Recordaba las muchas veces que paso por aquel mismo corredor sonriendo al imaginar las miradas brillantes de sus padres pero en especial la sonrisa de su madre. Amaba a sus progenitores sin importar el tiempo en el que estuviese, quizás ella era una persona malcriada y terca que era capaz de hacer sentir inferior a Serena Tsukino con sus comentarios hirientes, pero la amaba pues era su madre y por ella o Darién haría lo que fuese para verlos feliz, esa era la razón por la que luchaba contra las tormentosas ráfagas de viento que comenzaban a golpear contra su pequeño cuerpo.
Tropezó con sus propios pies y sin poder evitarlo rompió a llorar presa de las emociones que la envolvían. Sabía que no podía permanecer más tiempo allí o se perdería sin encontrar la salida, la llave del tiempo en sus manos brillaba mostrandole el camino a seguir. Sin dejar de temblar se alzó limpiando las lágrimas de sus ojos, ida y llena de dolor camino hacia la luz que comenzó a mostrarse ante sus ojos. Todo el peso del futuro cayó en sus hombros una vez vislumbró la luz del sol, sonrío antes de caer desmayada sobre la hierba.
Dos figuras la miraron caer sorprendiendose por la forma en que aquella puerta color blanco apareció y al abrirse una niña herida con sus ropas destrozadas aparecio dando la apariencia de ser una indigente. El joven de cabellera castaña corrió hasta ella tomando su pulso y no pudo evitar sentir alivio al saber que vivía.
—Debemos llevarla al palacio, esta niña esta muy mal—el peliplata asintió, sin embargo se sentía extraño al ver a la joven pues le recordaba alguien y no estaba seguro de quién era—: Yaten, ¿lo sientes?
—Su poder, se parece a...—no terminó su frase pues el castaño levantó a la menor caminando con ella hasta el castillo donde se encargarían de darle atención médica hasta que pudieran interrogarla. Mientras los seguía no podía evitar sentir que esa niña de cabellera rosa era idéntica a la joven que protegieron con sus propias vidas, se percato que la menor abría un poco sus ojos, sus orbes rubí lo miraron por un segundo antes de caer nuevamente inconsciente.
Yaten sufrió un escalofrío al ver su mirada melancólica por un momento penso en verla a ella, se preguntó si serían parientes pues ambas parecían compartir algo especial. Se alejó de su hermano para ir en busca de la princesa y Seiya, estaba consciente que revivir el recuerdo de Tsukino causaría muchos sentimientos en Seiya.
Taiki por otro lado se permitió dudar entre la relación de ambas mujeres, sin embargo, una vez la dejó en una de las camillas de la enfermería observo sus finos rasgos, su nariz pequeña y labios hinchados posiblemente por algún golpe, las secuelas de una pelea reciente podía verse en sus múltiples hematomas en las mejillas y brazos, el vestido rosa que usaba rasgado hasta los muslos y sus pies descalzos igual de lastimados que el resto de su cuerpo. Miro la insignia dorada en su frente —una media luna— pensó lleno de sorpresa pues una sola mujer conocía con aquella marca real.
—Serena—termino haciéndose a un lado al ver a las enfermeras acercarse para limpiar las heridas—: ¿dieron aviso a la reina?
—Aún no—la mujer de cabellera rosa trato de limpiar las manos de la joven pero le era imposible deshacer el puño donde sostenía firmemente un pequeño objeto—: joven Taiki necesito su ayuda.
El castaño se acercó tomando su mano con suavidad acariciando sus dedos levemente dándose cuenta como ella poco a poco muy a pesar de su inconsciencia comenzaba a relajarse hasta abrir su mano, un jadeo escapo de los labios del joven al mirar el broche rosa en forma de corazón junto a una pequeña llave dorada.
—Imposible...—tomó ambos objetos entre sus manos y miles de imágenes de una batalla pasada pasó por su mente, en cada uno de esos recuerdos miraba aquella sailor que en un momento considero un estorbo hasta que al final entendió la realidad volviéndose una de las personas más importantes de su vida que llegó solo para marcar la diferencia—: ¿Quién eres?

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Eclipse de Luna
RandomHabían pasado varios meses desde que pudieron vencer a Sailor Galaxia, el horizonte les dibujaba un hermoso futuro lleno de paz donde las ilusiones y los sueños podrían cumplirse. Sin embargo la vida tiene dos caminos; Serena había escogido seguir...