II.

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-¡Largo!

-Pero amo, no comió nada.

-¡Porque no tengo hambre!- Enfadado, Alois aventó un cojín hacia Hannah, provocando que esta soltara la bandeja con los platos de comida, rompiéndose y manchando el suelo.

La miró asimilando lo que había hecho, se agachó y ayudó a Hannah a recoger los fragmentos de vidrio con sumo cuidado de no cortarse.
Pasos hacia la habitación fué lo que Alois escuchó para después ver a su madre entrar con expresión molesta.

-¿Y así quieres salir al pueblo?, peor, ¿ir hasta el río?- Hannah se levantó del suelo con todo recogido sobre la bandeja e hizo una pequeña reverencia.

-Si me permite su majestad, yo he tenido la culpa esta vez.

-Hannah no trates de encubrirlo.

-Verá...cuando vine a entregar el desayuno...- Dejó la bandeja sobre una pequeña mesa que estaba al lado suyo y recogió el cojín que Alois había lanzado hacia su dirección anteriormente.
-A mi amo se le cayó esto, y antes de que el pudiera recogerlo me tropecé.- Leonor suspiró.
-Aún así Alois, sigues castigado.- Salió de la habitación junto a Hannah dejando al príncipe enojado, nuevamente.
-Veremos..- Dijo.

'''''''

-¡Bien!, vámonos.- Elizabeth tomó aquella bolsa de tela algo fea, irían a visitar el "Reino de la Araña" y esperaban poder traer algo a casa.

-¿Crees que los aldeanos sean amables?- Estaban a poco tiempo de llegar, no caminaron más de veinte minutos debido a la cercanía de el pueblo con el otro.
-Espero...-
Pronto escucharon una buena cantidad de ruido, ya habían llegado.

Elizabeth se emocionó bastante en cuanto lo vió, era un pueblo muy movido y pintoresco, a diferencia del suyo, que sinceramente lucía bastante pobre, deprimido y descuidado.

-Creo que...es aquí..-
Ciel esperaba un pueblo bastante agradable, pero esto superaba sus expectativas.

-¡Hey, ustedes dos!-
Ambos chicos temieron un poco cuando un hombre de cabellos rubios se dirigió hacia ellos, provocando que todos voltearan hacia su dirección.
-No son de por aquí, ¿cierto?-
Suspiraron con tranquilidad al notar el ánimo del hombre, que tenía una gran sonrisa en el rostro.
-Venimos de visita.

-Pues mucho gusto, escuchen, yo soy el mejor panadero de este pueblo, Baldroy, pero aquí todos me llaman Bard.-
Comentó mientras entraba y salía nuevamente de su panadería entregándole a Ciel una bolsa de papel con dos panes.
-¡Bard!-
Una mujer pelirroja de ojos marrones se unió a la escena junto con un muchacho vestido como jardinero.
-¡Ah, Tenemos visitantes!- El chico le entregó a Elizabeth la flor que casualmente tenía en la mano.
-Aww, ¡gracias!

-¡No agradezca señorita!, soy Finnian, pueden decirme Finny.

-Yo soy Mey-Rin, pero aquí todos me llaman Mey.-
Finnian y Mey tenían un pequeño negocio donde vendían todo tipo de flores y plantas, y de vez en cuando Bard les ayudaba a atenderlo.

-Yo soy Ciel Phantomhive, ella es Elizabeth.- Se presentaron y los aldeanos comenzaron a acercarse, como si nunca hubieran visto un humano que no fuera de su pueblo, haciéndolos retroceder.

-¡La reina y el príncipe se podrían felices si vieran que hay visitas!

-Eh...¿No tienen visitas seguido?- Preguntó Lizzy.

-No a decir verdad.- Respondió Finnian.

La gente comenzó a platicar con los jóvenes aún confundidos por las preguntas que hacían, como "¿De dónde vienen?" o "¿Qué los trae por aquí?"

-Venimos del reino de Arnold Trancy.- Respondió Ciel.

-¡Así que vienen de aquí cerca!- Una voz femenina se alcanzó a escuchar, una mujer bien dotada, y según Lizzy, con un increíble gusto para vestir se acercó.

-Yo soy Nina Hopkins, la mejor fabricante y diseñadora por aquí.

-Un gusto, soy Ciel Phantomhive y ella....- Antes de terminar de hablar miró la cara de Lizzy, una muy emocionada.
-¡Soy Elizabeth Midford!

-¡Vaya! Es un nombre muy fino. Y usted señorito, parece ser alguien muy educado, mucho gusto. En fin, ¿qué los trae por aquí?- Elizabeth y Ciel voltearon a verse, se les había olvidado porqué estaban aquí.

-Bueno... realmente venimos a buscar trabajo.- Los aldeanos que escucharon aquellas palabras se sorprendieron, nadie visitaba al Reino y que ahora incluso quisieran trabajar ahí les sorprendía mucho.

-Trabajo.... ¿se mudarán aquí?

-¿Eh?, no, solo.... venimos a eso..

-¡Ah! Ya comprendo, a ver, pensándolo bien me hace falta alguna persona que me ayude a entregar los pedidos que hace la familia real. ¿Pueden ayudarme con eso?- Lizzy se giró hacia Ciel con cara de: "¿aceptamos?", aunque este no estaba muy seguro de que fuera tan fácil conseguir un empleo en ese pueblo.

-¡Acepto!- Exclamó la joven.
-¡Bien!, ¿será que mañana puedes venir a las diez en punto? La puntualidad es importante para mí.

-Claro.- Lizzy sonrió con calidez, enterneciendo a los presentes, incluso a Ciel.

-Hey, ¿que tú no necesitabas asistente de panadería?- Hopkins se acercó a Bard, quien apenas la vió rodó los ojos.

-Si si Hopkins, necesito asistente para la panadería, ya saben, quién pueda atender a la gente cuando estoy en la florería que manejan Mey y Finnian y cosas así. Ambos podrían turnarse los trabajos.-

La cara de Ciel se iluminó, la idea de que comenzarían a trabajar mañana lo tranquilizó, sin mencionar que ese mismo día ya llevaban pan para cenar.

-Muchas gracias, mañana sin falta estaremos aquí.- Mencionó Ciel sonriendo levemente.

Oh, pobre mariposa en desgracia, no sabía que se estaba acercando a una telaraña, de la cual, le sería imposible escapar.

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Perdón- por tardar tanto... pero ya está aquí.
Gracias por leer
-SASCHA MILLEN

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