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La asamblea termina, Harvey, Athena y Farah se dirigen al despacho de esta última. Están pensando qué hacer justo cuando Terra, Aisha y Musa entran alteradas. Admiten que saben sobre el asesinato de Callum y que Beatrix y Bloom no están.

En ese momento entra Silva.
—Tranquilo, lo saben —dice Farah a este.
—Han dejado inconsciente a un escolta y su coche ha desaparecido —dice Silva y se marcha rápidamente.
—Estoy harta de este jueguecito—dice Athena. Esta provoca una bocanada de aire que abre una de las ventanas de par en par y sale volando por ella a toda velocidad.
—¡Athena! —grita Farah desde la ventana mientras esta se aleja a una velocidad inalcanzable ayudada por el viento que la impulsa más y más. —Encontraremos a Bloom —dice Farah y baja corriendo seguida por Harvey y suben en un coche que Silva arranca a toda prisa.
—La conozco y está muy estresada. Podría hacer una locura... —dice Farah.

—¡Bloom! —dice Athena volando sobre ellas y colocándose frente al coche para que no puedan avanzar.
Nada más bajar del vehículo, Beatrix comienza a sentir como sus pies se queman y Farah le coloca unas esposas mágicas.

—Llevaos a Bloom de aquí —dice Farah a Silva y Harvey mientras unos guardias se llevan a Beatrix en otro vehículo.

Cuando llegan a Alfea, Farah y Athena se dirigen al despacho.
—Te dije que había sido ella.
—Lo sé.

En ese momento entra Bloom al despacho.
—¿Puedo ayudarte? —dice Farah.
—¿Qué eran esas pulseras? —pregunta Bloom.
—Limitadores rúnicos, impiden que un hada use su Magia —dice Farah.
—Son inhumanas —afirma Bloom. —Le rasgaron la piel.
—¿Seguro que no estás herida? —pregunta Farah.
—No me ha hecho daño.
—¿De qué hablasteis?
—De ropa, de chicos, de quién conduce más rápido... Una chiquillada, nada más...
—Quizá la próxima vez elijas mejor tu compañía...
—Puede estar segura.

Esa misma noche tienen otra reunión con la reina Luna, esta vez, para observar el avance de Stella.
Esta, conjura un arcoíris y un haz de luz con absoluto control.
—Muy bien hecho —felicita Farah y Athena sonríe cariñosamente a Stella.
—Por favor dime que es una broma —interrumpe Luna. —¿Le has ordenado que hiciera un arcoíris para demostrar su poder?
—Ya lo hablamos el trimestre pasado. La magia de rehabilitación es un proceso.
—No volvió mi hija a Alfea para un proceso. Lo hizo porque me prometiste que la ayudarías después de lo de Ricky.
—Eso ocurrió porque su entrenamiento sólo se centraba en los resultados. Cuando esté lista pasaremos a una magia más fuerte. Eso llevará tiempo.
—¿Enumero la lista de amenazas a las que nos enfrentamos mientras te tomas tiempo? —dice Luna. Athena va a involucrarse en la conversación pero Stella de adelanta
—Mamá.
—No hables cuando lo hago yo. Solaria es el reino más fuerte del otro mundo ella es su heredera. Una extensión de dicha fuerza.
—Pero lo que está haciendo funciona. Mi poder ha aumentando mucho.
—¡Que no hables cuando lo hago yo!
—Dejé ciego a un quemado.
—Y añadiré que lo hizo con precisión y habilidad.
—¿Y creéis que eso es poder? —dice Luna. En ese momento realiza un conjuro que hace que Stella se vea sola en un bosque fuera de la barrera.
—Por favor... — musita Stella pero Luna no detiene su magia. —Por favor para...
—¡Basta! —dice Athena deshaciendo el hechizo de la reina.
—Cuando controlas la luz, controlas lo que las personas ven —dice Luna. —Y a pesar de lo que digan que importa en este mundo. Las apariencias lo son todo. Tú lo sabes mejor que nadie —añade Luna mirando a Farah. —Sobre todo dados mis esfuerzos por ayudarte a mantenerlas.
—Las dos hemos hecho sacrificios por preservar la reputación de Solaria —afirma Farah. —Stella has hecho un excelente trabajo. Retírate.

