04; ¿Que hacer?

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Bakugou regresa echando humo por las orejas, demasiado cabreado como para saludar a sus progenitores que se le quedan viendo, Katsuki va directamente a la habitación dónde se encierra, sin querer salir de ahí.

Mitsuki, algo preocupada por su hijo, va hacia el cuarto, dónde trata de abrir la puerta sin éxito, normalmente en una situación cómo esa, simplemente explotaría y le gritaría a su hijo hasta que este se digne a abrir, pero esa no es una de esas ocasiones, pues sabe que su hijo no necesita gritos, o al menos no por ahora. Toca la puerta, pero aún así, no hace ningún movimiento para abrirla.

-¿Has tenido un mal día?-Pregunta a su hijo desde el otro lado de la puerta.

-La verdad, sí.

-¿Quieres hablar sobre ello? Tal vez te venga bien desahogarte.-Ofrece Mitsuki, esperando que Katsuki le conteste, pero tan sólo recibe una respuesta negativa.

-No quiero, y tampoco quiere salir si es que esa es tu próxima pregunta. Quiero quedarme aquí sólo.

El menor de los Bakugou escucha cómo su madre poco a poco se aleja de su habitación, dejándolo de nuevo en soledad. La verdad, está enojado por lo que le ha pasado a la salida de la escuela, pero no lo está con Eijiro como alguien podría creer. Sabe cómo es Kirishima, conoce su carácter, y sabe que así es como él hace las cosas, es así de obediente cuando se trata de sus padres, aunque a la vez es un rebelde hecho y derecho. Pero la obediencia de Kirishima no es lo que molesta a Katsuki.

Está enojado con el padre de este, está enojado consigo mismo. Kaito Kirishima nunca ha sido de su agrado, siente que es como un sargento que no le da ni una pizca de libertad a ningún integrante de su familia, mucho menos a su esposa. Sabe que la familia Kirishima es disfuncional aunque en público muestren todo lo contrario, son una familia que está prácticamente rota, no hay apenas vínculos amorosos entre ellos, y eso en cierta forma le enoja, que Kirishima no tenga la familia que se merece. Por otro lado, se siente culpable, ya que si él no hubiera accedido a colarse en casa de la familia, demasiado entusiasmado con la idea de poder celebrar el cumpleaños de Kirishima junto a él, no pensó en ese momento que eso podría derivar en un dolor físico para la persona que más quiere.

En realidad, está enojado con todo el mundo, pero con Kirishima, nunca.
Porque Eijiro es el que menos merece su enojo. Porque adora a Eijiro Kirishima más que a cualquier otra persona, porque no hay forma de sentir enojo y mucho menos odio por alguien como él.

Entonces, ¿que hacer? Sabe quién ha sido el culpable de las horribles heridas de su mejor amigo, pero ¿que puede hacer él al respecto? Kaito es un adulto, él apenas un adolescente. Ese hombre es padre de familia, con una esposa preciosa y dos hijos prometedores con un futuro brillante esperando a ambos, y lo más importante, si llega a hacer daño al padre de su mejor amigo, sabe que Eijiro jamás se lo perdonaría, porque si hay algo que Kirishima ama, es a su familia, más que a cualquier cosa.

Además, ¿Cómo explicar que el padre de la familia más perfecta y alabada de la ciudad podría estar hiriendo psicológicamente y físicamente al menor de sus hijos, y probablemente al resto de su familia? Nadie lo va a creer si es que dice algo al respecto, porque al fin y al cabo, él sólo es Katsuki Bakugou, el chico supuestamente gay de la ciudad, su palabra no ganaría contra la de Kaito Kirishima.

Quiere ayudar a su mejor amigo, porque de veras lo quiere y le duele saber que su padre puede llegar a hacerle eso o cosas peores sólo por tratar de disfrutar sus años de adolescencia, le jode no tener ni idea de que hacer para ayudarlo, demasiado inseguro para tratar de alzar la voz por Eijiro. De todas formas, no hay nada que el pueda hacer, lo más inteligente es esperar a que Kirishima diga algo por su cuenta, aunque sabe que eso será una misión imposible.

Está tan frustrado, ya que eso es una verdadera injusticia. Y lo peor para él es que ahora Kirishima no quiere ni dirigirle la palabra, quién sabe las cosas horribles que le han hecho o le han dicho. Decide no darle demasiadas vueltas y terminar con ese debate interno sobre lo que podría hacer para ayudar a Eijiro, pues ese ambiente doméstico no es bueno, para nadie. No quiere entrar más en el tema por lo que deja a su cerebro descansar por un rato, baja hasta la cocina y come algo para después hacer las tareas que le han mandado para el día siguiente, posteriormente, lee un libro, se mete a bañar y usa su celular, haciendo cualquier cosa para relajar su mente, que piense en algo que no sean las marcas que tiene Kirishima en su espalda hechas por su padre.

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Las cenas son incómodas, siempre lo habían sido, pero esta vez, se siente diferente, cómo si el aire fuera más pesado y el ambiente más abrumador. La cocina estaría en completo silencio si no fuera por los ruidos que hacen los cubiertos al ser movidos. Nadie dice nada, su padre no le dirige la palabra y ni siquiera lo mira, parece estar de lo más decepcionado con él, su madre no dice nada por la incomodidad que le genera el ambiente, y Tamaki tampoco le dirigía la mirada, y no porque lo odiara o se sintiera decepcionado, sino porque este se siente culpable, pues podría haber encubierto a su hermano menor y nada hubiera pasado y el ambiente en la residencia de los Kirishima seguiría siendo igual que siempre.

-¿Hasta cuándo va a seguir siendo así, papá?-Recrimina su hermano, con el ceño fruncido.

-¿De que hablas, Tamaki?

-¿Hasta cuándo no vas a dirigirle la palabra a Eijiro? Él ya ha sido castigado y ya ha obtenido su merecido por desobedecer. ¿Cuándo piensas volver a hablarle?

-Silencio, Tamaki. Es mi decisión cuándo volveré a hablarle a tu hermano.-Su padre le dedica a Eijiro una mirada rencorosa, y después añade.- Me voy a dormir.

-¿No vas a acabar la cena, cariño?-Pregunta su madre, cómo siempre demasiado respetuosa como para estar hablándole a su marido.

-Callate, Hanako.

A Kirishima le molesta demasiado la forma en la que su padre le habla a su madre, no tiene la mejor relación con ella, pero le molesta que este trate de esa manera a su esposa. Las mujeres deberían ser respetadas, o al menos ese es su punto de vista.

-No le hables de esa forma a mamá.-Reprende Eijiro.

Su padre lo mira con semblante serio, y antes de dirigirse a las habitaciones añade.

–Tú y yo hablaremos mañana, Eijiro.







•Freedom• (Bakushima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora