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Athena baja y se encuentra a Bloom con Sky. Este admite haber asesinado a Andreas antes de que este matara a Saúl.

Antes de que Athena haga nada, Riven llega con Musa inconsciente y cubierta de heridas y sangre en brazos.

—Dios mío —Athena corre hacia ella. —Una camilla ahora.
La colocan en una mesa y esta la evalúa. Tras unos segundos realiza un hechizo que la hace despertar.

Varios largos días más tarde todos están agobiados y no era para menos. Bloom es un cebo para Sebastian y Musa es usada por la directora para limpiar ya que no poseía su magia. Los rascadores la habían absorbido.

—Stella, tenemos que hablar —dice Athena.
—Claro —Stella deja a las chicas y se dirige a dar un paseo con Athena. —¿Qué sucede?
—Voy a hablar con Sebastian.
—¿Qué?
—Normalmente se lo contaría a Silva o a Ben, pero en este momento Ben no está y Silva confía en Rosalind lo que hace que yo no confíe en él... Eres como una hija, solo puedo hablar contigo.
—Es por ella, ¿verdad?
—Si sabe dónde está Farah... Aunque solo sea una pequeña pista... será más que lo que tengo ahora...
—Ten cuidado, te lo ruego.
—Lo tendré... Si algo me pasa. Toma —dice Athena dándole un colgante. —Está hecho con magia. Si se rompe... en algún momento... Es que... Tienes que despedirte de mí...
—No digas eso...
—Tranquila. Soy difícil de matar.
—Eso espero.

Ambas se abrazan y Athena se dirige a su encuentro con Sebastian.

—Aquí me tienes —dice llegando a donde habían quedado.
—Vaya vaya... Que sitio tan siniestro...
—Sebastian... —dice mirándole con el iris de sus ojos iluminando debido a la ira.
—Sé lo que quieres saber.
—¿Qué es lo que quieres?
—Ja... ¿no lo sabes? La llama del dragón. Tú me la das, Bloom me la da... Yo os doy respuestas... y devuelvo la demás magia que he robado. Yo no quiero la guerra, Rosalind la iniciará...
—Rosalind no tiene nada que hacer contra mí... No puedo quitarle la llama a Bloom.
—Sí puedes.
—No puedes jugar conmigo. Aquí estoy. Solo vengo por una cosa. Y sabes cuál es. No me hagas perder mi tiempo. O acabaré con el tuyo.
—Está bien. ¿Quieres saber algo jugoso?
—Soy toda oídos.
—Recuerdas que te dije que sabía dónde estaba Dowling...
—Por eso vine.
—Está muerta. Rosalind la mató.

En ese preciso instante la Magia de Athena se viene abajo.
—¿Qué?
—Inesperado. La información, no el acto, el acto es propio de Rosalind.
—Es imposible...
—¿No lo ves factible?
—No.
—Sé que crees que Rosalind os quería. Pero solo os utilizaba y cuando dejabais de ser útiles... Adiós. Pobre Farah... Lleva todo el año en el cementerio mientras tú te dejabas engañar por Rosalind. Puedo desenterrartela si quieres... Aunque no sé si quiero saber para qué querrías su cadáver...
—Cállate.
—Oh...
—¡Que te calles! —dice lanzándome una bola de fuego estrellándole contra un camión.

Athena sale volando mientras sus ojos se empapan en lágrimas.
Ha anochecido cuando llega al viejo cementerio. En él la espera Rosalind.
—Madre —dice Athena. —¿Sabías que vendría?
—No lo sabía. Pero me alegra que estés aquí.
—Una novedad... Que te alegre verme.
—Cuéntame hija ¿dónde has estado?
—Con Sebastian.
—Oh, ¿has descubierto algo?
—De hecho sí.
—Pareces molesta. ¿Por qué? Te ha disgustado algo de lo que te ha dicho ¿cierto?
—¿Fue aquí? ¿La mataste aquí?
—Un poco más a tu derecha.

Es imposible explicar el golpe que esas palabras suponen en Athena.
—Eres un monstruo.
—Y tú débil como tu padre.
—¿También le mataste a él?
—Ojalá. Pero no se puede matar a un ángel. Digamos que ayudé en su destierro.
—¿Destierro?
—Al infierno, si es que eso existe. Al más allá... si es que se puede decir así.
—Pasé toda mi infancia preguntando por él...
—Una pena.