Stella sale del lugar y deja solas a las tres mujeres.
—Ya veo que sigues pensando que el miedo es el mejor motivador —dice Farah.
—No te consideres inmune a eso. No olvides que me sirves Farah. Y las cosas cambian.
—¿La amenazas? —interrumpe Athena. —Porque creo que no quieres hacerlo. —En ese momento Athena mira fijamente a la reina. Su iris se había iluminado, se había vuelto de un profundo tono rojo sangre y presionaba todas las defensas mentales y mágicas de Luna. Esta lo intenta, lo intenta con todo su poder. Pero es incapaz de mantenerle la mirada a Athena. Esta última para cuando Farah roza sutilmente su brazo dándole a entender que se detenga.
Athena se detiene, rueda los ojos y se marcha.

Durante más de una semana Farah se dedica a bajar junto a Silva al lugar donde tienen a Beatrix. Athena no está de acuerdo. Sabe que no hablará, le cuesta una discusión con Farah y aún así no la hace entender que la mejor manera, desde su punto de vista, era dejarla inconsciente y leer sus recuerdos.
Farah no está de acuerdo. Pero Athena sabe que de cualquier otro modo no podrían hacerla hablar.
Además habn puesto a los alumnos a combatir contra hologramas de quemados pero ninguno ha sido capaz de derrotar a uno. También Saúl Silva ordena a Sky vigilar a Bloom. Durante los entrenamientos, Farah se pasea entre los alumnos seguida de Musa quien iba leyendo mentalmente cómo se encontraban.

—¿Has conseguido algo? —dice Athena viendo a Farah entrar al despacho.
—¿Tú qué crees?
—¿Estás en cólera porque sabes que tengo razón o porque no te lamo el culo como lo hace Saúl?
—No sé de qué hablas y no entiendo qué demonios te pasa.
—Nada. Debo ir a hablar con Ben.

Athena abandona el despacho y se dirige rápidamente al invernadero.
Entra veloz sin percatarse de que Terra se encuentra ahí.
—Señorita Wilson... ¿Se encuentra bien? —pregunta Terra al verla muy acelerada.
—Terra, por favor, déjanos solos.

La chica asiente y abandona el lugar. Athena se adelanta y se sienta sobre una mesa con una mueca que denota disgusto y algo de enfado.
—¿Problemas maritales? —bromea Ben.
—No sé de qué me hablas.
—Oh vamos...
—Hablo en serio.
—Del mismo modo que te molesta que Saúl flirtee con ella a ella le molesta que la reina Luna lo haga contigo.
—Luna no flirtea conmigo. Solo me hace la pelota para evitar que haga volar por los aires a Solaria.
—Ajá.
—Y a mí no me molesta que...flirteen o lo que sea. Lo que me molesta es que ninguno de los dos sea capaz de admitir que tengo razón cuando saben que la tengo.
—Ajá... Sí.
—¿Qué?
—¿Puedes calentar esa probeta? —pide Ben.

Athena pone los ojos en blanco y hace que de su dedo índice salga una pequeña llama que acerca a la probeta.
—¿Piensas decir algo más?
—Ambas sois igual de cabezotas. A Saúl le gusta pero te quiere, y si Farah y tú intentáis algo no se interpondrá. Él en el fondo sabe que no es correspondido.
—No seas ridículo...
—Me lo negarás hasta que ocurra pero lo obvio no se hace invisible. Al menos no ante mí.
—Es en serio, Ben. La quiero. Como te quiero a ti o a Saúl. Nada más.
—O crees que soy idiota o que no te conozco y no sé cuál es peor —ríe él haciendo reír a Athena. —Deberíais hablar...
—Creo que me he pasado... Le dije que Saúl era un lameculos con ella...
—No ha debido de hacerle gracia.
—No lo ha hecho...
—Deberías de decirle cómo te sientes.
—No me siento de ningún modo.
—Y ahí está tu coraza de nuevo...
—Hemos pasado muchas cosas juntos... Quizá... Y solo quizá... Es que yo tampoco puedo descifrar lo que siento...
—Te diré algo. Farah es muy fuerte, de mente y corazón. Pero tanto tú como yo sabemos que este tema le pasa factura y tarde o temprano buscará un refugio para ese corazón. Aunque no lo dirá. Y tal refugio no tiene porqué ser el que verdaderamente quiera, sino quizá el que antes se ha propuesto...
—Quieres que hable con ella...
—Lo deseo desde que observo cómo os miráis.
—Me desquicias ¿lo sabes? —dice riendo.
—Te desquicia no tener razón —afirma Ben del mismo modo.

OUR FATE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora