La luna - siglo XXXI
Apenas recordaba la última vez que miro aquel lugar en ruinas de nuevo, si era cierto que el reino de la luna había sido reconstruido una vez la batalla contra Blackmoon acabo en su tiempo, su padre siempre le hablo de como ese lugar fue el origen de su familia y ella procuraba estudiar lo más que podía sobre los selenitas que vivieron allí en los tiempos de su abuela Serenity. Los pocos textos que aún se conservaron intactos le sirvieron de mucha ayuda durante esas noches de estudios. Cuando tenía apenas cuatro años el día que visitó las ruinas del reino en compañía de su padre y su madre, la reina le contaba historias sobre sus días cuando era una princesa y ella escuchaba con atención maravillandose por sus anécdotas que llegaban a ser divertidas en algún punto, después de ese día no regresaron más, cuando la batalla contra el gran sabio acabo y el cristal de plata sano la galaxia supo que el reino lunar había sido reconstruido, tuvo deseo de ir pero siempre terminaba postergado el viaje por tener que irse al pasado.
Cerro sus ojos buscando la energía de su madre, sabía que estaba entre las ruinas pero la energía que desprendía la reina irradiaba calma como si durmiera. El sonido de sus tacones eran el único sonido que podía oírse en aquel páramo destruido. Un jadeo escapó de sus labios al ver la torre de cristal alzada en medio de las ruinas, en su interior reposaba el cuerpo de su madre inconsciente como lo vio muchas veces después de ser atacada por la familia de Blackmoon, se preguntaba cómo era posible que aún llena de oscuridad y haber hecho actos atroces el cristal de plata siguiera reconociendola y manteniendo un brillo puro, por otro la ella nunca pudo mantener su dominio sobre él al convertirse en Blacklady perdiendo todo reconocimiento del cristal plateado hasta el punto de ser expulsada del mismo palacio de cristal, —ironía—, pensó para sí. Se acercó lo suficiente tocando el cristal, miro a su madre, la media luna en su frente, el vestido no era blanco si no de un color gris y los bordes dorados pasaron a ser de un profundo color negro, verla en ese estado le parecía tan extraño que llegó a pensar no era su madre por un momento, pero al ver sus facciones supo que sí, era ella sin lugar a dudas.
—Mamá...—los ojos de la reina poco a poco fueron abriéndose y el cristal de plata a su alrededor fue retrocediendo dejándola en completa libertad. La rubia le observó fijamente analizando su apariencia.
—Has despertado, tu energía es distinta—Rini retrocedió al verla acercarse—: reclamaste el poder del cristal dorado en el pasado, pero sabes que no puedes usarlo en el futuro.
—Claro que podre—Rini levantó sus brazos apareciendo un báculo rosa semejante al que su madre usaba al convertirse en Eternal Sailor Moon durante sus días como sailor—: lo siento tanto mamá.
—Supongo que las dos moriremos aquí, donde mi historia comenzó hace tantos siglos.
Para sorpresa de la pelirosa, por primera vez después de muchos años su madre volvió a transformarse en Sailor, una Sailor completamente distinta. La insignia en su frente había sido reemplazada por una estrella plateada, su traje blanco acompañado de una larga capa del mismo color y su báculo alado brillando en sus manos.
—¿Qué eres? ¿Por que aún puedes usar el cristal de plata?—Serena miro sus manos al escuchar su pregunta, una sonrisa ligera adorno sus labios.
—Pense que quizás fui dominada por la oscuridad, infectada por Caos pero no es así...yo tengo este poder como parte de mi, soy la luz y oscuridad—levanto el báculo—: soy la guardiana del cosmos y al mismo tiempo soy el caos regente, acabaré con todo este daño que tú has causado.
—Es cierto, yo cause daño por alterar el futuro pero...¡Tu hiciste mucho más!—Rini corrió hacia ella con su báculo, Serena la detuvo con el suyo mirando sus orbes color rubí—: ¿Por él? ¡Pensaste en mi cuando acabaste con todos!
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Eclipse de Luna
RandomHabían pasado varios meses desde que pudieron vencer a Sailor Galaxia, el horizonte les dibujaba un hermoso futuro lleno de paz donde las ilusiones y los sueños podrían cumplirse. Sin embargo la vida tiene dos caminos; Serena había escogido seguir...