Capítulo 18

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Irene soltó un jadeó al sentir el tacto de Seulgi en su espalda, su mano estaba sobre ella para evitar que se incorporara, la pelinegra se sujetaba a uno de los bordes de la cama aferrando sus manos a las sábanas con el ceño fruncido.
-No sé ni siquiera porque accedí a esto.- Dijo la pelinegra con un tono de molestia en su voz.

-Porque dijiste que me darías lo que sea después de haber soportado una cena con tu temible y tirana madre.-Respondió la morena sonriendo.

-Pero no imaginaba que pedirías algo así, las personas normales pedirían un helado... O zapatos, no lo sé, esto duele Kang, apresúrate no creo poder resistir tanto.

-No es para tanto Irene, solo aguanta un poco más, ya casi termino, solo falta introducir esto por aquí y jalar.- Seulgi hizo tal acción que le arrancó otro jadeo a la pelinegra. -Tampoco me molestaría tener un helado ahora que lo dices.-La morena soltó una pequeña carcajada ganándose un gruñido por parte de la pelinegra.

Karina abrió la puerta de la habitación de Irene para ver porque tanto alboroto, justo cuando Seulgi jalaba de los cordones para apretar el corset de la pelinegra, haciendo que esta soltara un silencioso grito. Karina arqueó una ceja al ver lo que parecía una escena digna de recordar en su mente por el resto de su vida.

-Listo, ya terminé, te dije que no era para tanto.- Seulgi terminó de anudar el corset de Irene.

-No respiro, creo que mis órganos están encima de mis pulmones y por eso no respiro. O tal vez mis órganos se desintegraron. Estoy a punto de escupir un pulmón Kang.- Dijo Irene mientras se veía al espejo comprobando que todo estuviera bien con el disfraz que llevaría esa noche.

-Yo creo que estás exagerando. No lo apreté demasiado.- Replicó Seulgi cruzándose de brazos mientras miraba con una sonrisa a la pelinegra.

Era Halloween, y esa noche habría una fiesta en el salón de eventos que tenía la alcaldía, solían realizar sus juntas del pueblo allí, pero aquella noche se convertiría en un salón de fiestas lo suficientemente tenebroso para que los niños y adultos pudieran divertirse.

Después de la visita de su madre y de haberle dicho a Seulgi que la compensaría, decidió que ella elegiría los disfraces para esa noche, aunque primero tuvo que lograr que Irene accediera ir a la fiesta, Seulgi pasó días insistiendo hasta que finalmente la pelinegra accedió.

Con ayuda de Yeji, Seulgi decidió que irían tal y como Yeji las había imaginado , la morena había encontrado el libro de cuentos que Yeji solía escribir y le había parecido hermoso ver cómo su hija la veía como una especie de valiente y fuerte caballero.
Seulgi iría vestida como un caballero, un caballero blanco si quería ser más específica, mientras que Irene sería una Reina Malvada, según Yeji la propia maestra le había mencionado que se identificaba con el personaje así que usaría un extravagante vestido que había conseguido con el padre de Lia, quien había resultado ser un habilidoso costurero. Un vestido negro con rojo oscuro, con corset que a pesar de que le dejaba sin aire, le hacía lucir hermosa, las diminutas y casi imperceptibles joyas de fantasía colocadas en este lo hacian aún más hermoso aún, un evidente pero aún discreto escote y una falda con distintas capas de tela, la última tela brillaba cuando esta se veía iluminada. Definitivamente Irene estaba hecha para usar ese vestido.
Su cabello estaba peinado de forma extravagante y eso la hacía lucir más que perfecta.

En cambio Seulgi había optado por conseguir un traje lo más real posible al de un caballero, incluso había logrado conseguir una espada en la extraña tienda de antigüedades que estaba en el pueblo. Solo debía cuidar de no dañar con ella a nadie.
La armadura que la morena había conseguido era demasiado realista, cualquiera diría que tanto ella como Irene parecían los personajes de un cuento.

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