15

3.5K 439 78
                                    

°~•~°~•~°

Yuno se acomodo su saco de color gris,  a su lado estaba su secretaria de gran confianza, a parte de que era su amiga más confiable. Caminaban hacia la oficina de Chifuyu, el menor le había mandado un mensaje de que había llegado su ex, sonrió imaginarse el desmadre que se iba desarollar. Con pasos firmes y con una elegancia llegaron a la oficina del peli negro, abrió la puerta con una sonrisa algo arrogante, dejo salir sus feromonas haciendo saber que este era su territorio. Lo bueno que en esa mañana había impregnado al menor con su olor, eso porque le debía por comerse su paleta de hielo.

- Hola cariño, ¿Te parece ir a comer? - Sus ojos vieron al menor y este lo miro con una sonrisa, enfrente del menor estaba un peli negro de unos ojos marrones - Oh, estás ocupado.

- Cariño - Chifuyu le costaba mucho en decir eso, lo bueno que tenían los anillos puestos - Solo acabo de hablar con el señor Baji.

- Hola, Sr.Baji - se acercó a él peli negro estirando su mano, el otro se levantó mirandolo con cierto enojo y estrecho su mano con la del otro alfa - Soy Yuno, esposo de Chifuyu.

- Keisuke, un amigo se Chifuyu - Baji miro a Chifuyu ponerse su saco - Chifuyu está conversación todavía no termina.

- Lo siento mucho Sr.Baji, pero esto ya acabo. Si me disculpa me iré con mi esposo - Chifuyu se acercó a Yuno, este puso su mano en la cintura del peli negro y lo acercó más a él. Yuno le lanzo una mirada de amenaza a Baji.

La secretaria quería reírse ahí mismo, su amigo actuaba tan bien que le daba ganas de regalarle un Oscar. Los tres salieron de esa oficina, al entrar el ascensor, Yuno soltó al menor y empezó a reír.

- Joder eso fue muy intenso - Yuno cayó al piso, Chifuyu soltó un suspiro y empezó a negar con la cabeza.

- Dios, solo falta poco para acabar con todo esto - Chifuyu rio levemente.

°~•~°~•~°

Baji enojado y triste caminaba de lo más cubierto hacia el templo que una vez había sido de la Touman. Tanto tiempo que había dejado de ir ahí, después de lo que había pasado. Ver a Chifuyu con otro le daban celos, no podía verlo con alguien más. ¿Pero que hacía él? Después de todo el fue quien lo engaño, dejo a su Omega.
Todo era su culpa, dejo su Omega por una simple mujer que no valía la pena. Tenía un hijo el cual lo quiera demasiado, su mamá le reclamo y después le dijo que ya no podía hacer nada, había perdido a la única persona que le entendía.

Al llegar al templo vio un montón de adolecentes, arriba de todos estaba un rubio, por un instante vio a Mikey cómo en sus viejos tiempos. A su lado estaba la hija de Draken, esa niña si que ponía impotencia, firmeza y respeto, era como su padre. Los dos eran tan iguales que sus amigos, pero el rubio tenía una sonrisa ligeramente visible.

- ¡Ey! - Se volteo a ver un peli negro, tenía unos piercing - ¿Qué haces aquí, viejo? Esto es propiedad de nuestra pandilla. Estamos en una reunión, es mejor que te vallas - El chico se cruzó de brazos.

- Este templo no es de nadie, además este templo fue una vez nuestra cuando eramos adolecentes - Baji miro de arriba hacia abajo al niño, este solo tenía una mirada sería.

- No quiero saber que hacías aquí - El peli negro chasqueo la lengua - Este templo es ahora nuestro, ahora lárgate de una vez.

¡Cachorros! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora