BLACK BLOOD | Jon Snow

71 | ESPIRAL HACIA LA LOCURA

Durante seis largos años, Daenerys Targaryen gobernó los Siete Reinos. Nombró a Alayna Oscura su Mano, un nombramiento que a todos les pareció un poco chocante, incluida la propia Alayna, y sin embargo, nadie pensó que alguien podría ser mejor para el puesto.

La paz llegó a los Siete Reinos, la paz más larga desde que terminó la Rebelión de Robert. No hubo conflicto, ni asesinatos, ni guerras fútiles. Todos fueron felices, por un tiempo.

Aidan siguió siendo el Lord de las Tierras Oscuras, con Joanna y Asher criando a Robb Stark allí. Sansa Stark fue nombrada Guardiana del Norte, porque Jon Snow rechazó el puesto para permanecer en Desembarco del Rey con su esposa, y Jaime Lannister y Brienne de Tarth se convirtieron en Lord y Lady de Casterly Rock.

Cersei Lannister cumplió su sentencia de prisión y se volvió más odiosa cada día. Su celda estaba justo enfrente de Ellaria Sand, la misma mujer cuya hija Cersei había asesinado a cambio del asesinato de Myrcella.

Alyana descubrió que estaba embarazada un año después de que Daenerys tomara el Trono de Hierro, y cuando el maestre le informó que iba a tener gemelos, Jon Snow se desmayó por la conmoción. No estaba seguro de poder tratar con un niño, y mucho menos con dos.

Nacieron sus hijos, dos hermosos niños a los que llamaron Alden y Rhaegar, por el hermano perdido de Alayna y el padre que Jon Snow nunca conoció. Sus hijos nacieron sanos y Jon y Alayna sintieron que sus vidas finalmente estaban completas, pero Desembarco del Rey no era su hogar.

Por mucho que trataron de ignorarlo, Daenerys Targaryen se estaba volviendo loca. Parecía que, independientemente de que Alayna creyera que tal vez los Dioses habían acertado con ese lanzamiento de moneda, no habían tenido éxito.

Fue un deterioro lento, y fue doloroso verlo, especialmente cuando Daenerys se dedicó a ejecutar a quienes se oponían a su gobierno. A pesar de que la mayoría de los Siete Reinos vivían en paz, todavía había algunas lealtades hacia los Lannister que se oponían al gobierno de Daenerys. Esas personas fueron quemadas vivas por Daenerys Targaryen, quien parecía disfrutar viendo cómo sucedía.

Jon y Alayna solo podían mirar, el consejo de esta última como Mano de la Reina significaba casi nada mientras Daenerys se volvía cada vez más loca. Ahora tenían que proteger a sus hijos, no solo a ellos mismos, y ver a Daenerys descender a la misma locura Targaryen que aquellos que la precedieron fue aterrador.

Su espiral descendente se hizo eco hasta el punto en que se formó un levantamiento popular y Joanna les envió un cuervo insistiendo en que debían hacer algo al respecto. Cabalgó hasta Desembarco del Rey junto con Asher, y los dos se reunieron con Jon y Alayna en secreto para discutir un curso de acción. La gente estaba cada vez más inquieta en la ciudad y en otros lugares, sintiendo las mismas venidas que la de Aerys Targaryen, el Rey Loco y el padre de su Reina actual.

Si bien Daenerys había sido una gobernante pacífica y amable durante los primeros años de su reinado, era evidente que las tornas estaban cambiando y las mareas se estaban volviendo inquietas. Daenerys quemó vivas a más y más personas, destruyéndolas de la misma manera que lo había hecho su padre, tratando de expiar las pérdidas de todos los que alguna vez había amado. Nada la hizo sentir mejor, y cuando se llevaron todos los cadáveres carbonizados, nunca sintió ninguna sensación de cierre.

Ver a la gente de la ciudad levantándose contra ella había llenado a Daenerys de una nueva rabia, una que no había sentido desde los días del reinado de terror de Cersei. Joanna había reunido una fuerza para tratar de destronarla, y la traición de una Baratheon a la Casa Targaryen solo llevó a Daenerys más cerca del gatillo.

Jon y Alayna intentaron convencerla de que quemar la ciudad no era el curso de acción, y pudieron sacar a sus hijos de contrabando de la Fortaleza Roja con la ayuda de Tyrion y Jaime Lannister, quienes se los llevaron a Casterly Rock, donde estarían a salvo hasta que terminara la segunda venida de la Rebelión de Robert, para bien o para mal.