•Freedom• (Bakushima)

14; Su Amante

Las leves caricias en su cabello le hacen cerrar los ojos, y poder respirar relajado, pese a que se encuentra más intranquilo que nunca. Se acerca un poco más al cuerpo que yace a su lado, y su agarre se hace más fuerte, formando un abrazo más intenso. El silencio lo hace sentir cómodo y cálido. 

-No me ha creído.-Dice Kirishima, rompiendo el cálido silencio que se ha formado en la habitación.-Traté de decírselo, pero decidió creerle a él.

-No has hecho nada malo, Ei. Será peor para ella si decide no creer en lo que dices.

-Lo sé. Sé que es su decisión y al final a la que más le afecta es a ella. Pero, es mi madre, no me gusta saber que está con un hombre que la engaña de esa manera, aunque ese hombre sea mi propio padre.-Explica el pelinegro, para después soltar un suspiro.

-Tienes vendas por todas partes.-Murmura Katsuki.-¿Fue él?

Kirishima no se ve con fuerzas para contestar a esa pregunta. Por lo que simplemente esconde su rostro en el pecho del rubio, cómo si eso pudiera responder por él a su pregunta. Y al parecer funciona, pues Bakugou suspira.

-¿Acaso ese hombre no puede solucionar las cosas contigo sin que eso implique herirte? Joder, cómo lo odio.

-De vez en cuando, siento que yo también lo odio.-Esa declaración deja bastante sorprendido a Katsuki.-Pero no debería. Tú estás en todo tu derecho a odiar a mi padre, no eres nada de él y no le debes nada. Pero yo... No tengo derecho, soy su hijo, y todo lo que tengo es gracias a él.

-Ei, que te haya dado la vida no significa que le debas nada, él decidió tenerte, tú no elegiste nacer. Tú no le debes nada por una decisión que él tomó. Y si es un mal padre, tienes derecho a odiarlo.

-Si tan sólo pudiera demostrar que está mintiendo...-Dice en un gruñido. De repente, tiene una idea, cómo si la bombilla de su cabeza se hubiera encendido.-¡Sí puedo demostrarlo!

El pelinegro levanta su torso del colchón de Katsuki, para quedar sentado en la cama. Con una gran sonrisa y mirada que se ilumina de repente, cómo unos focos.

Katsuki, por impulso, también se levanta para quedar sentado en la cama-¿Qué vas a hacer?

-Aiko.

-¿Aiko?-Repite Katsuki, esta vez en forma de pregunta.-¿Quién es Aiko?

-Aiko es su amante. Hablaré con ella. Tal vez ella pueda ayudarme a desenmascarar a papá.

-Estás loco, ¿sabías? Es muy poco probable que ella acceda a hablar contigo y desenmascarar a tu padre cuando ella es su amante, obviamente no va a admitirlo, y menos delante del hijo de él porque...-Katsuki va a seguir hablando, pero un dedo en sus labios, indicándole silencio, le impide seguir hablando.

-No perderé nada por intentarlo.-Asegura Eijiro.

Katsuki suspira, sabiendo que no puede hacer nada por cambiar la opinión de su novio.

-Te acompañaré.-Dice Katsuki, levantándose de la cama para agarrar su chaqueta.

Kirishima inmediatamente se levanta también, para agarrar una chaqueta de Katsuki, le queda algo holgada, pero no le importa, se pone sus zapatillas de nuevo para salir juntos de la residencia de los Bakugou.

Caminan por la ciudad, evitando pasar cerca de la casa de Kirishima.

-Tiene el cabello naranja y es alta.-Dice Eijiro.

Tiene la cara de esa mujer grabada en su mente, por lo que no confunde a la mujer con ninguna otra cuándo la ve en el interior de una cafetería, con una taza de café y un croissant en la mesa.

-¡Ahí está!-Exclama Eijiro.-Iré yo sólo, creo que será mejor. Tú espérame aquí.

Katsuki simplemente asiente, mientras ve a Kirishima alejándose de él para entrar decidido a la cafetería y acercarse a la mujer, ve cómo al parecer le pregunta si se puede sentar, y ella algo extrañada asiente.
Eijiro se sienta frente a ella.

-Eres Aiko, ¿Cierto?

-Sí, Aiko Tanaka.-Afirma la mujer.-¿Tú eres...?

-Soy Eijiro Kirishima, hijo de Kaito Kirishima.

La sonrisa de Aiko desaparece. En un abrir y cerrar de ojos, ya está seria, su sonrisa se ha esfumado completamente. Antes de volver a hablar, Eijiro la analiza con la mirada.
Es una mujer atractiva, que ahora que la ve de cerca, nota que es más joven de lo que le había parecido la primera vez que la vió de lejos.

-He descubierto que tú estás en una relación con mi padre.-Dice el chico. Carraspea para aclararse la garganta y seguir hablando.-¿Sabes que él está casado?

Aiko rompe a llorar. Totalmente desconsolada. Eijiro completamente aturdido apoya su mano en el hombro de la mujer. Es tan surrealista estar tratando de consolar a la amante de su padre.

-Yo no sabía que estaba casado.-Declara la mujer quién se limpia los restos de su rímel corrido por las lágrimas con una servilleta.-Lo siento tanto...

-No pasa nada, tú no eres la mala.

-Él me dijo que tenía dos hijos, pero que se había divorciado hacia años.-Confiesa Aiko.

-No, lamentablemente siguen juntos.
Me gustaría pedirte un favor. Habla con mi madre, dile que eres el amante de mi padre, por favor. Sólo así me creerá.

Aiko lo mira, indecisa. Tal vez es lo mejor, esa mujer debería saber lo que hace su marido a escondidas. No la conoce, pero cree que lo merece.

-De acuerdo.-Accede en un suspiro después de algunos largos segundos en silencio. 

Eijiro le regala una sonrisa, grande y plena. Está verdaderamente feliz, por fin podrá demostrar que el único mentiroso es su padre. Kaito lo va a odiar, jamás le va a volver a dirigir la palabra. Pero si es sincero, está conforme con eso. Nunca han sido cercanos, así que ¿Que más da?

-Tranquila, todo estará bien.-Kirishima acaricia el hombro de la mujer en señal de apoyo mientras salen juntos de la cafetería después de pagar por el café y croissant de Aiko.

Abren la puerta y salen a la calle, dónde Katsuki los espera sentado en un banco de mármol. Eijiro hace que la mujer lo siga hacia dónde está Katsuki.

-Aiko y yo vamos a mi casa.-Le dice.-Nos vemos luego, Kats.

El pelinegro deja un beso plantado en la mejilla de Katsuki antes de irse detrás de Aiko quién ya ha empezado a caminar.

-¡Mañana te devuelvo la chaqueta!-Promete Kirishima desde la lejanía.

Junto a la amante de su padre, camina hacia su casa. Para por fin poder demostrar que él es honesto, su padre no. Va a romper el matrimonio de sus padres, y no se siente culpable, porque siempre ha estado roto. La reputación de su padre se va a caer junto a su imagen de padre perfecto. Es posible que revele su secreto, pero ya no le importa nada. Está listo y ya no tiene miedo.