16; Atrapados

273 34 8
                                    

Los ojos color rubí de Kirishima brillan más que nunca mientras ve su propio reflejo en el espejo de la peluquería. Katsuki sonríe al verlo mientras termina de agradecerle a la estilista, pagando lo necesario por el corte y el tinte, arrastrando a Eijiro fuera de la tienda.

—¡Me encanta!—Es lo primero que dice Eijiro al salir.

Balancea su recién teñido cabello, ahora de un intenso rojo, con una sonrisa de oreja a oreja. Está completamente feliz con el resultado final, y sabe que lo van a regañar de todas las maneras posibles por su nuevo color de pelo, pero ¿Que más da? Lo tendrán que aceptar quieran o no, pasará un largo tiempo hasta que su familia pueda volver a ver su cabello azabache al natural.

—Te queda demasiado bien.—Halaga Katsuki mientras revuelve los cabellos rojizos de su pareja, desordenando su recién hecho peinado, que sigue caliente por el secador, y con una suavidad nunca antes vista.

Caminan por las calles de la ciudad. Y se permite agarrar la mano de Katsuki y entrelazar sus dedos entre ellos. Con su nuevo color, nadie podrá reconocerlo, no sabrán que es Eijiro Kirishima pues para ellos, Eijiro es un simple joven azabache.

—¿Sabes qué?—Pregunta el ahora pelirrojo, haciendo que Bakugou lo mire.—No tengo ganas de ir a casa ahora mismo. ¿A dónde podemos ir?

El rubio sonríe y suelta una pequeña risa por la nariz, sin detener su paso algo acelerado mientras aprieta con algo más de fuerza la mano de Kirishima.

—Vaya Eijiro, estás revolucionado. Al parecer el tinte te ha hecho más rebelde de lo que ya eras.—Dice el rubio en tono burlesco que provoca una pequeña risa en Eijiro.

—Solo no quiero ir a casa. Prefiero ir a la tuya.—Dice sonriéndole levemente al rubio.

。⁠:゚⁠:⁠。﹏﹏﹏⁠﹏﹏﹏﹏。⁠:゚⁠:⁠。

Decir que algún día se va a acostumbrar a esto sería una completa mentira. Nunca cree poder acostumbrarse a tener a Eijiro de esa forma. Hasta hace tan poco tiempo, soñaba despierto con esto, no puede creer estar cumpliendo todo ahora.
Nunca tuvo expectativas de poder gustarle a Eijiro, y menos que este otro le dejara estar con él de una forma más que amistosa. No le importa que sea a escondidas, con poder besar a Eijiro, le es más que suficiente con eso, y espera que a Kirishima jamás se le ocurra terminar con todo lo que han creado hasta ahora.

Acaricia sus recién teñidos cabellos color rojo. Le gusta cómo le queda ese color, combina a la perfección con sus ojos del mismo color que los suyos. En realidad, no le importa de qué color se tiña el cabello Eijiro, está convencido casi al 100 por 100 de que lo seguiría encontrando bonito en todos los sentidos posibles. Le encanta cómo le queda el nuevo color, casi le gusta más que su cabello negro natural, y eso es mucho.

—Me gusta tu nuevo cabello.—Habla, sin detener sus caricias y cómo si no fuera la onceava vez que lo dice desde que llegaron al hogar de los Bakugou.

—Gracias, pero sé que mis padres lo van a odiar.

—No importa, sabes que cualquier cosa que te ocurra con ellos, podrás venir a mí sin dudarlo dos veces.

Kirishima sonríe mientras se acurruca más en el pecho de Katsuki, buscando la posición más cómoda para descansar ahí. No sabe porque, pero se siente muy cansado, pese a que apenas ha hecho actividades que requieran mucho esfuerzo durante el día o que provoquen demasiado cansancio. Tal vez es un cansancio mental, pero aún así, cierra sus ojos, cómo si quisiera dormir una larga siesta. Pero Katsuki no le deja. Pues con un pequeño apretón a su hombro lo hace volver a abrir sus ojos rubíes de nuevo. Se miran mutuamente, y antes de que Kirishima pueda quejarse por haberlo molestado, Katsuki estampa sus labios contra los suyos, y Eijiro simplemente no se ve capaz de rechazar algo cómo eso. Así, le sigue el juego y cierra los ojos, está vez para poder disfrutar del conjunto de sus labios en todo su esplendor.
Kirishima deja que sus manos se deslicen por los hombros del otro chico, mientras adopta otra posición, dejando de estar recostado, para poder tener un mejor acceso a sus rojos labios, para que la tarea de disfrutar de ellos sea más sencilla para los dos.

Están disfrutando del momento de una forma tan especial que ni siquiera se percatan de los pasos que se acercan de más a la habitación en la que se encuentran, saboreando sus labios rosados sin pudor alguno, con la seguridad de que no van a ser atrapados por nadie, pues se supone que la casa está totalmente vacía.
Pierden el sentido de la oída, lo único que pueden sentir es el gusto, por lo que no escuchan la puerta ser abierta.

—¡Katsuki!—Después, hay un silencio sepulcral, y ambos chicos se ven obligados a separarse para ver quién los ha interrumpido.

Kirishima no puede evitar ponerse sumamente nervioso al ver a la señora Bakugou, quieta en el umbral de la puerta de la habitación del rubio, mirándolos en un estado de sock. No esperaba encontrar algo como aquello. Cuándo Mitsuki parece recobrar el sentido, dice.

—¿Podríais bajar a la sala, por favor?
Los dos.

Obedecen rápidamente, y bajan las escaleras para encontrarse con el matrimonio Bakugou esperándolos allí, mientras Mitsuki termina de contarle a su marido lo que ha visto en la habitación de su hijo.

—Kats, entiendo que tengas novio, pero no deberías traerlo cuándo no estamos.—Masaru empieza.—No sabemos lo que podéis llegar a hacer.

Kirishima se sonroja todavía más, si es que eso es posible. No puede evitar bajar su cabeza avergonzado.

—Ya lo sé, no haremos eso todavía.
Además, Eijiro...

No puede ser capaz de terminar la frase pues su progenitora lo interrumpe.

—¿¡Ese es Eijiro?!

Mientras el susodicho sólo quiere que lo trague la tierra y nunca lo deje ir de nuevo.

Ha sido atrapado de la forma más patética posible, y se siente tan avergonzado por ello.


•Freedom• (Bakushima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora