—¿Te quedas conmigo esta noche? —pregunta Athena a Farah y esta asiente.
Athena despierta cuando nota los rayos del sol colarse a través del tul de la ventana. El otro lado de la cama está vacío. Tras dirigir una rápida visión a la habitación se da cuenta de que Farah ya está arreglada, con un té en la mano paseándose de un lado para otro.
—Buenos días —dice aún algo encandilada por la luz.
—Hola cariño, ¿te he despertado? —dice Farah acercándose a ella y Athena niega. Farah le da un corto beso y vuelve a tomar su taza de té.
—¿Ya te has vestido? Creí que querrías repetir... —dice con una sonrisa pícara.
—Lo hemos hecho toda la noche —ríe Farah.
—Estás muy inquieta... —dice Athena colocándose su bata de seda sobre su cuerpo desnudo.
—Estoy bien...
—Te tiembla el pulso.
—Que va...
—Farah...
—Me preocupa que Luna sea muy dura contigo.
—¿Conmigo?
—Es... No me guarda alta estima y adoraba a Rosalind... Tú me salvaste y bueno... la calcinaste... dos actos que odiará por igual.
—Farah...
—Podría encerrarte...
—Farah...
—O desterrarte...
—Farah...
—O tratar de...
—Pero ¿te estás escuchando?
—Dime que no es viable. Que no se alterará cuando se entere...
—Lo hará pero... No me va a pasar nada. ¿Vale? Hablaré con ella. Le explicaré lo que pasó esa noche...
—Deberías ir al círculo de piedra a recuperar la magia que entregaste cuando pediste que me protegiera...
—Iré luego, estoy bien.Unos rápidos golpes en la puerta sobresaltan a Farah.
—Mamá tengo que... —dice Bloom entrando sin esperar una respuesta. Asombrándose al ver a Farah ahí.
—Ya me iba —dice Farah apresurándose a salir. Athena se queda completamente descolocada, al igual que lo está Bloom.
—¿Qué ha sido... Da igual. Quería... Tengo que pedirte disculpas. Lo siento... Siento haber liberado a Rosalind, haber convertido este sitio en un infierno... Y haberte causado tantos problemas...
—Bloom...
—De verdad que lo siento...Athena se levanta y abraza a Bloom.
—Está bien, has cometido errores... Todos lo hemos hecho.
—¿Crees que debería disculparme con la directora Dowling?
—Creo... que deberías hablar con ella... Sé que el año pasado fuisteis cercanas...
—Sí... Me ayudó... mucho.
—Tengo muchas cosas que hacer ahora pero... Esta tarde podemos dar un paseo, si quieres... —Bloom asintió. —Mientras tanto acude a tus clases, o si necesitas un descanso... quédate con tus amigas, podéis tomaros el día libre, yo os cubro.
—Los alumnos quieren organizar una fiesta esta noche por la vuelta de la directora.
—Vale...
—Aún así, me gustaría dar ese paseo. La fiesta será tarde, me dará tiempo de todo.
—Genial. Si tú o tus amigas necesitáis ayuda, avísame.
—Gracias.
—No hay de qué Bloom... ¿Nos vemos luego?Bloom asintió y tras dar un último abrazo a su madre, abandonó el lugar.
Athena y Farah pasan todo el día entre papeleo y al caer la tarde Athena recuerda el paseo con Bloom.
—Farah... No te lo había dicho...
—¿Decirme qué?
—He... Hablado con Bloom. Quería disculparse contigo por... Bueno... ¿Ha hablado contigo?
—Lo ha hecho. Estuvimos hablando tras el almuerzo. Es muy inteligente, y poderosa... digna hija de su madre, sin duda.
—No la he criado, no puedo llevarme el mérito —sonríe Athena.
—Pero tiene tus genes. Y se parece mucho a ti. Es igual de testaruda —ríe Farah.
—Yo no soy testaruda...
—Oh, claro que no.
—¿Por qué te has ido así esta mañana?
—No... No sé lo que le has contado a Bloom. No quería ponerte en un compromiso.
—No le he contado nada de... de esto. Había pensado que... Podríamos hacerlo juntas... Más a delante quizá. Eres importante para Bloom. Fuiste un gran apoyo el año pasado.
—Claro. Ella también es importante para mí.
—Como para mí Stella.
—Exacto.
—Le he dicho que iría a dar un paseo con ella. ¿Te veo luego?
—Claro —dice Farah y da un corto beso a Athena.Athena se reúne con Bloom y caminan durante unos minutos hasta llegar a un claro desde donde se puede ver Alfea.
—Lo siento —dice Bloom. —Por todo... Os he causado mucho... mucho daño... a todos...
—Bloom...
—No hice caso, liberé a Rosalind y... No puedo enumerar la cantidad de errores que he cometido...
—Eso ya es pasado. Todos hemos cometido errores...
—¿La reina Luna te ha dicho algo? —pregunta a su madre y esta niega. —Stella dice que... es traicionera...
—Estaré bien... Si no se ha pronunciado es porque... está pensando qué hacer.
—¿Crees que... te castigará? —pregunta Bloom.
—No lo sé. Pero no pensemos en eso ahora...
—He hablado con la directora Dowling...
—¿Cómo ha ido?
—Bien, es muy... bondadosa...
—Lo es... Aunque no quieres enfadarla, créeme —ríe Athena.
—Puedo imaginarlo... —ríe Bloom esta vez.
—Bien... —dice Athena. —¿A qué hora es la fiesta? El sol está por caer...
—Debería ir a prepararme... —Bloom se levanta y abraza a Athena para despedirse.
Tras dedicarle una última sonrisa Bloom la deja sola.Athena vuelve a Alfea yendo directamente al despacho de Farah.
—Tú y yo, fiesta de estudiantes en el ala este. ¿Qué me dices? —anuncia entrando al despacho.
—Tenemos cosas de las que preocuparnos más que de una fiesta de alumnos.
—Oh vamos... es en tu honor...
—Aún no sabemos qué quiere hacerte Luna.
—Disfrutemos esta noche. Nos preocuparemos mañana.
—¿Ya has ido al círculo de piedra?
—Iré después de la fiesta.
—Athena...
—Tranquila.Farah pone los ojos en blanco y sigue a Athena. Hace tanto tiempo que no acuden a una fiesta de ese tipo que parece que ni si quiera se acuerdan de la última vez.
—¿Es necesario todo esto? —dice viendo el despliegue de ropa que hay por el cuarto de Athena.
—Necesario... no. Pero divertido sí.
—Habla por ti —ríe.
—Venga —dice Athena sentándose a horcajadas sobre Farah. —Vamos un ratito, por los viejos tiempos... Además es en tu honor...
—Está bien —dice Farah poniendo los ojos en blanco mientras una sonrisa se escapa de su boca.Ambas se preparan y acuden al ala Este de Alfea. Los alumnos habían montado todo en tiempo récord y el lugar estaba irreconocible.
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OUR FATE (Farah Dowling)
RomanceLa hija de un ángel caído y una de las hadas más poderosas que existió imparte clase en Alfea. Athena Wilson. El hada más poderosa que haya existido. Domina cualquier poder, cualquier elemento. Pero su punto débil la delata, el amor. ¿Arriesgará to...