Haunted

XI.

-Largo, porfavor.

-En seguida, solo he venido a comunicar que su madre estará ausente hoy hasta mañana.

-¿Qué?, ¿por qué?, ella prometió que cenaríamos juntos.

-Dijo que la reina Victoria, de Londres necesitaba hablar urgentemente con ella.

-Y para colmo fué hasta allá. Retirate Hannah.- Acató la orden y se fué, dejando a un Alois serio y por dentro, molesto.

(...)

Los días habían pasado, y con ellos varios acontecimientos.
Sebastián había aprobado todas las pruebas necesarias y había hecho el juramento de lealtad, el cual, si faltaba podía ser condenado incluso a la muerte, por lo que oficialmente el azabache era un caballero de la guardia real.

Ciel había avisado a Alois lo que sucedió con Lizzy, el rubio actuó sorpresa y preocupación, sin embargo para no levantar sospechas de ningún tipo le pidió a la comisaría que investigara, de igual forma no había pistas, ni testigos y mucho menos un sospechoso.

A la familia Michaelis Phantomhive Midford le había empezado a ir muchísimo mejor, y aunque no estaban ni cerca de ser millonarios ya no pasaban hambre ni frío y podían comprar ropa de mejor calidad.

Y así fué como llegaron al último día del año.

Al igual que en navidad, durante el día el pueblo estaba casi desierto, la diferencia era que esta vez era un día tranquilo sin planes psicópatas.

El príncipe estaba en su habitación haciendo nada, solo hablando con Sieglinde, que ahora era algo así como su amiga.

-¿Qué usarás para año nuevo Alois?

-No lo sé, no me importa. Seguro que en un rato alguien viene a darme una sugerencia. ¿Tú?- Alois estaba boca arriba sobre su cama mientras Sully sentada en una silla veía el cielo por la ventana.
-Un vestido... verde.

-¿Otra vez?

-¿Cómo que "otra vez"? Esta vez será verde árbol, en navidad fué verde pistache.- No sabían en qué momento empezaron a coincidir y hablar, pero era algo cómodo.

-¿Escuchaste que Elizabeth fué atacada y la policía está investigando?

-Por supuesto que sí, yo fuí quién ordenó a la que lo hicieran. Pero no hay pistas ni nada.

-¿Cómo que no? La chica dijo que el atacante llevaba botas café con moños morados.- Ante ello el corazón del rubio se detuvo por un segundo, ¿cómo mierda pudo olvidar ese detalle?, y más importante, ¿por qué Elizabeth no dijo nada en el momento?
Rápidamente se levantó y discretamente empujó aquellas botas bajo la cama.
-Ah.

-Sí, bueno, debo irme. Nos vemos en la noche.

-Claro, con cuidado.- La chica tomó sus muletas y se retiró.

Nadie nunca llegaría siquiera a sospechar de él, ¿quién no usaría botas cafés con moños morados?, hasta cierto punto era una pista algo inútil.

(...)

El sol había desaparecido y la luna aparecido, todos estaban algo eufóricos y emocionados por la entrada de un nuevo año.

-Cielito, te vez muy bien.- No mentía, su enamorado tenía aspecto de un conde arrogante que demandaba respeto.
-Tu también luces muy bien.- El mayor tomó al príncipe por la cintura y comenzaron a caminar al rededor de la plaza central dónde se llevaba acabó el festejo, para luego simplemente alejarse un poco sin que alguien lo notara.
-¿Haz comido bien?