Capítulo 9

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Restregué mis manos para obtener una pequeña porción de calor mientras me sentaba incómodamente en el frío suelo.
Limpié mis lágrimas y miré al cielo. ¿Por qué me pasaba esto a mi?
Cuatro tediosas horas en el mismo lugar. Cabe aclarar que en este último tiempo había descendido la temperatura.
No podía retroceder ya que no recordaba el parque y no podía avanzar porque me iba a perder aún más.

Tengo dudas de pedirle a un auto que me lleve ya que puede ser un asesino o un violador serial con problemas mentales.
Catastrófico.
Puede sonar exagerado, pero para mi esa palabra define todo esto. No podía llamar a nadie ya que no tenía señal y ya se me estaba acabando la batería. Debería guardarla por lo menos para ver la hora.
Adiós Candy Crush.

Estaba sumida en mis pensamientos cuando un conocido coche rojo frena delante de mí y el conductor baja rápidamente.

-Kayla, ¡Por dios, estás helada! -exclama una voz tocándome el hombro y mis mejillas.

Era Dylan. Sus inconfundibles orbes avellanas y sus típicos lunares. Me observaba cauteloso pero finalmente me levantó y guió hasta su auto.

-Lo siento, necesitaba tiempo para ordenar mis pensamientos y me olvidé completamente de que no tenías un transporte: -O no sabías dónde se encontraría la parada del autobús -se disculpa mientras sostiene un mechón de mi cabello.

-Por lo menos ¿Te sientes mejor? ¿Estás enojado conmigo? -pregunto temerosa.

-Sí, estoy mejor. No estoy enojado contigo -afirma. Pero no le llego a creer, no me convence. Sólo decido observar el paisaje a través de la ventanilla.

-¿Sabías que la parada de autobús estaba a dos cuadras más de dónde estabas? -pregunta, con tono burlón.

¡¿ESTO ES EN SERIO?! Estuve cuatro horas ahí varada pasando frío cuando tan solo tenía que caminar dos cuadras más.
Tonta Kayla, tonta.

Suelto una leve carcajada junto a Dylan que resuenan en el coche y me dispongo a observarlo.
Pestañas negras arqueadas junto a unos preciosos ojos avellanas, marrones muy claros. Su bella nariz era respingada y en su mentón y cuello se esparcían pequeños lunares.
Su boca era rosada y fina, casi perfecta.
Y si hablamos de su físico, nada mal tampoco.

-¿Te gusta lo que ves? -pregunta con gracia Dylan, sacándome de mis pensamientos.

-Oh sí, el paisaje es lindo. Que sexy árbol -afirmé mientras indicaba con mi dedo índice.

El rió balanceándose hacia adelante pero se le fue su risa rápidamente.

-¿Qué sucede? -me atrevo a preguntarle.

-N..nada, no es nada -duda, pero termina con su oración apretando su mandíbula.

Es un acto extraño, pero decido dejarlo pasar. No le podía estar preguntando todo el tiempo porque de seguro pensaría que soy una entrometida y una molestia.

Finalmente, llegamos a mi casa y me despido rápidamente de él con un casto beso en la mejilla.
El sonríe forzadamente para luego marcharse y dejarme a mí en frente de la puerta de mi hogar.

-¡Kayla! Estaba muy preocupada te llamé treinta veces y no contestabas.-Llegaste muy tarde.

Agh, lancé un suspiro frustrado y proseguí a escuchar su sermón.

-Te dije que estaba con un amigo má. Sólo me retrase unas..

-Cuatro horas y veinte minutos -interrumpe cruzándose de brazos y mirándome expectante.

Le expliqué todo lo que me sucedió evitando algunos pequeños detalles como la pelea con la arpía de Melany, claro. Ella hacía muecas en algunas partes y dio su veredicto: una semana sin salir a ningún lado, exceptuando al Instituto, obviamente.
¡Qué injusticia! Está bien que me haya dicho que soy una irresponsable pero castigarme así no lo creo correcto.

Subo las escaleras de dos en dos y entro a mi habitación. Las paredes blancas hacen juego con las cortinas y los muebles. Estaba obsesionada con el color blanco.
Me dispuse ir al pequeño lavatorio y mirar mi aspecto.
Horrible. Tenía ojeras violetas producto del cansancio, mis ojos mieles se veían tristes y tenía la boca seca.
Peiné mi cabello castaño ondulado que me llegaba a los hombros y me hice una coleta. Por último me puse bálsamo en los labios y me acosté acompañada con mi amiga en estos momentos: Magui, mi gata.

Sin saber que a partir de mañana mi destino podría cambiar.

Capítulo dedicado a la hermosa de @sophia4obrien

Without Love {dylan o'brien}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora