III.

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-Largo.

-Amo...

-Ya comí- Señaló la bandeja con los platos vacíos.

-Me alegro de que hoy haya comido.- Hannah sonrió y se acercó a tomar la bandeja.

-Si....digo es solo una sugerencia pero..¿no crees que sería conveniente que mi madre lo supiera?- La mujer sabía a qué se refería el príncipe, así que solo por esta vez decidió ayudarlo.

-Claro que su madre se enterará, quizás hasta le dé permiso de salir al pueblo.

-Claro. Ahora retirate.- La sirvienta salió de la habitación seguido de hacer una reverencia.

Alois se recostó sobre su cama, mirando el techo con su mente en blanco, recordar lo que había hecho minutos atrás antes de que Hannah llegara lo frustró y cerró los ojos.

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Se levantó con pesar, estaba apunto de anochecer y probablemente pronto vendría Leonor a "felicitarlo" por haber comido bien.

Que pena que eso no haya pasado.

Cuando escuchó que tocaban su puerta se ilusionó ingenuamente, dió el permiso de pasar y el enojo se apoderó nuevamente de él al ver a Hannah otra vez, pero sosteniendo un pergamino sellado con un listón verde.

Ahg, lo había hecho de nuevo.

-Amo, su madre me pidió.....

-¡Cállate!- Interrumpió.

-Pero amo...

-¡Cállate, largo!, ¡fuera de aquí!- Aventó un cojín hacia Hannah, quién al ver aquella reacción decidió dejar el pergamino sobre la cama y retirarse.

El rubio había comenzado a golpear la pared y su cama, provocando que algunos de sus nudillos se abrieran, provocando un terrible ardor.
Cuando consideró que ya se había calmado decidió tomar la nota que había quedado intacta a pesar del alboroto que había provocado momentos atrás.

Hannah me contó que hoy comiste todo lo que había en los platos, te felicito, ojalá así sea en la cena y en la comida de mañana.
Y no Alois, no tienes permiso de salir aún.
-Leonor, tu madre.

-"Bruja"- Se dijo para sus adentros arrojando la nota por la ventana.
-¿Se cree que puede prohibirme salir así como así? Ahg, ¡no soy tu estúpido prisionero!- Exclamó e intentó respirar hondo.

Si su madre no lo dejaría salir, el mismo lo haría por su cuenta.

-Hannah, voy a tomar una siesta, quiero que no dejes entrar a nadie a mi recámara.- Ordenó cuando salió de su habitación y se encontró a la mujer de cabellos blancos en el pasillo.
-Entiendo. ¿Pero y la cena?

-No la lleves hasta que te lo ordene. Mi madre, ¿salió?, ¿cuando vuelve?

-Esta misma noche. Tengo entendido que solo fué de visita al reino de su tío.

-Ahg, que innecesario ir hasta allá. Bien, me voy.- Bufó y entró nuevamente para colocarse aquella desgastada capucha que se encontró "por ahí", antes de volver a salir se fijó que nadie estuviera cerca, puso seguro a su puerta y con sumo sigilo bajó hasta la parte trasera del castillo y salió por la puerta de servicio, milagrosamente sin ser visto.

Por fin respiró aire fresco.

Se alejó un poco del castillo y se adentró al bosque con claras intenciones de llegar al río, a esas horas nadie iba para allá debido al miedo de que algún animal pudiera atacar.

No contaba con que alguien siguiera ahí.

Caminó entre los árboles, pero paró en seco al ver a alguien a la orilla del río.

-¿Quién anda ahí?- Maldición, lo habían escuchado.

-¿Elizabeth eres tú?- ¿Elizabeth?, ¿acaso venía acompañado?

-¿Hay alguien por aquí?- Escuchó aquella voz más cerca, intentó caminar con sigilo pero al darse la vuelta brincó del susto, el chico estaba enfrente suyo.

-¡Carajo!- Exclamó el príncipe.

-Lo siento, ¿te asusté?- Preguntó Ciel con voz baja.
-No, para nada- Respondió sarcástico pero se quedó mudo cuando pudo apreciar bien a la persona que tenía enfrente.

Cabello azúl y ojos por igual, casi de su estatura y de piel pálida, le resultaba misterioso que tuviera un parche en su ojo y sorprendente que no estuviera usando protección alguna contra el frío.

-Lo siento. ¿Cuál es tu nombre?

-Yo soy....eh....Alois.- Respondió dudoso, no quería decirle su apellido porque probablemente supondría quien era, y no quería eso.

-Yo soy Ciel Phantomhive.- Hizo una pequeña reverencia.

-Un gusto, Ciel. ¿No eres de por aquí verdad? Nunca te había visto.

-Oh, ah, sí vengo del reino vecino.

-Ah.- Intentó aguantar la risa, le causaba gracia recordar el aspecto del reino de su tío, que "sin faltar al respeto" era muy feo, lucía bastante aburrido a diferencia del suyo.

-¿Qué te trae por aquí?, es decir, nunca tenemos visitas.

-Vine con mi hermana a buscar trabajo, a decir verdad resultó más fácil aquí que en nuestro pueblo.

-¿Hermana?

-Bueno... realmente es mi prima, pero vivimos juntos así que...es como mi hermana.

-¿Viven solos?- Preguntó intentando esconder sus intenciones de saber todo, o la mayoría sobre el chico.

-No. ¿El interrogatorio terminó?- Respondió con gracia.

-Soy alguien muy curioso.

-Sí, ya lo veo.- Sus ojos bajaron hasta las manos del chico, se sorprendió al notar que sus nudillos se veían heridos.
-¿Qué te pasó en la mano?

-Ah, nada..

-¡Ciel!, ¿dónde estás?- Al escuchar aquella voz femenina el rubio se echó a correr, no tenía intenciones de "socializar" con alguien más que pudiera reconocerlo.

Ciel solo pudo observar como Alois se marchaba, curiosamente ni siquiera pudo ver su rostro con claridad debido a la capucha que llevaba puesta.

-¡Aquí!- Gritó para que Lizzy lo ubicara.
-¿Solo estás tú? Creí haber escuchado otra voz.

-Si, solo estoy yo.- Respondió, creyó que no tenía caso decirle de la persona que había conocido, así que no mencionó nada al respecto y emprendieron viaje a su pueblo.

'•'•'•'•

Hola-
Sí, actualicé pronto, hurra.
Bueno, saben que esta historia es sobre Ciel x Alois, sin embargo no tengo claro quien será el dominante y quien el pasivo.
Así que lo someteré a votación.

Comenta una ♟️ si prefieres que Ciel sea dominante.

Y una 🕷️ si prefieres que Alois sea dominante.

Gracias por leer.
(Perdón si hubo faltas ortografícas, sigo mejorando).
-SASCHA MILLEN

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