Capítulo 21

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Adhara termino cayendo al suelo, la sangre escurría por su nariz y labios, observó a la mujer ante ella sin poder creer que se hubiese atrevido a tocarla. Sailor Naos llevó uno de sus mechones castaños detrás de su oreja sin dejar de verla con furia. La ojiazul apretó con fuerza sus manos convirtiéndolas en puños.

—Eres una traidora, ¿Lo sabes?—Sailor Naos piso su espalda con su pie derecho moviendo el talón fuertemente causándole un profundo dolor—: debería matarte ahora.

—E–Ella...—un gemido de dolor escapó de sus labios—: ¿Por qué condenarla?

—Aoi, pequeña y estúpida niña—la de cabellos magentas miro a su hermana confundía por el tono despectivo de su voz—: no me interesa la venganza de nuestra reina, no me importa si muere o vive, el reino se puede ir al infierno, lo único que de verdad deseo es destruir a las Sailor del sistema solar y demostrar que soy más fuerte.

—Entonces la traidora eres tú—como pudo golpeó su pierna apartandola de ella, escupió la sangre de su boca sintiendo el ardor en sus labios—: amo a mi madre, ella me dio la vida y cuido de mi al igual que de todas nosotras, pero tú... tú eres la verdadera traidora, solo te importa el poder no salvarla.

—Mientras la reina me de buenos conejillos con los que practicar mis poderes no me interesa en lo más mínimo salvarla, además; ¿Estás segura que hay algo que salvar?

La furia término de envolver a Sailor Adhara, la energía de su cristal comenzó a rodearla hasta el punto que sus ojos azules azul se veían brillantes como dos pequeñas estrellas. Naos retrocedió, apareció en sus manos su báculo para defenderse, sin embargo este comenzó a congelarse al igual que la habitación.

—¿No pensarás matarme hermana?—Aoi movió sus manos apareciendo dos lanzas de cristal, estás daban vueltas en el aire reflejando la luz de las lámparas en ellas—: Aoi...¡Espera Aoi no lo hagas!

—Lo dije en mi juramento, nadie hará con la reina lo mismo que sus antiguas guardianas—las lanzas salieron volando contra Naos clavándose en su cuerpo, la fuerza del impacto la término por clavarla contra uno de los pirales, la sangre comenzó a manchar el cristal de las lanzas.

—A–Adhara...p–por... qué—Adhara se acercó retirando las lanzas de su cuerpo. Tomo a la sailor en brazos recostandola en sus piernas al sentarse en el suelo. Los ojos de Naos la miraron fijamente.

—Ella nos ama, en su corazón hay amor...—mientras hablaba sus manos se llenaron de una energía plateada que lentamente comenzó a sanar las heridas de su hermana—: su corazón está herido y nuestro deber es cuidar de ella...lo juramos, debemos mantener ese juramento.

—Yo...—cerro sus ojos ignorando la mirada de reproche de la ojiazul—: ¿Por qué la quieres tanto? No naciste de su vientre, fuimos creaciones.

—Quizás en algún momento nuestra misión se cumpla pero...¿Crees que es correcto el mundo sufra por errores de otros?

—No, aún así...¿Por qué?

—Realmente no lo sé, es algo en mi...—la Sailor llevo sus manos hasta la altura de su pecho—: aquí siento algo, es como si mi deber sea protegerla y hacerle ver la realidad, la reina no está sola nos tiene a nosotros pero no puede verlo, es como si la realidad estuviese envuelta por un eclipse.

—Eso significaría que la luna está eclipsada—Adhara asintió—: eres muy problemática, me dolió el ataque.

—Nunca te mataría, pero se que tu si lo harías y esa es la diferencia de las dos—la de cabellos castaños rompió a reír—: tenemos que ir a la tierra.

—Sí, desde hace unos días Sailor Atria está luchando sola y las Sailor han demostrado ser más poderosas.

Ambas se alzaron del suelo, miraron una vez más el ataúd de cristal donde yacía el cuerpo de Seiya antes de salir dejando sola la habitación o al menos eso pensaron.

Eclipse de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora