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—Está bien —dice Athena.
—No vamos a dejarte caer —afirma Ben. —Luna no te hará nada, fue en defensa propia. No has hecho nada malo. Ella era una asesina. Tú no.

La mañana siguiente llega sin que Athena haya podido pegar ojo.
A la hora estipulada se encuentra con Luna en el despacho de la directora. En este también e encuentran, Saul, Ben y Farah para testificar a favor de Athena.

Farah mira a Athena con una preocupación que no admitirá ante Luna.

—Disculpad por el retraso pero como imaginaréis estamos muy ocupados ahora mismo —dice Luna. —Agradezco vuestra ayuda pero es un tribunal a puerta cerrada. Y al ser a puerta cerrada, los defensores no deben estar.
—No somos defensores. Puede hacerlo sola. Somos testigos —afirma Saul.
—Athena ¿eres consciente de lo graves que son los cargos que se te imputan?
—Lo soy.
—Muy bien, esto es lo que sé. Rosalind. Una de las figuras más queridas e influyentes del otro mundo. Está muerta. Y recopiladas las pruebas, se ha dado con que Athena ha sido la causa. A si que... ¿Qué es lo que no sé?
—Fue un acto en defensa propia. Rosalind me atacó. Y lo hizo después de admitir haber asesinado a la directora Dowling.
—Esa es una acusación muy grave, sobre todo teniendo en cuenta de que yo la veo aquí, y bastante viva.
—Sí, lo está. Porque yo cedí mi poder para que fuera protegida.
—¿Cómo sé que no mentís? Que Dowling no abandonó Alfea y ha vuelto ahora para llevar mérito.
—Porque has estado un año, junto a mí y junto a Rosalind. Y me has visto proteger esta escuela de todo y todos. Y quedarme sin magia poco a poco en ello. Aún no me he recargado. Puedes ir al círculo de piedra y encontrar lo que queda de mi magia.
—Necesito pruebas físicas.
—¿Pretendes que la desentierre y haga que su cadáver hable?
—Pretendo que me muestres algo objetivo.
—Yo estaba ahí —dice Stella entrando de golpe.
—Stella retírate.
—Yo estaba ahí, desde lejos, buscaba a Athena. Rosalind la atacó y ella se defendió. Admitió asesinar a Dowling, yo también lo escuché. Y estuve ahí cuando su cuerpo emergió de la tierra en una cúpula creada por la Magia de Athena que la mantuvo con vida. También estuve cuando la cargó al círculo de piedra para despertarla.

Luna se queda en silencio unos segundos hasta que habla.
—Y supongo que todo esto fue después de quitarte sin mi permiso la joya que portabas en tu espalda. Haciendo quizá una alianza para encubrirla cuando todo se le viniera encima. —Dice Luna.
—No. Sé lo que vi.
—No es suficiente.
—Nada lo será —dice Athena sabiendo que nada será suficiente para Luna. —Dejadnos solas —pide.

Farah, Saul, Ben y Stella abandonan el lugar.
—He ayudado a Solaria durante años, Luna —dice Athena. —Si lo que quieres es condenarme sin razón no entendería el por qué.
—Parece que asesinar a tu madre no te parece suficiente.
—Ella asesinó a Farah. O al menos creyó que lo hizo y mintió durante todo este tiempo.
—Me da igual. Asesinaste a tu madre, a la directora de Alfea.
—Restituirás a Farah.
—¿Qué?
—Será nombrada de nuevo directora y la corona le brindará su protección a Alfea de nuevo. No la cuestionarás y tampoco intentarás dañarla. Solo así me contendré. Solo así tomaré la condena que me imputes. No me iré. No intentaré escapar, aceptaré lo que me digas solo si tengo la certeza de que Farah, Bloom y Stella estarán bien.
—Es un trato justo —dice Luna.
—Si mi Magia detecta que algo va mal con ellas y no has siquiera tratado de ayudarlas... Me liberaré y haré que Solaria se convierta en un recuerdo.
—Brindaré protección a Farah, a Bloom y a mi hija. Tienes mi palabra. Y tú aceptarás la condena sin rechistar. ¿Queda claro?
—Cristalino.

Tras unos segundos hacen volver a pasar a Farah, Saul y Ben. Tras ellos entran esta vez Stella y Bloom.
—Mi decisión es dejarte en estasis. Y revaluar la situación dentro de veinte años —dice Luna cuando ve que todos están dentro.

—¡¿Qué?! —exclama Stella —¡Mamá no!
—Llevadla al santuario —dice Luna. Y Athena comienza avanzar hasta la puerta.
—¡No, no! —dice Bloom tratando de correr hacia su madre cuando Silva la detiene.
—No hagáis esto más difícil. —Advierte Luna.
—Tranquilos —dice Athena, Bloom se suelta y Stella y ella corren a abrazarla. Farah se encuentra petrificada y Ben la toma de la mano.

—Todo va a estar bien —dice Athena a Bloom y Stella mientras ellas lloran. —Todo está bien.
—No... —se queja Bloom. Athena se separa y acaricia la cara de ambas.
Silva toma a las chicas y las aleja de Athena está dedica una mirada a Farah, cuyos ojos se encuentran empapados en lágrimas.
—Quiero hablar con Farah a solas.
—Athena...
—Solo será un minuto, Luna ¿qué es un minuto de los próximos veinte años?
—Un minuto —advierte Luna.

Abandonan la sala dejando a solas a ambas mujeres. Nada más la sala se vacía, Farah la abraza con fuerza.
—¿Por qué has aceptado la condena? —pregunta mientras una lágrima corre por su mejilla.
—No quiero que pienses que te estoy abandonando. Jamás lo haría... He hecho un trato con Luna.
—¿Qué? Athena...
—Escúchame, respetará tu cargo como directora y te apoyará en él, además brindará protección a Alfea.
—Tu libertad es un precio muy alto por mi cargo...
—Solo quiero saber que estás bien...
—Lo estaría si te quedarás conmigo... Fúgate, haz lo que sea Athena.
—No puedo... Si lo hago... Luna me chantajeará con Alfea... Contigo...
—Athena...
—Está bien, todo está bien... Cuida de Alfea, de los alumnos y de Stella y Bloom. Por favor.
—No... No puedo dejar que te vayas —dice abrazándola con fuerza.
—Yo estaré bien. Nos veremos en veinte años... Tranquila, eres asombrosa. Puedes vivir sin mí... —dice Athena limpiando sus lágrimas.
—Sí pero no quiero...
—Te quiero mucho, Farah. Te voy a querer siempre.

Athena da un profundo beso a Farah y acaricia su mejilla antes de que se acabe el tiempo. Cuando Luna vuelve a entrar. Athena se aleja de Farah y está camina hasta la puerta, saliendo del despacho para que nadie la vea romperse.

Athena dedica una última mirada de cariño a sus amigos y a las chicas y baja las escaleras que la llevan al santuario.

—¿Hay alguna posibilidad de que la dejes libre? —pregunta Stella a su madre cuando quedan a solas.
—No. Ser reina significa mirar más allá de cosas como las amistades.
—Ella era más que una amiga. Ha sido una madre para mí.
—Algún día lo entenderás.
—¿Y si no lo hago?
—No tienes elección.
—¿Y si dejó de ser princesa? ¿Tendré elección?
—Ten cuidado Stella, no sabes lo que dices.
—Sí, lo sé. Si me obligas a elegir entre mis seres queridos y mis privilegios. Que no te sorprenda en resultado. —Afirma Stella de abandonar la sala.

—No entiendo por qué lo ha hecho —dice Bloom llorando en el invernadero, junto a Saul. —Aceptarlo sin más...
—Athena es capaz de morir por sus seres queridos... Siempre ha sido así —afirma Ben entrando junto a Farah. Esta va directa a Bloom y la abraza.
—Lo siento —dice Farah.
—Tenemos que sacarla, yo saqué a Rosalind. Puedo hacerlo.
—Bloom, Athena se ha rendido —dice Ben —Y si lo ha hecho eso significa que... Ha debido llegar a algún pacto con Luna...
—Lo ha hecho —afirma Farah. —Athena a cumplido con lo que le ha pedido porque Luna juró protegernos... Y a Alfea...
—Es típico de ella —dice Ben.
—Pues no es típico de mí... No puedo dejar que se quede ahí.
—Bloom... Ya está hecho... —dice Silva.

Bloom se marcha cabreada en busca de Stella.

—A pedido a Luna que respete mi cargo y no me cuestione. Por eso se ha encerrado. —Dice Farah —Por eso Luna no se opuso a mi cargo...
—Sabía que lo había hecho por ti y por las chicas —afirma Ben. —Siempre os protegerá.
—Pero yo no necesito protección, Ben. La necesito a ella... Y se ha rendido... Si hubierais visto cómo me hablaba... esperaba un guiño, una señal de que escaparía... Pero... no...

OUR FATE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora