Extra

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Final alternativo.

Cuándo se dió cuenta de que le gustaba Eijiro, sabía lo mucho que le iba a doler ese amor, sabía que iba a ser tan difícil estar juntos sin necesidad de esconderse, lloró tanto cuándo se percató de que, efectivamente, había caído ante los muchísimos encantos de Eijiro Kirishima. Cuándo conoció a Eijiro, fue un día verdaderamente feliz, recuerda que nada más llegar a casa le contó a sus padres sobre el nuevo amigo que había hecho y se pasó el resto del día sonriendo sin cesar. Estaba contento por tener un nuevo amigo.

Actualmente, tan sólo puede confirmar lo que años atrás pensó, ese amor le iba a doler. De hecho, siempre dolió desde el minuto en el que se dió cuenta de que le gustaba ese chico. Porque sabía que era algo prohibido e imposible. Conociendo a la familia de Kirishima, dudaba mucho de que a este le gustaran los chicos, y si de verdad le gustaban, no serviría de nada, porque la familia del pelinegro jamás lo dejaría estar con él. Tenía razón cuando dijo que jamás podría ser correspondido por alguien como Eijiro. Y si alguna vez Eijiro llegó a sentir por él lo mismo, ya no importa en lo más mínimo, porque ahora, en definitiva, un nosotros es imposible si se trata de ellos dos juntos.

Los rumores sobre que era gay —que eran ciertos.— cesaron tras varios meses circulando por la pequeña ciudad. Ahora, la familia de Kirishima lo aprobaba como amigo de Eijiro, pero no como su novio, lo sabe muy bien.

Han pasado doce años. Y a su pesar, sigue tan enamorado de él, de vez en cuando cree que lo ama cada día más y más. Siente que nunca ha sentido nada tan incondicional e intenso por nadie más en toda su vida, en sus veintisiete años de vida, siente que Eijiro ha sido el único al que de verdad ha podido amar. Es por eso que no puede evitar llorar mientras camina por las calles de la ciudad hasta su destino, dónde por fin, tras tantos años, tendrá que ver cómo su amor jamás será aceptado, el lugar dónde tendría que dejar ir al amor de su vida, por mucho que quiera hacer todo lo contrario. Quiere no tener que alejarse de él, porque Eijiro siempre ha sido todo la que ha querido, desde
el inicio de su adolescencia. Le gustaría poder seguir luchando por él y por sus sentimientos, pero ya lo ve cómo algo imposible ahora que ya se encuentra allí.

Su smoking le da mucho calor, pero aún así, no hace nada, ni se arremanga las mangas ni se desata la corbata abrazada a su cuello, pues cree que hacer eso se vería demasiado informal para un evento como ese. No debe llamar la atención, cómo también debe mantener las formas, por mucho que le duela toda aquella situación, se ve obligado a acudir a ese sitio en esa fecha. Por mucho que no quiera y prefiere mil veces quedarse en su casa con tristeza en su corazón, pero al fin y al cabo, aunque esté triste, no tendrá que ver esto con sus propios ojos, que creen que tal vez no perdurarán toda la velada completamente secos. Toma asiento en uno de los bancos de la iglesia, mientras otros invitados al evento hacen lo mismo, dejando el lugar abarrotado de gente, pues a nadie le gustaría perderse algo como aquello, pero él, sí quiere no tener que estar allí.

Pronto, Eijiro entró en el lugar, dando por comenzada la velada. Se veía tan guapo como siempre, y ese smoking le quedaba de lujo, se ajusta a la perfección a él, cómo si el diseñador se hubiera inspirado exclusivamente en él. Cree que nunca se ha visto tan lindo cómo en ese momento, o al menos eso es lo que piensa Katsuki mientras ve cómo su amor platónico desde la adolescencia llega al altar. Y no pasará mucho tiempo hasta que Mina llegue, luciendo un elegante vestido blanco junto a un velo, sujetando con felicidad un ramo de tulipanes o cualquier otra flor. Mina va a hacer lo que él soñó durante toda su adolescencia, llevar a Eijiro al altar, casarse con él.

Y pronto sus predicciones se cumplen, y efectivamente, Mina entra luciendo un despampanante vestido de novia precioso, y tal y como él había pensado, lleva un ramo de tulipanes blancos y rosas. Eijiro y ella se encuentran en el altar, y se sonríen dulcemente, mientras Katsuki tan sólo piensan en que son la pareja perfecta.
La ceremonia avanza mientras Bakugou sigue perdido en sus pensamientos.

—Si alguien se opone a este matrimonio, que hable ahora o calle para siempre.

—¡Yo me opongo!—Exclama, pero es sólo en sus pensamientos.

No se ve capaz de detener aquella boda perfecta por mucho que desee hacerlo, pedirle a Eijiro que se vaya con él, incluso si se humilla a si mismo.

—Yo los declaro marido y mujer.—Declara el cura, mientras él sólo puede bajar la mirada con tristeza.

Y antes de que Eijiro bese a su recién declarada esposa, lo mira directamente a él, con unos ojos tristes que jamás ha visto en él. De repente, nota la tristeza de Eijiro durante toda la velada, no irradia felicidad cómo suele hacerlo con él.
Y todo, de repente, parece cobrar sentido en su mente. Eijiro siempre es un chico triste, pero cuándo se trata de él, siempre es feliz. Porque Eijiro siempre ha correspondido sus sentimientos, pero él, cegado con la idea de que por la familia que tiene Kirishima y sus ideales, no se percató nunca de que Eijiro siempre ha sentido lo mismo que él. Él jamás se dió cuenta, y ahora lamenta no haber sido lo suficiente listo cómo para entenderlo.

Y ahora que está besando a Mina, haciendo completamente oficial su matrimonio, nota cómo todo en su vida pudo haber cambiado si tan sólo
se hubiera percatado de lo que realmente sentía y aún siente Kirishima por él. Pero ahora, ¿Qué importa eso ahora? Cuándo el amor de su vida se está casando con otra persona completamente distinta.

Buenas. Este es el epílogo que prometí. Gracias por leer y espero que os haya gustado <3

•Freedom• (Bakushima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora