XVII.

76 4 2
                                    

-Largo.

-Su alteza, soy yo.

-Ah. Adelante Sebastián.- Dice tranquilo, Ciel está en una cama dormido, ya respira con normalidad y eso hace que Alois también lo haga tranquilamente.

-¿Ya ha venido el doctor a revisarlos?

-Sí, ya los revisó a todos.

-¿Cómo están exactamente?- Se acerca y observa a su "bocchan" durmiendo como si nada.
Aquél apodo apareció cuando Sebastián lo encontró, ya que Ciel era increíblemente parecido a un conde por su extraña arrogancia y costumbre a mandar a todos, mientras él solo parecía un simple mayordomo.
Era como un amo y un perro.

-Wolfram dijo que su mano está muy mal y tardará en recuperarse, pero dijo que su pierna estará bien ya que no fué un corte profundo. Y en cuanto a su torso...pues dijo que le dolerá mucho por unos días pero no sería nada grave.- Explicó brevemente lo que el doctor había dicho. De cierta forma es chistoso porque tres guardias tuvieron que asegurarse de que el doctor llegara sano y salvo, ya que todavía no descartaban que los franceses llegaran hasta acá.

-Vaya. Pues creo que ni siquiera lo notará, no le gusta caminar, prácticamente odia levantarse de la cama. ¿Elizabeth cómo está?- Ríe al igual que el príncipe por el comentario.

-Elizabeth se golpeó en la frente, le dolerá por algunas semanas pero no hubo nada tan grave, el corte de su abdomen sanará también, pero ese fué más profundo, Claude dijo que había varias cosas haciendo presión sobre ella, por eso le duele el cuerpo, pero no es nada malo, se recuperarán casi al mismo tiempo. Pero, Sebastián.

-¿Sí?

-Ella llegó con un sobre entre sus brazos y no lo quiso soltar, tampoco quiere decir qué es ni pronunciar ninguna otra palabra.- Informa esperando que Sebastián pueda darle alguna idea o saber qué es.

-¿Un sobre? En casa no teníamos nada de eso.

-Ok, escucha. Necesito que trates de investigar qué es, si algo personal suyo está bien, no necesito detalles, pero ya sabes... tengo curiosidad.

-Entiendo... veré qué puedo hacer.

-Gracias. ¿Cómo están aquellos chicos que trajimos?- Pregunta ansioso de que Ciel despierte, es cierto que seguro está increíblemente cansado, pero Alois ya no puede esperar.

-Ah, es cierto, a eso venía. La mujer tiene una quemadura algo grave en el brazo, se lastimó una pierna de gravedad y el hombre tiene una quemadura no tan grave en la parte izquierda del cuello.- Sebastián permanece quieto dando la explicación, no puede pasear por el cuarto de su alteza como si nada.

-Bien, en un rato hablaré con ellos.- Dice y finaliza la larga conversación con una pregunta más:

-Leonor... ¿dónde se ha metido?

-Su majestad la reina no ha parado de enviar cartas a Francia, ya está enterada de la situación.

-Hm, está bien. Ya puedes irte Sebastián.

-Gracias, su alteza.- Pronuncia y sale del lugar.

Alois recuesta su cabeza sobre la cama y toma la mano de Ciel para sacudirla.

Y es gracioso, porque en ese momento el susodicho abre los ojos.

-¡Phantomhive!- Grita emocionado y el peliazul pasea su vista por el lugar.
-¿A...Alois?

Haunted Donde viven las historias. Descúbrelo ahora