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—Bloom ha llegado. —avisa Athena mientras ve a Stella y a Bloom caminar hacia el edificio.
—Justo a tiempo. —contesta Farah mientras se acerca a ella para observar desde la ventana. —¿La acompaña Stella?
—Así es. Está en buenas manos.
—No sabría qué decirte...
—Oh vamos. Sabes que no es una mala persona.
—No lo es aunque su madre quiera hacerla ver como una vengativa y horrible...
—Su madre está loca.

Farah rie sutilmente y pone los ojos en blanco conociendo la opinión de Athena sobre la reina Luna.
—Si ella te escuchara...
—Se sentiría dolida y traicionada —se burla Athena.
—Desde luego...
—Avísame cuando terminéis.
—¿Vas a bajar a la cámara?
—Sí...
—¿Crees que es una buena idea? No te sienta bien verla...
—Te veo luego.

Sin detenerse a articular alguna otra palabra, Athena abre el pasadizo y baja hasta la cámara de contención que se encuentra bajo el despacho en un pasillo oculto de Alfea.

Tras caminar unos segundos se encuentra ante aquella barrera de contención azul que mantiene controlada a quien había sido como una madre para ella años atrás.

—¿Sabes? En días como este... El inicio del curso... Te hecho de menos. No sé si los demás lo hacen, supongo que sí... a su modo... Pero yo lo hago. A veces me gustaría poder hablar contigo... Pedirte explicaciones... —La lagrima que rueda por su mejilla le impide seguir hablando. La limpia rápidamente y tras unos minutos tratando de recuperar la compostura, vuelve por el pasadizo de la misma manera en la que había ido. Al llegar a la puerta, queda tras ella escuchando. Se mantiene en silencio unos segundos y comprueba que Bloom ya no se encuentra ahí.

Abre la puerta del pasadizo y aparece en el despacho mientras Farah se encuentra escribiendo algo en su escritorio.
—¿Estás bien?
Athena le dedica una sonrisa y asiente levemente.

No pueden compartir más conversación, pues en ese momento la puerta del despacho se abre bruscamente dejando ver a Silva tras ella.

—Tenemos un problema... —Es la única frase que articulan sus labios. La expresión de preocupación en la cara de Silva notifica a ambas de que se trata de algo serio.

Le siguen hasta el bosque junto al profesor Harvey. Y salen de la barrera sin alejarse demasiado.
Al llegar a donde Silva les indica, se encuentran ante el cadáver de un pastor de la zona.

—Es reciente —dice Silva mientras llegan.
—¿Habrá sido un lobo? —pregunta Farah.
—O un oso... —añade Silva. —Querría proteger a su manada... Y quizá se asustó.
—No... —interviene Athena.
—Podemos seguir jugando a las adivinanzas pero esto... esto son restos de carbón... —afirma Harvey interrumpiendo a Athena.
—Ha sido uno de ellos... —afirma Athena. Ante una expresión sumamente preocupada por parte de Farah.
—¿Cuánto hace desde la ultima vez? —pregunta Silva.
—Dos décadas... —responde Harvey.
—Dieciséis años... Rosalind era implacable —corrige Farah.
—Puede haber estado en las montañas... —trata de decir Silva.
—Mató a todos los quemados —dice Farah firmemente.
—Creemos que lo hizo —corrige Harvey.
—Lo que creamos es irrelevante —dice Farah —La barrera cumple su función... Limpiemos todo esto antes de que empiecen los chismorreos. —Sentencia, marchándose del lugar.

Los tres la observaron mientras se alejaba de ellos.
—Negación... —Dice Athena mientras la veía marchar.
—Athena... —insinúa Silva.
—Está bien, iré a hablar con ella. ¿Podéis ocuparos de esto solos?
—Claro, ve. —Afirma Harvey.

Athena se marcha tras Farah. Quien se apresura a paso rápido hasta su despacho. Durante el trayecto se encuentra con una de las alumnas, esta es la hija del profesor Harvey.

—Señorita Wilson...
—Hola Terra.
—¿Ha visto a mi padre? Llevo un rato buscándolo y...
—Ahora mismo se encuentra ocupado. Pero puedo decirle que se comunique contigo en cuanto termine.
—¿En serio? Gracias. Pero... No es necesario solo... solo quería darle unas plantas... ya sabes... Gracias, de cualquier modo.

Su manera de actuar denota un nerviosismo innegable. No era de extrañar. Athena es una profesora de Alfea conocida por ser seria e implacable. Solo los mejores alumnos del último año tienen el honor de recibir alguna clase con ella. Es el hada mas poderosa conocida y se ocupa mayoritariamente de proteger Alfea e impartir clases que solo algunos son capaces de superar. Pues muchos las dejan a medias debido al esfuerzo que conllevan.
—No hay de qué.
—¿Cómo se encuentra? Si me permite la pregunta...
—Bien, gracias.
—Perdón pero... Entre algunos se habla de un pastor que...
—Respetuosamente, Terra. No creo que sea un tema que os deba inquietar a los alumnos. Disfrutad de la bienvenida y ocupaos de vuestras clases.
—Sí, tiene razón. Lo siento... Yo...
—Estoy segura de que no has tenido mala intención.

Tras recibir una sonrisa por parte de Terra mientras asiente, Athena continúa avanzando rápidamente. Al llegar al despacho de Farah, se encuentra a esta rebuscando entre los cajones de su escritorio.
—¿Buscas algo en concreto? —Pregunta Athena.
—Debo avisar a la Reina Luna.
—Claro...
—Quizá es un lobo solitario. Algo que estaba dormido y que ahora ha vuelto... Quizá sólo sea él. Seguro.
—Farah...
—No me pidas que me calme.
—No pensaba hacerlo. Solo... No seas demasiado explícita en el mensaje a Luna. Ya sabes cómo es.
—Ajá.

En ese momento vuelven a tocar a la puerta.
—¿Quién cojones es ahora? —Pregunta Athena.
—Espera aquí.
Tras indicar eso a Athena, Farah se acerca a abrir la puerta.

—Directora Dowling. —Dice una alumna tras la puerta. —Soy Beatrix y... Probablemente le parezca una gilipollas pero soy literalmente su mayor fan... —Farah la mira sin entender qué pretende. —No tendría que haber dicho gilipollas delante de usted... Joder, mierda...
—Parece que estás en racha. —Dice Farah con tono serio.
—Lo siento por todo... Es que llevo esperando toda mi vida el estar aquí... Estoy obsesionada con este sitio, con su historia y con la de usted.
—Tomo nota. —Dice y mira a Callum como pidiendo una respuesta de por qué esa alumna estaba ahí. Pero este le hace un gesto que le da a entender que no pudo contenerla y que tampoco conocía el porqué se encontraba ahí. —Quizá prefieras estudiar esa historia en la biblioteca. Tengo cosas que hacer. —Cierra la puerta del despacho sin decir nada más a Beatrix.

—Voy a pedir a Callum un té relajante.
—¿Te parezco estresada?
—Dado que has estado a punto de mandar a esa alumna a la mierda... La verdad es que sí... Sí un poco... —Ríe amenizando la situación.
—Gracias.
—Descuida... Es duro para todos...

Athena sale del lugar y alerta a Callum de lo que necesitaban para posteriormente dirigirse al invernadero, en el que ya se encuentra Harvey.
—Ben...
—Athena ¿todo bien? ¿Necesitas algo?
—Estoy preocupada por ella...

OUR FATE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora