CAPITULO 1

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Kim Jaehyun era un jubilado Comandante General de la Armada de Corea y ex-combatiente condecorado de la Segunda Guerra Mundial, además de ser el dueño de la mayor industria de construcción de barcos de la península.

Perdió a su esposa a la edad temprana de treinta y cinco años, durante su servicio en combate contra los países que conformaban las potencias del eje, quedando solo al cuidado de su único hijo. Kim Dohyun. 

Dohyun deserto al este del continente asiatico, dejando atras el pais de sus ancestros y las cadenas condenatorias de su herencia. 

Durante el invierno de 1960, se desato una de las mayores catastrofes naturales en el archipiélado de Japón. Locales y extranjeros, quedaron sepultados entre escombros y vacias promesas de regreso.  

Fue durante el entierro de su único hijo y su nuera, que KimJaehyun conoció por primera vez al pequeño Seokjin de seis años de edad. Un sobreviviente milagro del terremoto de invierno. 

El pequeño doncel llego de la mano de su abuelo al pais de sus raices, con el duelo y la tristeza reflejadas en el brillo apagado de sus orbes. Los años siguieron, con los dias deshaciendose como nubes ligeras y las horas rodando en quietud, dejando en el olvido pensamientos, opiniones, sonrisas y afectos.  

Dentro de la sociedad elite de la peninsula, era costumbre presentar en sociedad a los jovenes herederos durante su decimo octavo cumpleaños, con el fin de formar alianzas matrimoniales y expandir el poder economino entre familias. En 1972 fue el turno de Jaehyun de presentar a su unico heredero en sociedad, extendiendo una invitación a todos los jovenes caballeros de más alto nivel economico. 

Las puertas de la mansión Kim fueron abiertas despues de muchos años, encandilando a sus invitados por su gracia y elegancia. Muy diferente a la primera impresión que Seokjin causó al bajar por las escaleras imperiales. 

Sonrisas falsa y saludos frios, fueron y vinieron en serie. Seokjin busco en aquellos ojos desconocidos un atisbo de ilusión que su presencia generase, pero la fila cada vez fue más corta y su desesperanza más grande.

Las notas romanticas de Frédéric Chopin retumbaron en un vals asolador, con ecos raudos que quebrantaron el cristal de su enclaustramiento, lanzandolo dolorosamente a los pies de su realidad.

"¿Este soy yo?" fue el pensamiento arrollador que lo llevo a comtemplar su reflejo en la oscuridad de sus aposentos, con solo el farol de la luna delineando su figura. Nunca hizo caso de su apariencia y siempre creyo que la modestia y el buen comportamiento eran cualidades importantes a la hora de impresionar y ser elegible como futuro esposo.

Que equivocado estaba.

Las propuestas de cortejo no llegaron durante esa velada y durante ninguna otra. Los dias se marchitaban a la par de la juventud de Seokjin. 

Cada noche, parado frente al espejo de su lúgubre habitación, veia en su reflejo, un cuerpo de metro ochenta, con hombros anchos, brazos largos, manos grandes y dedos chuecos. No podía distinguir alguna curva en su cintura, todo en su cuerpo era plano y recto. Sus ojos eran grises y su nariz un tanto puntiaguda, tenia los labios apagados y el rostro en exceso pálido. Todo en él gritaba gris, robusto, vulgar y tosco, contrario a la brillantez, delicadeza y fragilidad que un doncel debía poseer. 

Era despreciable. 

Durante su vigesimo noveno cumpleaños, una nueva reunión fue celebrada en su honor, distribuyendo una invitación a los pocos caballeros elegibles que poseían un nombre y una respetada fortuna. La noche transcurrio con el mismo resultado.

Resignado a su destino, Seokjin decidio tomar la soledad como unico compañero y reestructurar su vida desde cero. No mas clases de etica y buenos modales, su enfoque solo estaria en estudiar economia y administración.

EL LLANTO DEL COLIBRI (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora