03; Castigado

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Kirishima frunce el entrecejo con extrañeza. ¿Cómo su hermano ha podido descubrir que Katsuki ha estado con él durante toda la noche?
No tiene sentido, él también mira el salón pero a diferencia de Tamaki, no encuentra nada que de indicios de que Bakugou ha estado metido en la casa por varias horas.

–¿Por qué piensas eso? Él no ha estado aquí.

–Ei, no hace falta que mientas. Lo sé porque ese regalo no estaba antes y porque ya no queda pastel, dejamos un trozo en la nevera ayer y este ya no está, por eso creo que fue Bakugou, ¿Me equivoco?

Kirishima lo mira, y después suelta un suspiro pesado, pues ya no tiene sentido fingir, lo han descubierto, con pequeños detalles de los que no se había percatado. Bajó la mirada avergonzado, mientras Tamaki sigue esperando una respuesta.

–Sí, ha estado aquí. ¡Por favor, no se lo digas a mamá y papá!

–Ei, lo siento pero tengo que decírselo. Lo que has hecho ha estado mal, y mamá y papá deben saberlo, mereces un castigo por desobedecer.

–Pero yo sólo quería celebrar mi cumpleaños con mi amigo...–Dice Kirishima, muy bajito, pero aún así su hermano lo ha escuchado claramente.

–Eijiro, sabes lo que piensa nuestra familia de la familia Bakugou, especialmente de Katsuki. Una de las reglas es no dejar entrar a nadie en casa, y tú lo has hecho, y no a cualquier persona, nada más y nada menos que Katsuki Bakugou.

–¡Tamaki por favor! Haré lo que quieras pero no se lo digas a mamá, mucho menos a papá. Duele mucho cuándo me castigan.

–Si no quieres que te castiguen, no desobedezcas. Las reglas son claras y simples, no entiendo porque no puedes simplemente respetarlas. Katsuki es homosexual, y lo sabes. ¿Acaso tú también lo eres y por eso te juntas con él?

–¡No, yo no lo soy!

–¿Entonces por qué te juntas con él? Sabes que no debes hablar con nadie con... Esa condición, a no ser que tú también tengas esa clase de gustos inhumanos.

–Katsuki es amable, y él no es homosexual, es sólo un vil invento, sólo quieren hacerle daño a Katsuki.

–Claro que lo es, ¿Acaso dudas de lo que dicen las amistades de nuestros padres?

–Confío más en mis propias amistades que en ajenas.

–Eijiro, no seas tan rebelde. Respeta las normas que nos ponen nuestros padres.

–¿Se lo contaras a mamá o a papá?

–Claro, tienen que saberlo, sino seguirás desobedeciendo y haciendo lo mismo.

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Eijiro muerde sus uñas nervioso, son las dos de la madrugada aproximadamente, puede escuchar a Tamaki hablando con sus padres, y sabe que están hablando seriamente y estos están enfadados con él. Tiene tanto miedo, ya ha recibido varios castigos durante toda su vida, y sabe que todos ellos son dolorosos, algunos unos grados menos que otros, pero todos son dolorosos. Quiere escabullirse y huir, que se lo trague la tierra no estaría mal.

Escucha las pisadas de su padre subiendo las escaleras, y sabe que ya no puede esconderse más, que tiene que dar la cara y aceptar sus errores.
Nada de volver a meter a Katsuki a la casa, nunca más. Sus padres nunca lo van a aceptar, ni siquiera como su amigo, y eso es algo que ya no puede cambiar, sus padres ya dedican una gran parte de su odio a su mejor amigo, y él sabe que ha hecho mal.
La puerta es abierta fuertemente, y Kirishima ve a su padre en la puerta, lo mira de la forma más amenazante e intimidante posible. Camina hacia él y lo toma de la muñeca con fuerza.

–¿¡Es cierto lo que dice tu hermano Eijiro?!

Kirishima no es lo suficientemente valiente como para contestar, no sabe que decir, lo único que quiere es no recibir ningún otro castigo, estos dejan marcas, y no metafóricamente sino físicamente. Duelen demasiado, y espera que su padre tenga algo de piedad, aunque sabe que por esto va a recibir uno de los peores castigos de su vida, ve que su padre lleva un cinturón rodeando la parte superior de su pantalón, y sabe que eso es mala señal.

–Oh, jovencito, no me puedo creer que de verdad lo hayas hecho. Mereces un castigo.

Aún sin zafar el fuerte agarre en su muñeca, el padre de Kirishima se quita el cinturón con una sola mano, con destreza, tal vez es por la práctica. Su padre lo hace girarse y comienza a propinar duros y fuertes latigazos en la espalda de Eijiro, quién no puede evitar que sus ojos derramen lágrimas por el dolor. Cuándo ya ha recibido al rededor de una decena de golpes, su padre por fin lo deja en paz con una última advertencia.

–Más te vale no volver a hacer algo así de nuevo, porque la próxima vez seré más cruel.

Su espalda escuece y sabe que está roja por la cantidad de golpes. Camina con un ardor insoportable y se mete en su cama, buscando escapar de ese momento, tener un sueño muy bonito le vendría bien, dormir por varias horas sería su via de escape, para escapar en la realidad en la que vive, dónde no tiene libertad.

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Katsuki está confundido, pues Kirishima no le ha dirigido la palabra en todo el día, incluso fue por otro camino para no coincidir con él. Y no entiende la razón, el sábado no había nada raro, es más, estaban especialmente bien. No entiende que es lo que ha cambiado, ha ignorado y dejado en visto todos los mensajes que le ha enviado, y el lunes en la mañana tenía la esperanza de que Kirishima se acercara a él y le explicara la razón por la que no le había hablando, pero este no le dirige la mirada, ni una sola vez.

A la salida decide encararlo y que le diga que es lo que le ocurre. Lo agarra de la muñeca para detener su caminar, tiene al pelinegro de espaldas, y en ese momento, una ráfaga de viento levanta la camiseta de Kirishima, dejando a la vista las terribles marcas que tiene Kirishima.
Katsuki lo mira, entre sorprendido y asustado, lo obliga a girarse.

–¿¡Quién te ha hecho esto?!–Exclama Bakugou, Kirishima tiene la mirada baja.

–Katsuki, por favor suéltame, tengo que llegar temprano a casa.

–Fue tu padre, ¿No es así?

Kirishima no contesta, tan sólo aparta la mirada, sin negar ni afirmar nada, pero eso es suficiente para Katsuki para saber que tiene razón.

–Lo siento tanto Ei. ¿Es por qué se dieron cuenta de que estuve en tu casa cierto? No sabía que esto pasaría, ¿Es por eso que me has estado ignorando todo el día? De verdad, lo siento muchísimo, fue mi culpa.

Kirishima logra zafarse del agarre de la mano de Katsuki en su muñeca, y lo mira serio, congelando por unos segundos a Katsuki.

–Dejame. No puedo hablar contigo, o al menos no por ahora.

Y así Eijiro se va, dejando a Katsuki atrás.



















•Freedom• (Bakushima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora