El mar estaba precioso. El sol se reflejaba sobre el agua salada que rodeaba todo nuestro pequeño imperio.
Todo estaba en calma hasta que divisamos un par de cuervos. Los cuervos sobrevolaron a los dragones dejando caer dos pequeños pergaminos.
Un pergamino llevaba el simbolo Stark, otro el Hightower.
Preferí leer primero el segundo.
"El Rey Viserys ha muerto. Enviamos cuervos para reclamar sus tierras en favor de Aegon II, segundo en su nombre, rey de los Ándalos, los Rohynar y los Primeros Hombres, señor de los Siete Reinos y Protector del reino. Cualquier acto de traición será condenado con la muerte."
Las lagrimas recorrieron mi rostro. Sentí que me retorcian el corazón en un puño. Mi padre... Mi padre al que no veía desde hacía 15 años había muerto. No me había podido despedir de él, no le había podido decir que lo quería pese a todo. Pese a estar con ella.
Syrax sentía mi dolor, rugía y escupia fuego. Meraxes frenó el vuelo y se giró para observar a Syrax. Mis ojos se clavaron en mis hijos, sentí miedo por ellos.
Abrí el pergamino de los Stark.
"El norte no conoce más reina que Rhaenyra Targaryen. Doblamos nuestra rodilla a Rocadragón."
¡Hemos llegado a 10K! Estoy flipando, millones de gracias por leer y por seguir ahí, espero que la historia vaya tomando buen rumbo y os vaya gustando.
Sed buenxs!
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Conquistando al dragón || RHAENYRA x ALICENT ||
Fantasy¿Como te sentirias si solo siguieras los deseos de tu padre, si te sintieses vulnerable, manipulada y violada? Ser la sangre del dragón tampoco es fácil, pero cuando el fuego se une con la piedra pasan cosas maravillosas.