Athena corre hasta ella, pero antes de que pueda alcanzarla, Rosalind hace que comenzara a sentir como algo le perforaba el cráneo haciendo que se doblara de dolor.
—Vaya... Parece que aún no has recuperado tu poder... Farah era una distracción. ¡Te hizo débil! ¡Era débil!
—No oses... poner... su nombre... ¡en tu boca! —dice librándose de golpe del ataque de su madre.
—Quizá sí que conserves algo de fuerza...
—¿Cómo pudiste? ¡Me has mentido durante meses! ¡Me has visto desvivirme por encontrarla! ¡¿Qué cojones pretendías con ello?!
—Que dejaras de buscar.
—Jamás ¡jamás! Jamas hubiera dejado de buscarla.
—Por eso la maté. Porque tú y yo seríamos imparables. Y ella te frenaba, te contenía. Te hizo encerrarme. A tu propia madre.
—Ella no me hizo encerrarte, tú hiciste que te encerrara con tus crímenes, mentiras y atrocidades.
—¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Vas a dañar a tu propia madre?
—No. Voy a matarte. —La manera en la que el iris de Athena se vuelve completamente de un gris pálido hace a Rosalind saber que esta no bromea.
—Hija mía.
—No me llames así. Has asesinado a la persona que más he querido, la única que ha estado conmigo pese a cualquier cosa.
—Ha sido por tu bien.
—No. Solo por el tuyo.

Antes de que Athena ataque, Rosalind realiza un hechizo que hace que comience a congelarse mientras trata de extraer su poder.
—Yo quería que domináramos el mundo pero no tienes lo que hay que tener. Si te hace sentir mejor, Farah también era débil. A lo mejor por eso la querías. Poco aportaba ella a este mundo —ríe Rosalind.

La cólera se vuelve fuego dentro de Athena deshace el hechizo de su madre y varias llamas la envuelven.
—Espera... —trata de decir Rosalind, pero antes de que continúe, Athena lanza una llamarada que la calcina por completo. Dejando su calcinado cuerpo sin vida en ese cementerio.

Segundos más tarde, rompe en llanto. No solo por enterarse del asesinato de la mujer a la que había querido en silencio durante años sino por llevarse tal decepción de la mujer que la había traído a ese mundo. Nunca creyó del todo a su madre, pero no quería creer que fuera capaz de eso. De tal atrocidad.

Stella la encuentra.
—Athena... ¿qué ha pasado?
—La mató... ella la mató...
—¿Qué? Oh Dios mío.
—Y yo he matado a mi madre.
—¿Qué? Espera Athena... ¿Rosalind era...
—No puede ser... —dice comenzando a escarbar.
—Athena qué haces.

En ese momento Athena conjura su magia ante la mirada atemorizada de Stella.
—¡Tráela a mí! —Es es instante la tierra comienza a moverse. Stella se levanta y se aleja unos dos pasos asustada. De la tierra comienza a emerger un gigantesco bulto que pareciera una cúpula o un ataúd de raíces.
—¿Qué es eso? ¿La enterró?
—Claro que no. —Athena reconoce al instante de qué se trata esa especie de cúpula. —Dios mío... —exclama haciendo que las raíces se comenzaran a separar y le permiten ver parte den rostro de Farah. —Está viva...
—¿Qué?
—Pedí a la tierra y al bosque que la protegieran a toda costa y le entregué mi poder. Por eso he estado tan débil. Porque la naturaleza lo usaba para protegerla y mantenerla viva... Stella ayúdame. Vamos al círculo de piedra.

Athena saca a Farah de la cúpula con ayuda de Stella y la toma en sus brazos. Llegan rápidamente al círculo de piedra donde Athena la coloca.
—Lo que vas a ver es una magia que no has visto antes... Está bien pero es como... como si estuviera hibernando. Para sacarla del trance tengo que...
—¿Qué? Athena no hagas locuras seguro que hay más...
—Mi magia la puso ahí y solo ella puede sacarla. Stella cuando despierte cuéntale todo.
—¿Qué hay de ti?
—Yo no sé... no sé qué pasará conmigo. No he invocado esta magia antes. Podría no pasarme nada o...
—Deberíamos buscar a Silva y a Ben.
—Ellos no pueden hacer nada. Solo... Da igual.

Athena abraza a Stella y le sonríe para tranquilizarla.
—Ten cuidado.
—Descuida. Necesito... que se coloques fuera del círculo de piedra...

Stella obedece. Athena comienza. Invoca fuego, aire, tierra y agua. A su alrededor se ha creado una vorágine de elementos y una tormenta estalla en el cielo.
Bajo la atenta mirada de Stella, Athena toma una pequeña daga que tiene y realiza un corte en la palma de su mano. Posa con fuerza su mano en la mesa donde había colocado a Farah y la sangre comienza a dibujar formas rúnicas en la piedra.

Los truenos suenan con fuerza en el cielo Athena con su mano herida aprieta con fuerza aquella mesa de piedra y una explosión nubla por completo el campo de visión de Stella con una nube de fuego, destellos de luz y polvo.

OUR FATE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora